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Adrián gana enteros como sustituto de Villa en la lista de Del Bosque
Los servicios médicos del FC Barcelona fueron los primeros en alertar al fútbol patrio. En su primer informe público desaconsejaron la participación de David Villa en
Los servicios médicos del FC Barcelona fueron los primeros en alertar al fútbol patrio. En su primer informe público desaconsejaron la participación de David Villa en la Eurocopa. Los optimistas y los seguidores del asturiano se enfriaban cuando descubrían que era baja para la final de Copa del Rey tras el anuncio popular. Internamente, la presión para el delantero internacional era aún mayúscula. Nadie en el Barça quiso arriesgar. Nadie del staff de mando apoyaba la presencia del ‘7’ en Polonia. Nadie del cuerpo técnico invitaba al chico a participar en el torneo. Todo era riesgo y duda. Todo era miedo y precaución. Todo era pensar en el futuro y nada en el presente.
Villa, sin embargo, recibía los impulsos de quien siente y vive con entusiasmo cada llamada de la Roja. Por eso mantuvo activa la llama hasta el último instante. Por eso se ilusionó cuando cada vez que cumplía un tramo de recuperación se acercaba al objetivo. Pero no terminaba de manejar los tiempos. Un paso adelante significaba un freno más sin explicación adjunta. Cuando él se sentía mejor, los galenos del Barça no compartían éxtasis. Cuando él se aproximaba al éxito, la sonrisa médica no era la misma. El delantero del Barça trataba de acortar tiempo mientras en el espacio pululaba una desenfrenada órbita de todos: España quería a Villa en la Eurocopa mientras que el club giraba la cara a su presencia. Entretanto, el mensaje de las partes era a favor. El escape no apagaba el fuego de una baja cada día más privada, quizá para no dar pistas a los rivales.
El caso es que el protagonista seguía soñando con completar un puzzle extraordinario para su currículum. Hasta que una tarde de primavera se cayó del guindo. Un partido con los juveniles azulgrana de Óscar García le devolvió a la realidad y le demostró que no se encontraba al ritmo exigible para una alta competición. Con la honradez de una estrella que admite la marcha atrás asumió con desazón incómoda su caída antes de transmitir lo consabido. El resumen era sincero: España perdía gol. Quizá la última palabra la ha mantenido el futbolista en una soledad extraña. Por contra, la entidad ha sumado lo mínimo para aportar un culé más al grupo. Da lo mismo. Villa lamenta su adiós como cada español presumía con la celebración de sus goles en los últimos torneos. Del Bosque, que mantenía un discurso público y otro en privado, transitaba en el plan ‘B’ necesario para España. Por eso, tras anunciar una lista estéril, el seleccionador descubría a un jugador distinto, como diferente es el futbolista que no termina de reparar la tibia.
Los informes que ha recibido el cuerpo técnico de la Roja apuntan a que Adrián López es el recambio que más se aproxima a las virtudes de ayuda que busca la Selección. Nadie es Villa y a Villa se le echará de menos, pero Adrián ha confirmado en el Atleti lo que apuntó en el Europeo de Suecia en categoría sub-21. El también asturiano se descubrió como último hombre, algo que en Riazor aún siguen buscando. Si en A Coruña acumuló más sombras que luces -tal vez el pobre esfuerzo de Lotina debe explicar los motivos de su escasa exhibición goleadora y de juego-, en el campeonato escandinavo aplaudió desde el norte a una generación que coronó con la victoria.
Del Bosque anunciará una lista cada vez más dividida. Si de cara a Sudáfrica el consenso fue unánime, en esta ocasión las aficiones se cortan. La final de Copa ha condicionado un exceso que no es bueno para nadie. Mientras muchos se lo toman como un premio, alguno de los importantes se puede sentir ofendido cuando el domingo se vea desterrado. El hombre tranquilo asumirá una cuesta de malas caras durante los días siguientes. Con certeza Adrián no mantendrá el mismo rostro que Soldado. Esa se la podía haber ahorrado el técnico si le hubieran ayudado los dirigentes. El seleccionador es consciente de que tras la caída de Villa debe levantar el gol. Desde su atalaya, el ariete del Atleti es la apuesta más indicada para el relevo. Los Juegos Olímpicos y los ruegos de Milla cumplimentan el resto. Mientras tanto, la Roja debe desterrar los fantasmas del infalible gatillo del ‘7’.
Los servicios médicos del FC Barcelona fueron los primeros en alertar al fútbol patrio. En su primer informe público desaconsejaron la participación de David Villa en la Eurocopa. Los optimistas y los seguidores del asturiano se enfriaban cuando descubrían que era baja para la final de Copa del Rey tras el anuncio popular. Internamente, la presión para el delantero internacional era aún mayúscula. Nadie en el Barça quiso arriesgar. Nadie del staff de mando apoyaba la presencia del ‘7’ en Polonia. Nadie del cuerpo técnico invitaba al chico a participar en el torneo. Todo era riesgo y duda. Todo era miedo y precaución. Todo era pensar en el futuro y nada en el presente.