Es noticia
Salvemos el fútbol; aún estamos a tiempo
  1. Deportes
  2. El Palco
José Félix Díaz

El Palco

Por
José Félix Díaz

Salvemos el fútbol; aún estamos a tiempo

Aún estamos a tiempo. No soy amigo de refranes, dichos o frases hechas, pero el panorama actual del fútbol invita a pensar aquello de 'cualquier tiempo

Foto: Salvemos el fútbol; aún estamos a tiempo
Salvemos el fútbol; aún estamos a tiempo

Aún estamos a tiempo. No soy amigo de refranes, dichos o frases hechas, pero el panorama actual del fútbol invita a pensar aquello de 'cualquier tiempo pasado fue mejor'. Lo sucedido en los últimos meses, o si quieren semanas, me han llevado a parar, pensar y comprobar que nuestro fútbol camina por derroteros equivocados, de complicada salida.

Añoro ese tiempo en que se hablaba de fútbol, de lo que pasaba sobre el terreno de juego. Y lo mejor es que se debatía, se enfrentaban posturas y no pasaba nada. Hasta la siguiente. Ahora no. Alguna corriente extraña, creo yo más motivada por el negocio, por el show puro y duro, ha llevado a los periodistas a hablar desde la camiseta, sintiendo los colores y el escudo. Ya se ha dejado de ser periodista de éste o de aquel medio de comunicación, para ser periodista de club, de equipo. Triste, pero real.

El problema de ese escudo mal puesto, todos tenemos colores pero no hay motivo para mostrarlos a los cuatro vientos, es que en ocasiones deforma la realidad, la desvirtúa y te lleva a defender siempre los mismos argumentos. Ni Guardiola es el don de la virtud personificado, ni Mourinho el anticristo repudiado por los mismos que años atrás le ensalzaban, pero que de pronto ha pasado a ser el mismo lucifer. Errores y aciertos hay por todos lados, pero si criticas a unos te matan los otros y viceversa. Y lo mejor que con idénticos argumentos. Lo peor es que algunos aficionados no entienden que las críticas no son más que eso y se lían a golpes por menos de nada con el primero que ven. A este paso ser periodista deportivo será una profesión de riesgo, de ahí que debemos revisar lo que hacemos.

En los últimos días hemos elevado a debate cualquier asunto que rodean a estos clásicos. Nos olvidamos del fútbol, que al fin y al cabo, es lo que importa. Casi da lo mismo que el Barcelona solo haya sido capaz de marcar de penalti tras más de doscientos minutos de juego o que el Madrid apueste por el músculo en lugar del talento. La altura del césped, el riego automático, si el árbitro es paisano del entrenador, si la UEFA recula y cambia de árbitro por la presión hecha desde Barcelona... se han convertido en temas de portada. Además, del diferente color con el que se ven las decisiones, acertadas o no, de árbitros o asistentes. La duda es saber si esto genera violencia o no. Algún compañero y amigo lo sufrió en Valencia. No merece la pena.

Educación, por favor

El siguiente paso que ha dado el fútbol español es ese que señala que todo vale, que el deporte ha quedado en un segundo plano, con tal de obtener lo que uno busca. La imagen de las pelotas clama el cielo. ¿Dónde está el límite? Dentro de poco saltará un aficionado para cortar un ataque del rival o el propio delegado de campo, de equipo o de lo que sea. ¿Vale todo? Me da que sí, y si hasta ahora han sido cuatro campos en los que el balón ha aparecido (Osasuna, Zaragoza, Getafe y Sevilla), de forma casual o no, sobre el terreno de juego, me imagino que pronto aparecerá por otros diferentes.

Y es que al fin y al cabo, dado la tendencia que llevamos, quien no lo ha hecho llega a pensar que es más tonto que el vecino, así, que a tirar balones, cochinillos o galgos que persigan a las pelotas, esas que ruedan y que empiezan a estar hinchadas del canibalismo que rodea al fútbol español en los últimos meses. Educación, por favor. Con eso, bastaría.

Aún estamos a tiempo. No soy amigo de refranes, dichos o frases hechas, pero el panorama actual del fútbol invita a pensar aquello de 'cualquier tiempo pasado fue mejor'. Lo sucedido en los últimos meses, o si quieren semanas, me han llevado a parar, pensar y comprobar que nuestro fútbol camina por derroteros equivocados, de complicada salida.

Asociación de Periodistas de Tenis (APT)