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Zidane somete a Cristiano a otra capitulación
El entrenador le concedió el deseo de convocarlo para la Supercopa, pero esta vez impuso su autoridad y mandó a Cristiano a calentar el banquillo de suplentes
Alineación política. Esta vez tocaba la de todos con Bale. La cuestión se antojaba sencilla: si Zidane dejaba al galés fuera del once frente a Mourinho, creaba un buen cisma… y el francés estaba advertido. Por eso se lo tomó con calma cuando Cristiano Ronaldo le lanzó un órdago para meterse en la lista de convocados. El envite no iba contra él, pero sí contra las normas de convivencia empleadas que rompían con los esquemas del pasado. Y eso lo sabía Zidane. Claro que lo sabía. Por eso decidió que la mejor solución era dejarlo en el banquillo, pese a que esa determinación se sostenía con un punto de traición con respecto a su decisión en la final del mismo trofeo de 2016. Entonces, con solo tres días de trabajo en grupo (¿les suena?), el técnico dejó sin citar a Bale y a Kroos. El plan con CR7 era el mismo. Pero el portugués le pidió al entrenador formar parte de la expedición. Este se lo concedió, pero haciéndolo nuevamente capitular. Si ya logró hacerle entender que era necesaria la rotación, esta vez Zidane impuso la autoridad del técnico y mandó a Cristiano a calentar el banquillo de suplentes.
No ha sido un verano sencillo para la estrella portuguesa. Por eso, hasta Florentino Pérez acudió para arroparle durante el primer entrenamiento de temporada. El presidente sacudió sin despeinarse la crisis social que provocó el intento de fuga del chico. Lo solventó con un par de entrevistas, con otro par de llamadas telefónicas y a otra cosa con el runrún. La estrategia del poder resultaba clara: tocaba dejar pasar el tiempo. Porque el mandamás era consciente de cómo pulula el mercado de fichajes, vamos, que contaba con que nadie apostaría por fichar al Balón de Oro. Su edad y la magnitud de la operación evitan siquiera cualquier aproximación. Además, la presidencia ordenó todo el apoyo institucional de la entidad en la amarga situación judicial que vive el futbolista. No podía ser de otra manera. Pérez, en una conversación con aficionados del Real Madrid que destapó 'La Gazzetta dello Sport', justificó la presencia del delantero: “¿Vender a Cristiano? Nunca. No lo vendería ni aunque pagasen su peso en oro. Solo los grandes jugadores traen grandes ingresos”. Y pese a que la estrella no transita por su mejor momento público, el dirigente es consciente de la grandeza que aporta, añadiendo además que el eterno adversario sale debilitado de esta ventana de fichajes.
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— Real Madrid C.F. (@realmadrid) 5 de agosto de 2017
Florentino Pérez saludó al cuerpo técnico y a los jugadores al término de la sesión.
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No sé si Cristiano Ronaldo quiso o no hacerse el estupendo durante los días previos a su reincorporación al equipo. Lo cierto es que el futbolista, después de declarar en los juzgados, amenizó a sus seguidores con fotografías corriendo por los montes de Pozuelo. Se ponía en forma mientras sus compañeros se ocupaban de la gira norteamericana. Él prefirió no refugiarse en la fortaleza de Valdebebas para continuar escenificando su dolor público, por lo que entiende una persecución por ser quien es. En todo caso, entre sus planes ya figuraba pedirle a Zidane que lo incluyera en la lista de citados para Macedonia. El deseo, y así se lo hizo saber al técnico, era entrar en dinámica lo antes posible. Tras un verano donde ha mezclado el descanso con los bolos publicitarios en Asia, la necesidad de sentirse nuevamente capacitado para liderar la manada obligaba a retornar lo antes posible. Por eso la inesperada e imprevista inclusión en la convocatoria que justificaba así el entrenador: “Lo que más me impresiona es que físicamente está como en el día de la final de la Champions, hace dos meses. Y eso es lo que me interesa. Que esté con nosotros significa mucho. Después de tres días, si está con nosotros es que está para jugar. Lo importante es que esté con nosotros”, repetía para dar valor a la decisión tomada. Un año antes, ni Bale ni Kroos debían estar físicamente como estaba ahora CR7.
El principio de igualdad con el que Zidane maneja la plantilla habría saltado por los aires si hubiera puesto a Cristiano de titular en la Supercopa
El entrenador francés era consciente de que repetir el once de Cardiff y volver a dejar a Bale fuera era una afrenta demasiado dura para el galés… y para el grupo. La estrella es la estrella y por eso le hizo hueco en el banquillo, pero el principio de igualdad con que se maneja con la plantilla habría saltado por los aires si lo hubiera puesto de titular. No obstante, y como reconocimiento, le otorgó los minutos de la basura para que acumulara otra final entre sus logros y se sintiera partícipe para añadir otro título a las vitrinas. De 12 partidos definitivos, el luso ha logrado ganar nueve. Un registro verdaderamente extraordinario. Por eso no quiso repetir secuencia y quedarse en Madrid observando por televisión, tal y como sucedió la pasada temporada tras la lesión que sufrió en París jugando para Portugal.
La cuestión es ahora si fichará o no el Real Madrid un ocupante más para la delantera. Florentino Pérez, tras levantar el trofeo, jugó al despiste y aseguró que lo mejor “era dejarlo todo como está”. No puede dar otro discurso, encarecería más la pieza. Para Cristiano, otra figura sería elevar el grado de competencia. Con Bale, que descarta salir del club pese a la insistencia de Mourinho, y con Benzema como integrantes intocables de la delantera, el portugués debe desconectarse de los problemas extradeportivos. Lo que le queda es admitir que la estrategia de presión desarrollada durante el pasado mes de junio resultó un grave error. La filtración interesada a los medios de comunicación compatriotas y que con tanto eco rebotó en el madridismo se diluyó como un azucarillo en el café. Tampoco logró el objetivo deseado: que alguien se ablandase con su figura. Por tanto, tras aquella primera capitulación de quedarse porque no se pudo ir, ahora le llegó la segunda, esta deportiva y por Zidane. Eso sí, la carestía de gol en pretemporada obliga a que el madridismo siga apegado con fe al ‘cristianismo’.
Alineación política. Esta vez tocaba la de todos con Bale. La cuestión se antojaba sencilla: si Zidane dejaba al galés fuera del once frente a Mourinho, creaba un buen cisma… y el francés estaba advertido. Por eso se lo tomó con calma cuando Cristiano Ronaldo le lanzó un órdago para meterse en la lista de convocados. El envite no iba contra él, pero sí contra las normas de convivencia empleadas que rompían con los esquemas del pasado. Y eso lo sabía Zidane. Claro que lo sabía. Por eso decidió que la mejor solución era dejarlo en el banquillo, pese a que esa determinación se sostenía con un punto de traición con respecto a su decisión en la final del mismo trofeo de 2016. Entonces, con solo tres días de trabajo en grupo (¿les suena?), el técnico dejó sin citar a Bale y a Kroos. El plan con CR7 era el mismo. Pero el portugués le pidió al entrenador formar parte de la expedición. Este se lo concedió, pero haciéndolo nuevamente capitular. Si ya logró hacerle entender que era necesaria la rotación, esta vez Zidane impuso la autoridad del técnico y mandó a Cristiano a calentar el banquillo de suplentes.