Nolito: de ganar 30 euros semanales como carnicero a ser caro para el Barça

Traspié en la última curva antes de encarar la recta del campeonato. España se la pegó contra Georgia en un amistoso acometido sin la tensión debida. Después de dos convincentes victorias previas, llegó el bajonazo. Que debe servir como toque de atención. Sin más tragedias. Sin más dramas que provoquen caer en el derrotismo más recalcitrante. Hay equipo para completar una buena Eurocopa, un digno torneo. De ahí a ganarlo existe un trecho. Pero competir y pelear con los mejores es el objetivo de la Roja. Si además corona, ya sería la leche. Entre las buenas noticias de esta fase ulterior de clasificación destaca la presencia de Nolito. Tras una carrera futbolística marcada por el vaivén, el veterano delantero (cumple en otoño 30 años) se ha afianzado y ha demostrado que está preparado para ser titular, para destacar en el once e incluso para esperar al Barça. La modesta intención con la que concurrió en el pasado el club azulgrana debe cambiar. Del Bosque y la confianza que le otorgue podrían dar mucho que hablar. Si Nolito sobresale, Bartomeu no tendrá excusa disponible que poner a Luis Enrique.

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El FC Barcelona transita un periodo de adelgazamiento de la masa salarial de la plantilla. La falta de liquidez no permitió afrontar con esmero la contratación del delantero andaluz en la concluida ventana de invierno. Eso, y que la empatía no presidió precisamente una grata comunicación en la única conversación entre los dos presidentes. Pero en el fondo del armario estaba la presión de la LaLiga para no alterar el límite salarial. Por eso, el club pierde peso con las salidas ya producidas…y las que deben darse todavía. Si las bajas de Dani Alves, Bartra o Sandro son un hecho, aún se espera la marcha de Adriano. Fuentes de la entidad azulgrana apuntan que no será la única. Otros como Tello o Munir también esperan destino. La consecuencia es que un central y un delantero son las dos contrataciones rutilantes que afrontará la entidad en este mercado. Eso sí, desde la prudencia. Las grandes inversiones son internas: los nuevos contratos de Messi y Neymar aguardan para hacer tambalear a cualquier balance.

Luis Enrique es el gran valedor de Nolito, mientras que, por ejemplo, buena parte de la directiva considera que es mejor apostar por Gameiro. Otros dirigentes no quieren ni a uno ni a otro. La cuestión es encontrar al delantero capaz de asumir un escaso nivel de ocupación. Quien acepte jugar el tiempo que desprecie el tridente. Demostrado quedó que tras la salida de Pedro, ni Munir ni Sandro se han ganado la confianza del entrenador, quien sí aceleró para solicitar el fichaje del futbolista del Celta, con quien coincidió en el filial del Barça y en Vigo. Entonces, nadie apostó con firmeza para completar la operación. Ni Bartomeu, ni siquiera el propio Nolito, quien pensó que la suplencia en Barcelona lo alejaría de la selección. Tan claro lo vio Mouriño, el mandamás vigués, que no se movió un milímetro de la clausula de rescisión, que además no reintegraría completa. El Barça provocó la negativa al ofrecer un tiempo de cesión y una posterior compra durante las fechas de verano. Los 18 millones de euros que abanderan la libertad del jugador no fueron asumidos. Tampoco se cerró la renovación prometida del jugador por un problema de comisiones. Es decir, el escenario es el mismo que entonces, salvo que Nolito está en la Roja…y descollando.

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Manuel Agudo nació en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). La infancia, plagada de necesidades, la vivió junto a su abuelo, ya fallecido, a quien adora y sitúa como máximo responsable de su actual éxito. Tiempo atrás vivió alternando el trabajo con los entrenamientos. Su primer oficio con 15 años fue el de ayudante de carnicero. Ganaba 30 euros a la semana. Madrugaba para hacer el precocinado de las albóndigas. Lo de utilizar los cuchillos no le estaba permitido. Hasta las dos de la tarde se pasaba las horas entre piezas cárnicas antes de afrontar su pasión en la cantera de la Algaida. Luego llegaría la firma con el Valencia CF, primera entidad que apostó por un joven con tanto talento como libre de espíritu. Sin opción de tocar el primer equipo en Mestalla peregrinó a casa para después recalar en Écija desde donde alcanzó el Barça para el escalón ‘B’. Tras debutar a las órdenes de Guardiola y encandilar a Luis Enrique optó por probar fortuna de emigrante. La parada resultó Benfica. En Lisboa arrancó bien, pero acabó diluyéndose. Paso fugaz en Granada y la perfecta estación de Vigo que lo ha consagrado entre los premiados del curso 2015/16.

El contrato de Nolito con el Celta expira en junio de 2019. Bartomeu es consciente de que cada gol del sanluqueño con la Roja —anotó cuatro en dos partidos amistosos— es un refuerzo para el entrenador. Aquella propuesta en enero de 3 millones ahora por la cesión y luego hablamos en junio quedó en barbecho. Entonces, el dirigente vivía forzado por la obligación de contener el gasto para no saltarse los estatutos de la entidad, unido a la intención de ahorrarse el enfado del controlador de Tebas en la LaLiga. El Barça querrá rebajar los cacareados 18 ‘kilos’. Pero el Celta no estará por la labor de rebajar ni un euro. Queda restituir las relaciones entre las dos administraciones, porque quedaron seriamente tocadas hace medio año. Aquellas palabras de Mestre, el vicepresidente de Bartomeu -“me costará negociar con el Celta tras la actitud mostrada”-, repiquetean en Mouriño. Sin embargo, esta vez Nolito no se mostrará tan tibio. El chico tiene claro que este tren blaugrana no pasará una tercera vez.