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Vermaelen sepulta a Zubizarreta
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Antonio Sanz

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Vermaelen sepulta a Zubizarreta

La sombra de Christanval, de Anderson o de Amunike planea nuevamente sobre Barcelona. Son algunos casos de jugadores que, en la reciente historia del club, ficharon

Foto: Vermaelen jugó un amistoso contra la selección sub-19 de Indonesia (Cordon Press)
Vermaelen jugó un amistoso contra la selección sub-19 de Indonesia (Cordon Press)

La sombra de Christanval, de Anderson o de Amunike planea nuevamente sobre Barcelona. Son algunos casos de jugadores que, en la reciente historia del club, ficharon con glamour y acabaron abandonando la entidad por la gatera. Las lesiones se cebaron con ellos. El francés encadenó dolencia tras dolencia y salió a los dos años de llegar; el sueco, que llegó del Bayern, jugó 19 partidos en tres temporadas; y el nigeriano disputó la misma cifra de encuentros que el escandinavo, pero con un año más en la plantilla. En unos días, Thomas Vermaelen pasará por el quirófano en Finlandia para reparar la cremallera que sufre en sus músculos isquiotibiales de la pierna derecha. Se trata de limpiar el tejido en la zona con un alcance aproximado de entre cuatro y cinco meses de baja. El belga, que aún no ha debutado en partido oficial con el FC Barcelona, aterrizó con la etiqueta de jugador de cristal. Esa fragilidad arrastra definitivamente ante la opinión pública a quien decidió su fichaje: Andoni Zubizarreta.

Vídeo: primer y único partido hasta el momento de Vermaelen en el Barça.

Un tal Chigrinskiy firmó en el verano de 2009 por la entidad culé atendiendo Txiki Beguiristain a una petición expresa de Pep Guardiola. El ucraniano se había convertido en el último central firmado por el club hasta hace unos meses. Entonces, Pep y después Tito y luego Martino, readaptaron a Mascherano, aguantaron a Puyol y a Piqué y otorgaron cierta confianza a Bartra. Por ahí el Barça se fue desangrando hasta que Luis Enrique solicitó no uno, sino dos defensores para reforzar la debilitada posición. El primero de la lista era Mathieu. El segundo, Marquinhos. Atrás quedaban los esfuerzos por firmar a Thiago Silva o David Luiz. Sin embargo, y en los tres casos, toparon con la poderosa ingeniería financiera árabe que preside el París Saint-Germain. El FC Barcelona se encontró con la negativa a negociar y los tres brasileños juegan hoy la liga francesa. Así las cosas, Zubizarreta y su equipo se pusieron a peinar el mercado. Encontraron un zaguero bueno, bonito…y ‘barato’.

El Barça cerró la operación Vermaelen por 19 millones de euros. Si bien, 10 son obligados al pago y el resto se encuentra sometido a las variables -5 kilos están basados en el rendimiento deportivo del belga y los otros 4 si el equipo es capaz de sumar dos Ligas de Campeones durante el tiempo de vigencia del contrato-. De este modo, el jugador firmaba hasta junio de 2019. Las dudas sobre el estado físico, había caído lesionado en el Mundial de Brasil, se agrandaron cuando el cuerpo médico comprobó el delicado historial del chico. Sin embargo, el fichaje ya estaba cerrado y nadie se atrevió a abortar el traspaso. El propio protagonista reconocía el día de su presentación que el último año había sido "decepcionante". "Tuve muchas lesiones, pero eso pasa de vez en cuando en la carrera de un jugador. Quiero empezar de cero y confío en tener una temporada fantástica. Tengo ansia de jugar”, dijo. El ansia no se lo ha podido sacar del cuerpo. El tratamiento preventivo al que ha sido sometido no ha dado los resultados deseados. El objetivo de regatear al quirófano no se ha conseguido.

Una rotura en el tendón de Aquiles, siendo ya jugador del Arsenal, arranca el calvario de dolencias del zaguero belga. Antes de que Wenger se reforzara con él, en el Ajax no dio síntomas de la fragilidad que lo acompañó en Londres. En Ámsterdam promedió 35 partidos por temporada, salvando la juventud de pelear por un puesto con 20 años. Los 12 millones de euros que emplearon los ‘gunners’ en el fichaje se diluyen en una ristra significativa de ausencias. Se acumulan 480 días de baja en las cinco campañas en que perteneció al Arsenal, en las que se perdió un total de 94 partidos. El promedio es de 96 días de baja anuales y 19 partidos por curso. En su última temporada en el Arsenal estuvo 122 días ausente por lesión. Este historial puso de los nervios a los galenos culés que comprobaron desde el principio que Vermaelen traía consigo un caso médico.

Las comparativas ya han comenzado y al belga se le pone frente al espejo del madridista Jonathan Woodgate, aquel central inglés que también con carácter de urgencia llegó al Real Madrid y que en su primer curso de blanco no pudo participar en ningún partido oficial. En la segunda campaña se fue hasta los 14 partidos, terminando por dejar la entidad. Más lejano queda lo ocurrido con Robert Prosinecki, que llegó a vestir las dos camisetas. El croata, fichado con honores por Ramón Mendoza tras su explosión en el Estrella Roja, encadenó una dolencia tras otra y en su temporada de estreno únicamente pudo disputar cinco partidos oficiales. No le fue mejor en el Barça. En año y medio superó escuetamente la veintena de encuentros.

Y si Vermaelen sufre un calvario, que espera salir gracias a las manos artesanas del doctor Orava, qué decir de Andoni Zubizarreta. El director deportivo está sufriendo un castigo mayúsculo por parte de la opinión pública barcelonista. La misma que lo condenó en la primavera de 2013 y que casi provocó su salida. Se daba por seguro que dejaría el Barça. No obstante, a última hora, casi en la última curva, Rosell y Bartomeu lo mantuvieron en el cargo porque el fichaje de Neymar robaba demasiado tiempo a la causa de indagar el asunto de la secretaria técnica. Desde el principio -julio de 2010-, Zubizarreta siempre ha estado sometido al mando del hoy presidente. La última decisión siempre era de la dirigencia, nunca del ejecutivo deportivo. Las primeras, tras la herencia del fichaje de David Villa, se tomaron con las salidas. A las confirmadas de Márquez, Henry, Yaya Touré o Ibrahimovic, la nueva junta decidió la venta de Chigrinskiy para hacer hueco a Mascherano y Adriano, en una decisión unilateral de Rosell.

Zubi ha tenido que lidiar con cuatro entrenadores en estos cinco años. El Barça sólo hizo cinco fichajes -Fábregas, Alexis, Song, Alba y Neymar- en tres campañas. La herencia ganadora se derribó y nada menos que siete futbolistas llegaron al Camp Nou este verano. Pero en el saco del director deportivo pesan más la huida de Valdés, la venta de Thiago o el extraño abandono de Abidal. En cualquier caso, la precampaña electoral que ya se vive en la Ciudad Condal evita que la suerte de Zubizarreta se consume, pese a estar echada. Bartomeu, que mantiene que aguantará en la presidencia hasta junio de 2016, centra sus esfuerzos en trabajar buscando cómo ganar las elecciones. Entonces, cuando se proclame como un candidato más, será el momento de considerar el sacrificio del director deportivo. Mientras tanto, es mejor que, aunque tocado, Zubi continúe en el foco de la crítica. Con él de paraguas, alguna menos se llevará ‘Bartu’.

La sombra de Christanval, de Anderson o de Amunike planea nuevamente sobre Barcelona. Son algunos casos de jugadores que, en la reciente historia del club, ficharon con glamour y acabaron abandonando la entidad por la gatera. Las lesiones se cebaron con ellos. El francés encadenó dolencia tras dolencia y salió a los dos años de llegar; el sueco, que llegó del Bayern, jugó 19 partidos en tres temporadas; y el nigeriano disputó la misma cifra de encuentros que el escandinavo, pero con un año más en la plantilla. En unos días, Thomas Vermaelen pasará por el quirófano en Finlandia para reparar la cremallera que sufre en sus músculos isquiotibiales de la pierna derecha. Se trata de limpiar el tejido en la zona con un alcance aproximado de entre cuatro y cinco meses de baja. El belga, que aún no ha debutado en partido oficial con el FC Barcelona, aterrizó con la etiqueta de jugador de cristal. Esa fragilidad arrastra definitivamente ante la opinión pública a quien decidió su fichaje: Andoni Zubizarreta.