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Mourinho y la extraña conexión entre Bale y Griezmann
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Antonio Sanz

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Mourinho y la extraña conexión entre Bale y Griezmann

Bale y Griezmann se encuentran, por distintos motivos, en una delicada situación dentro de Madrid y Atlético, a unas horas de que se dispute el derbi. Sus caminos, extrañamente, coinciden en Mourinho

Foto: Griezmann y Bale en la final de la Champions de 2016. (Reuters)
Griezmann y Bale en la final de la Champions de 2016. (Reuters)

Toca derbi a estrenar en el Metropolitano. Dos equipos con altos y bajos en una temporada excesivamente irregular para ambos. Unos, los visitantes, acuden sacudidos por la enésima lesión de una de las estrellas de la entidad, una apuesta segura estancada por daños físicos recurrentes. Los otros, los locales, habitan el nuevo hogar plagados de dudas con la gran estrella en plena depresión de juego y goles, señalado por el entrenador y focalizada su figura por las manifestaciones también recurrentes invitándose a un cambio de aires. Quién sabe si los dos afrontan la última temporada en Madrid. Desde luego, el presente no pinta óptimo para ninguno, si bien por causas opuestas. A Bale no se le cuestiona desde el ático de Concha Espina, todo lo contrario. Se le anima y se le mima, apostando porque la racha de lesiones son contingencias propias de la profesión. Sobre Griezmann, sin embargo, se acaba la paciencia y la confianza. No se le perdona el chantaje económico del verano, mientras que la ausencia de protagonismo en el juego del equipo empieza a penarle dentro y fuera del vestuario.

Gareth Bale, como Griezmann, podrían estar vistiendo durante este mismo curso idéntica camiseta. Quizá tengan la oportunidad de repetir secuencia en el próximo verano y volver a sentirse próximos al Manchester United. A los dos los buscó con afán Mourinho. El luso confió en reforzarse con el delantero galo y con el extremo galés, pero al final ni uno ni otro optaron por dar el paso de abandonar el confort de Madrid. Si el rojiblanco lo tuvo claro desde el principio y sólo lo frenó que el Atleti igualó la propuesta inglesa, el británico se mostró siempre reacio a cambiar de aires porque se negaba a rendirse: soñó con vestir de blanco desde crío y ese anhelo es más poderoso que todas las libras juntas que le ofrecían en Old Trafford. Con todo y con eso, ambos mantienen opciones de reforzar al todopoderoso club del norte de Inglaterra. Nada haría más feliz al técnico luso que arrebatar estos dos jugadores a la Liga.

Foto: El arranque de temporada de Griezmann está siendo decepcionante. (Reuters)

El mejor pagado en Inglaterra

Nunca ha estado Bale tan fuera del Real Madrid como este verano. El empeño del Manchester United, que ya lo quiso firmar cuando el galés pertenecía al Tottenham, resultó extremo. Estaban dispuestos a colocarlo como el futbolista mejor pagado del Reino Unido. Incluso, el técnico bajó al barro para zafarse y tratar de convencerlo con insistencia y con llamadas y mensajes de texto. Pero se encontró con una roca dispuesta a seguir vestido de blanco. Esto enorgulleció al presidente que aplaudió ufano las intenciones del jugador. Sin embargo, la temporada no está resultando como Bale la diseñó. Si el inicio fue prometedor con cierto protagonismo en los dos primeros títulos del curso, en el mes de octubre volvió su peor pesadilla acumulando una dolencia tras otra. Así las cosas, los números a estas alturas con tres meses recorridos son de nueve partidos jugados -solo dos completos-, tres goles y cuatro pases de gol. La hoja de servicios es potente a la hora de los títulos cosechados, pero la parte física destapa 19 lesiones desde que aterrizó en Madrid, con una participación de poco más del 50% en toda su trayectoria blanca.

La última rotura fibrilar sufrida ha supuesto una enorme decepción en un profesional al que le costó muchísimo la adaptación a la capital. Poco a poco, con una enorme tenacidad, se sintió mejor en Madrid hasta el punto de sentirse dichoso. Sin embargo, en su gente más cercana ha crecido la preocupación ante la reiteración de tanta dolencia, algo que califican de anormal. A esto, se le ha juntado la ausencia del Mundial de Rusia, gran objetivo del jugador, con lo que su estado anímico no atraviesa por un buen momento. De este modo, es la primera vez que las conversaciones pasan por la posibilidad de un cambio de aires. Falta conocer si finalmente Bale aceptará la capitulación y entenderá que lo mejor para su cuerpo y su mente es dejar el Real Madrid. En el club no piensan forzar la situación pero también comienzan a comprender que quizá puede ser lo mejor para todos. La evolución del curso será determinante para saber si empujan o frena la salida, que hoy siguen considerando como algo impensable.

Foto: Las relaciones entre Cristiano Ronaldo y el club siempre sufrieron altibajos. (Reuters)

Griezmann flirteando con el PSG

La enésima coquetería de Griezmann con otro club ha vuelto a desgarrar el corazón de los atléticos que todavía observan al francés como recuperable para la causa atlética. Esta vez se dejó querer para jugar con Neymar y Mbappé, tampoco nada diferente a lo escuchado anteriormente otras veces. El grado de hartazgo de la cúpula, tal y como informó este periódico, aumenta, siendo conscientes de que el chico busca calentar una situación que sólo él siente manejar. Porque cuando no es él ya se encarga su hermano de alterar la convivencia rojiblanca con mensajes en las redes sociales que cuestionan el juego del Atlético de Simeone. El técnico ha intentado todo para tratar de recuperar el hambre del delantero. De una parte, lo ha mimado -resultó el único invitado del vestuario a una íntima celebración familiar del argentino-; de otra, ha buscado levantarle el ánimo -le ha mostrado videos de goles y acciones de otras temporadas-; y también le ha reprochado públicamente para retorcerle el amor propio y colocarlo en la diana de la crítica: “aquí nadie gana partidos”-.

Ninguna de las fórmulas de Simeone ha sido eficaz con los números en la mano. A estas alturas del curso, Griezmann suma tres goles -dos en Liga- y su último tanto con la camiseta del Atleti data del 27 de septiembre…que fue de penalti. Después, siete partidos sin ver puerta. Entremedias, dos goles con Francia, uno en cada parón de selecciones. No es extraño que la propiedad se signifique con decepción. Se justifica porque al no poder fichar no le quedó más remedio que aceptar la salvaje propuesta económica del jugador: “Me arrancó el corazón, pero no tenía otra opción”, lamenta con pesar. Su impulso de haberlo vendido al ManU chocaba frontalmente con Simeone, y esa batalla no se debía afrontar. Con todo, o el chico hace por cambiar su actitud o esperan meses tenebrosos en su relación con la entidad. Eso, o que a Bale y a Griezmann siempre les quedará Mourinho. ¡Qué extraña conexión! O no.

Toca derbi a estrenar en el Metropolitano. Dos equipos con altos y bajos en una temporada excesivamente irregular para ambos. Unos, los visitantes, acuden sacudidos por la enésima lesión de una de las estrellas de la entidad, una apuesta segura estancada por daños físicos recurrentes. Los otros, los locales, habitan el nuevo hogar plagados de dudas con la gran estrella en plena depresión de juego y goles, señalado por el entrenador y focalizada su figura por las manifestaciones también recurrentes invitándose a un cambio de aires. Quién sabe si los dos afrontan la última temporada en Madrid. Desde luego, el presente no pinta óptimo para ninguno, si bien por causas opuestas. A Bale no se le cuestiona desde el ático de Concha Espina, todo lo contrario. Se le anima y se le mima, apostando porque la racha de lesiones son contingencias propias de la profesión. Sobre Griezmann, sin embargo, se acaba la paciencia y la confianza. No se le perdona el chantaje económico del verano, mientras que la ausencia de protagonismo en el juego del equipo empieza a penarle dentro y fuera del vestuario.

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