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Florentino embiste en el año electoral con una singular contienda mediática
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Antonio Sanz

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Florentino embiste en el año electoral con una singular contienda mediática

Todo el gentío se dedica, en un ejercicio casi diario y casi sin excepción, a rivalizar si Mourinho mantendrá o no el puesto en el Real

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Florentino embiste en el año electoral con una singular contienda mediática

Todo el gentío se dedica, en un ejercicio casi diario y casi sin excepción, a rivalizar si Mourinho mantendrá o no el puesto en el Real Madrid a partir del próximo 1 de julio. Casi nadie, sólo el propio Mou y el propio presidente porque uno puede largarse y el otro largarlo, afronta la lidia con una respuesta segura. Sin embargo, el mosaico que consagra a la profesión periodística obliga a competir y a decantarse más por una abrupta salida que por una serena continuidad, pese a que existe un contrato, entiendo que descansará en alguna caja fuerte de Concha Espina, rubricado y con caducidad al 30 de junio de 2016. Ésta es, hoy por hoy, la única verdad. El resto es fruto de la convivencia, empeorada hasta límites obscenos, que preside la relación entre medios de comunicación y personal del club blanco ante la mirada impertérrita de los seguidores merengues.

Siempre resultó fluida la conexión entre bastidores entre Florentino y los poderosos de los mass media (aunque como en todo, con excepciones). Pérez convirtió a Valdano en su escudo humano frente al periodista menor de pluma y alcachofa, mientras él flotaba con agrado en los despachos de quienes deciden la cobertura para ampliar el foco del madridismo, el enfoque en la forma de contarlo para no arañar al escudo y el fondo de las informaciones con escasas turbulencias que explicar. El presidente, en ésta su segunda etapa, decidió desprotegerse de su inseparable portavoz, en la primera ocasión el ejecutivo argentino abandonó el cargo antes de quemarse en la hoguera mediática, por la imposición del actual entrenador. Esa distancia que le recortaba Valdano es la que hoy se ha magnificado hasta el momento presente. La comparecencia, tan inusual como histriónica, para desmentir a Marca ha dejado huella en las mesas de redacción. La exagerada puesta en escena, para limitarse a desvanecer un secreto a voces, puede traer ulteriores consecuencias a una gestión vigilada con lupa, pero examinada y exigida con laxitud. En As, a quienes esta vez pilló la escena en un papel secundario, son conscientes de que mañana puede tocarles a ellos y se cubren con el dicho de ‘las barbas de tu vecino ves pelar’… y así sucede con buena parte de los informadores más influyentes que habitan en las emisoras de radio. La línea editorial cambiante podría hacer recelar al dirigente.

Florentino ganó por goleada la Asamblea General de Socios de 2012 del Real Madrid. Los socios compromisarios aprobaron de carrerilla todas las prebendas lanzadas desde el poder que impone la Junta Directiva de Pérez. Se llevó una ovación por su gestión con las cuentas del club y se liquidó el presupuesto, la memoria, el balance de situación y las pérdidas y ganancias de la anterior temporada. La vuelta al ruedo llegó con la luz verde consentida para el vigente presupuesto 2012-13 y con el proyecto de actividades. La exhibición económica, con un crecimiento de un 7% respecto al año precedente superando el desafío de más de 500 millones de ingresos -cifra más alta del mundo en un club deportivo-, se reflejó en palabras del presidente como “de gran fortaleza económica”, vanagloriándose de la magnífica salud financiera blanca. Pero dónde verdaderamente se allanó el camino para despejar adversarios y él repetir como candidato y aspirante a presidente en las elecciones del próximo mes de junio fue con la aprobación de tres medidas de cambio estatutarias: la antigüedad de socio para poder presentarse se dobla en años, se endurecen las condiciones avaladoras respondiendo con el patrimonio personal como única garantía y el voto por correo ante notario para certificar la identidad.

Con este panorama aprobado parece fácil augurar que Florentino no se va a quedar en el camino electoral. Pero, ¿y si optara por lo contrario? Más lejos queda la interrogante de si perdiese las elecciones. Con la vara mediática descontrolada todo es posible, si bien, el que debe acudir a las urnas mora expectante al desarrollo final de la temporada, al futuro definitivo de Mourinho, a la renovación que se hace esperar de Cristiano Ronaldo y a las promesas electorales que siempre aguardan un poso de sorpresa y un celo cautivador -Camacho tuvo atado a Andrés Iniesta con la candidatura de Palacios en 2006-. Los futuribles adversarios al sillón comprenden que es pronto para saltar a la arena y enfrentarse frontalmente a Pérez, especialmente por la cantidad de incógnitas a resolver y porque el actual dirigente puede sufrir un proceso de desgaste deportivo y social en función de lo que suceda en la temporada, pero fundamentalmente con el reto de la Décima, el gran objeto de deseo del curso. Por tanto, los hipotéticos aspirantes resisten amagados esperando que Florentino se despeñe para descubrirse o para convertirse, si los éxitos acompañan, en más madridistas que el palo de la bandera. Con todo, Florentino debe escudriñar bien los tiempos porque entre los periodos venenosos que se acercan está conocer si en su programa electoral incluye o no a Mourinho, aunque reiterado quede, éste viva con contrato. Con esta perpetua incógnita por despejar, el vodevil de las elecciones levantará próximamente el telón. Entretanto, Mou sigue a lo suyo. Ahora nos esclarece a través de un irresponsable y/o traidor periodista italiano que debe abandonar la entidad por política, cuando en los micrófonos de la radio y televisión pública del mismo país admite que es difícil ser portugués y residir en el nuestro. Algún madridista, aunque sea tildado de provocador y sedicioso pero considerando su derecho a equivocarse, se siente abocado a que lo mejor para la salud de la sociedad es que en verano se alcance un episodio de borrón y cuenta nueva, con inquilinos que insuflen aire fresco a las oficinas de Concha Espina al mismo tiempo que al banquillo del Bernabéu. Por eso, casi clandestinos, buscan alternativa seria para que la cordura retorne al Real Madrid.  

Todo el gentío se dedica, en un ejercicio casi diario y casi sin excepción, a rivalizar si Mourinho mantendrá o no el puesto en el Real Madrid a partir del próximo 1 de julio. Casi nadie, sólo el propio Mou y el propio presidente porque uno puede largarse y el otro largarlo, afronta la lidia con una respuesta segura. Sin embargo, el mosaico que consagra a la profesión periodística obliga a competir y a decantarse más por una abrupta salida que por una serena continuidad, pese a que existe un contrato, entiendo que descansará en alguna caja fuerte de Concha Espina, rubricado y con caducidad al 30 de junio de 2016. Ésta es, hoy por hoy, la única verdad. El resto es fruto de la convivencia, empeorada hasta límites obscenos, que preside la relación entre medios de comunicación y personal del club blanco ante la mirada impertérrita de los seguidores merengues.

Florentino Pérez