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Pellegrini se la juega en el Clásico y Guardiola tan tranquilo
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José Félix Díaz

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José Félix Díaz

Pellegrini se la juega en el Clásico y Guardiola tan tranquilo

El Real Madrid se juega algo más que una Liga el sábado. Guardiola puede fallar y su crédito continuará intacto, pero para Pellegrini es la última

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Pellegrini se la juega en el Clásico y Guardiola tan tranquilo

El Real Madrid se juega algo más que una Liga el sábado. Guardiola puede fallar y su crédito continuará intacto, pero para Pellegrini es la última baza que tiene en su mano para continuar en el banquillo del club blanco. La afición madridista le sigue apoyando, pero una derrota ante el Barcelona sería su condena. Definitiva y sin vuelta atrás. Perder significará que lo que hay no vale y que la solución pasa por dar un brusco giro al proyecto deportivo. Y ya saben que el entrenador es el primero que cae en esas circunstancias. Nunca falla y el chileno tiene está en el punto de mira.

 

En la zona noble del Bernabéu sorprende los resultados de distintas encuestas que han llegado a su poder y cuyos resultados ratifican al técnico,  al recibir más apoyo del que se esperaba por el juego y resultados del equipo. La sensación que transmite el aficionado madridista es que demanda estabilidad. Los que mandan en el actual Real Madrid saben que esa continuidad no puede llegar sin éxitos, sin títulos, de ahí que la última opción del ex del Villarreal pase por llevar una nueva Liga al museo blanco. No hay más.

 

 

Por una vez, y sin que sirva de precedente, los tópicos típicos que tanto acostumbramos a usar en la Prensa deportiva, se han quedado atrás, pequeños y poco descriptivos a la hora de hablar de lo que estará en juego el próximo sábado a partir de las diez de la noche. En cada ocasión en la que Real Madrid y Barcelona se cruzan en el camino se habla de choque decisivo y trascendental. Es más, algunos llegan a afirmar que es el encuentro del año e incluso del siglo, cuando a los pocos meses hay otro, con idénticos rivales, estadio distinto eso sí, pero con la misma pasión y rivalidad que bordea los límites de la locura. Ahora, el panorama ha superado a la ficción y todo lo que se diga en esta ocasión se queda pequeño para describir lo que habrá en juego en el Santiago Bernabéu

 

Pocas Ligas han tenido el desenlace de la presente. Un campeonato de dos tiene estas cosas y como nadie se atreve a discutir o tan siquiera poner en duda la tiranía de Real Madrid y Barcelona, nos encontramos con una Liga que se decide en dos partidos. El primero se jugó en los últimos días del mes de noviembre y en el Camp Nou el equipo de Pellegrini fue mejor, pero no supo ir a por el partido. Faltó ambición blanca. Desde ese partido, unos y otros se las han apañado para llegar igualados a la cita del Bernabéu. Es como si quisieran dar emoción a un campeonato light, bajo en competitividad. La consecuencia de esa tremenda superioridad es que nos encontramos, esta vez sí, ante algo más que un partido.

 

Los profesionales quieren quitar presión y dicen que no, que después hay más partidos y puntos en juego, pero ellos saben que mienten como condenados. El que gane el sábado ganará la Liga y tanto en Madrid como en Barcelona son conscientes de que es así. Y es que por primera vez, y esta vez sí que es verdad, estamos ante el partido del año o si quieren del siglo. Y es que tardarán muchos años antes de que un Clásico vuelva a tener el escenario del actual. La victoria en el Bernabéu supone dos partidos de ventaja con respecto al rival (tres puntos y un cuarto con el goal average) y eso ahora mismo es una distancia insalvable.

 

Aquí ya dijimos meses atrás que todo apuntaba a un Clásico con sabor a Liga. La gran diferencia de Real Madrid y Barcelona con el resto de los mortales invitaba a pensar en algo así. Y es que se puede dar la circunstancia de que el equipo blanco encadene una racha de diecinueve victorias, más un empate en los últimos veinte partidos de Liga y no ser campeón.Y es que a Ronaldo, Higuaín y compañía no les vale el reparto de puntos.  Es lo que hay, para bien y para mal. En el aspecto positivo por la emoción, por lo que se va a poder vender el partido y por lo mucho que hay en juego. Por lo negativo, el abismo que hay entre el choque del sábado y el resto de partidos. No hay color.

 

 

El Real Madrid se juega algo más que una Liga el sábado. Guardiola puede fallar y su crédito continuará intacto, pero para Pellegrini es la última baza que tiene en su mano para continuar en el banquillo del club blanco. La afición madridista le sigue apoyando, pero una derrota ante el Barcelona sería su condena. Definitiva y sin vuelta atrás. Perder significará que lo que hay no vale y que la solución pasa por dar un brusco giro al proyecto deportivo. Y ya saben que el entrenador es el primero que cae en esas circunstancias. Nunca falla y el chileno tiene está en el punto de mira.