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Lopetegui ofrece a Diego Costa lo que no cumplió Del Bosque
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Antonio Sanz

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Lopetegui ofrece a Diego Costa lo que no cumplió Del Bosque

El nuevo seleccionador, consciente de que necesita la mejor versión de Diego Costa, quiere darle al delantero del Chelsea la continuidad que acabó por negarle Del Bosque

Foto: Diego Costa sustituyó al lesionado Álvaro Morata en el minuto 27 (Sergio Barrenechea/EFE)
Diego Costa sustituyó al lesionado Álvaro Morata en el minuto 27 (Sergio Barrenechea/EFE)

“Rompe el acuerdo, ya no quiero ir al Chelsea”. El asesor deportivo de Diego Costa se quedó patidifuso. La rotunda solicitud procedía de quien se sintió presionado al tomar una decisión que no le atrapaba. Sí, más dinero, mucho más. Sí, más glamour, mucho más. Sí, Londres, mucho más que Madrid. Pero adiós a la felicidad. Así se sentía un tipo que se había sentido por fin dichoso. En el Atleti, bajo el paraguas de Simeone, recogía el fruto perseguido desde tanto tiempo. El vaivén de equipos y ciudades por la piel de toro daba paso a un merecido reconocimiento internacional. Hasta Brasil, su Brasil, se peleaba con España para firmarlo como futbolista de élite,cuando en fechas previas lo había ignorado. Sin embargo, al mirar hacia atrás, el salto a Inglaterra le daba vértigo. Daba igual que en el paquete de transacción se hubiera incluido un compañero de vestuario, polizón de la operación a quien el entrenador-amigo dejó tirado tras utilizarlo como a un clínex. Daban igual las promesas recibidas del clan portugués. Diego era consciente de que el Atleti le daba todo lo que él llevaba buscando desde que abandonó Lagarto, la modesta población al este brasileño donde nació.

Foto: Julen Lopetegui da instrucciones durante el entrenamiento en el estadio Rey Balduino de Bruselas. (EFE)

La vida le cambió a Diego Costa una tarde de entrenamiento junto al río Manzanares. Lo que parecía un drama, una grave lesión, modificó el paso del ariete sudamericano. Instantes antes de caer lesionadorealizaba la que sería su última sesión como jugador del Atleti a las órdenes de Gregorio Manzano. En ese momento, a unos pocos metros del césped, en la planta principal de oficinas del estadio, el fax trajinaba documentos con Estambul. El Besiktas turco había cerrado un acuerdo con los rojiblancos para comprar el pase de un goleador que no hacía goles. Tras varias experiencias de cesiones, la propiedad madrileña no concedía más oportunidades a un futbolista indisciplinado, con tendencia a cargarse de peso y a saltarse el orden interno establecido. La propuesta turcaera satisfactoria para todos. Un mal giro le varió la suerte. El destrozo en la rodilla derecha provocó la ruptura del acuerdo, una excelsa recuperación y una nueva aventura a pocos kilómetros del Calderón. Esta vez bajo la supervisión de Simeone, a quien este tipo de futbolistas de raza siempre le cautivaron. Tras verlo en el Rayo sentenció: “Este se queda con nosotros”.

El nuevo Costa, adiestrado por el entrenador argentino, no modificó su comportamiento rebelde en el campo, pero sí varió su manera de entender el juego. Llegaron los goles y el éxito. Una España huérfana de gol giró hacia su figura tras urdirse un plan de acción desde las oficinas del Atleti. Se trataba de intentar lavar esa imagen peleona vistiéndolo de rojo. Ademásde la consiguiente revalorización económica al portar el ‘9’ de la campeona del mundo. Jorge Pérez, entonces factótum en Las Rozas hasta que decidió pasarse al lado oscuro de Villar, hizo el resto: que lo viera bien Del Bosque. Y el entonces seleccionador también consideró buena la oferta deportiva que ofrecía Costa. Sólo faltaban las perdices. Que comieron en un almuerzo en la sede federativa donde todos los protagonistas pusieron sonrisa al relato. España defendería corona en Brasil con un ariete brasileño.

Foto: Andrés Iniesta, nada más caer España ante Italia en la pasada Eurocopa de Francia (EFE)

Señalado por un Mundial’14 al que llegó sin plenitud física tras el fiasco de Lisboa, el tránsito no resultó el esperado. Se acumularon dos partidos antes, dos durante y tres más después de Brasil hasta poder celebrar el primer gol con España. Desde entonces, se arruinaron las esperanzas que el cuerpo técnico mantenía en su figura. Después, las lesiones y su díscolo e irreverente comportamiento en el terreno de juego separaron a Costa de la Roja. Desde aquel tanto a Luxemburgo, tres partidos más sin puntería y cerrojazo de Del Bosque, quien comenzaba a justificar la ausencia antes de la cita francesa: “Con nosotros siempre ha sido correctísimo. Es cierto que ha tenido algunos episodios en los que no ha sido edificante, pero siempre viene aquí con muchas ganas, como si tuviera una deuda con la Selección”. Pero aquellas imágenes de un par de meses antes con Costa escupiendo a los pies del árbitro y peleándose con Barry dieron la vuelta al mundo. Era un capítulo más extradeportivo protagonizado por un futbolista que habita al límite de la furia y del posterior arrepentimiento.

La decepción brasileña arrastró su ausencia en Francia. Se argumentaron problemas físicos, los mismos que no se tuvieron en cuenta en la cita anterior. Meter un jugador con calzador ocasionó más de un disgusto al padrino del chico. Un Diego que seguía sin adaptarse al Chelsea. Un Diego que seguía en permanente contacto telefónico con su gran valedor. Simeone perseguía su regreso. Ya lo intentó en enero: el Atleti ofreció 45 millones de euros. Lo volvió a intentar en julio: el Atleti ofreció 60 millones de euros. Pero el Chelsea buscaba a Morata. El ‘no’ del Real Madrid alejó definitivamente a Costa de su deseo. No sirvió la presión fotográfica del jugador a modo de despedida durante la gira de Estados Unidos. Los londinenses advirtieron al club rojiblanco de que la UEFArecibiría una queja formal si mantenían el acoso a su delantero. Quien le incrustó en la élite debía buscar otro recambio.

No todo sería malo en este verano para Costa. El nombramiento deLopetegui, un hombre cercano al asesor deportivo del ‘9’, le ha devuelto a la Roja. Julen contactó con Diego para hablar de fútbol. Además, a diferencia del anterior cuerpo técnico, los nuevos sí viajan al extranjero a seguir en directo a nuestros internacionales. Los informes deportivos eran satisfactorios por el buen arranque en laPremier del goleador. Restaba el entendimiento personal. El nuevo seleccionador, ante la más que segura suplencia de Morata cuando Benzema esté recuperado, es consciente de que necesita al mejor Costa. Pero Costa necesita sentirse importante y tener regularidad. “Si tú respondes, yo respondo”, vino a decirle Lopetegui. La oferta de continuidad que le negó Del Bosque, en parte por ese comportamiento poco edificante y en parte por las lesiones, retorna. Es una nueva oportunidad hacia quien no cambiará su forma de juego.Diego lo repite sin ambages: “Este carácter me lleva a ganar partidos”. Y a Lopetegui le gusta así. Pues que vuelvan las perdices.

“Rompe el acuerdo, ya no quiero ir al Chelsea”. El asesor deportivo de Diego Costa se quedó patidifuso. La rotunda solicitud procedía de quien se sintió presionado al tomar una decisión que no le atrapaba. Sí, más dinero, mucho más. Sí, más glamour, mucho más. Sí, Londres, mucho más que Madrid. Pero adiós a la felicidad. Así se sentía un tipo que se había sentido por fin dichoso. En el Atleti, bajo el paraguas de Simeone, recogía el fruto perseguido desde tanto tiempo. El vaivén de equipos y ciudades por la piel de toro daba paso a un merecido reconocimiento internacional. Hasta Brasil, su Brasil, se peleaba con España para firmarlo como futbolista de élite,cuando en fechas previas lo había ignorado. Sin embargo, al mirar hacia atrás, el salto a Inglaterra le daba vértigo. Daba igual que en el paquete de transacción se hubiera incluido un compañero de vestuario, polizón de la operación a quien el entrenador-amigo dejó tirado tras utilizarlo como a un clínex. Daban igual las promesas recibidas del clan portugués. Diego era consciente de que el Atleti le daba todo lo que él llevaba buscando desde que abandonó Lagarto, la modesta población al este brasileño donde nació.

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