Busquets sigue fiel a Claramunt y sin oponente para Lopetegui

Se recupera de una fractura en la falange del quinto dedo del pie derecho con herida. El diagnóstico de los servicios médicos del FC Barcelona lo aleja de los terrenos de juego en un periodo aproximado de baja de tres semanas. Un pisotón del galo Giroud en la vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones no ha permitido su presencia en la lista de Julen Lopetegui, para quien por otra parte es absolutamente imprescindible. Es tan irremediable su presencia que hasta el técnico guipuzcoano le cuestionó si deseaba acompañar a la expedición a Alicante para el partido frente a Albania.

El centrocampista se encontraba sancionado y no podía saltar al césped. Sin embargo, en lugar de tomarse algún día más de vacaciones, decidió acompañar al grupo para seguir el partido desde el graderío. Ese es el compromiso de quien se rebeló cuando a una dirigente de la Selección la expulsaron del colectivo. Es el mismo por quien suspira el seleccionador porque no encuentra relevo idóneo. Es un fijo desde que llegó a la élite. Con imagen de leal compañero, así transita por la Roja el catalán Sergio Busquets.

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A sus 29 años, cumple la treintena en pleno calor de julio, acumula tiempo de imprescindible desde que se asomó al fútbol profesional. En el mismo curso deportivo, Guardiola y Del Bosque le hicieron debutar. Uno lo había tenido en Tercera división, en el filial del Barça; el otro, lo apadrinó con poco más de treinta partidos en la elite. En esa misma temporada, en abril de 2009 se estrenó a las órdenes de Vicente sustituyendo a Silva en Estambul. Entonces, era el tiempo de Marcos Senna, a quien Luis Aragonés había colocado como eje de la Roja.

Pero el técnico que luego sería campeón del mundo decidió incluir una variante, situando a dos mediocentros puros juntando al hispano-brasileño con Alonso, adelantando la posición de Xavi Hernández. La Copa Confederaciones de 2009 resultó para Busquets su primera puesta en escena internacional. En Sudáfrica, lo arropó con dos buenos conocidos: Xavi y Fábregas. Uno año después, en el mismo país y con el Mundial en juego, Busquets ya era intocable para Del Bosque.

Fijo para Valverde

Qué decir en el FC Barcelona donde ha disputado 41 de los 47 partidos oficiales del club en esta campaña. Valverde lo dejó descansar en la eliminatoria copera frente al Real Murcia y en tres partidos de Liga, uno de ellos porque debía cumplir sanción. Frente al Athletic ya resultó imposible su alineación debido a la dolencia que le ha dejado fuera de la Selección. Con contrato en vigor hasta 2021, con una opción de prorrogarlo durante dos temporadas más, Busquets es una pieza básica en la estructura del club. Camina sin dilación al territorio de leyenda, es ya el séptimo jugador en la historia de la entidad que más partidos ha jugado, en una lista que encabezan Xavi, Iniesta y Messi.

Busquets es un tipo tranquilo. No polemiza, se muestra esquivo a las entrevistas, pero cuando decide exponerse lo hace sin rodeos. No se mueve en la riada política que tanto ha salpicado a la Roja en los últimos meses. Bien diferente a la liturgia que impone su compañero Piqué, quien sí decidió aprovecharse del movimiento socio-político generado en Cataluña. El propio Busquets ha explicado que no es ajeno a lo que vive el pueblo, que a todos incumbe la situación social de su tierra pero su opción no pasa por significarse: “a veces parece que no queramos meternos, pero es que nosotros estamos aquí como futbolistas, para hablar de fútbol y para convivir con compañeros de fútbol”.

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Sin embargo, cuando sí se manifestó, y hasta vivió un tiempo crispado, fue con motivo del despido de la directora de la Selección, su amiga María José Claramunt. Larrea, el actual presidente de la FEF, recibió un tantarantán por parte del mediocentro: “Los jugadores queremos estabilidad, gente que esté preparada y que nos apoye. En este grupo sabemos cómo son las personas y para nosotros la figura de María José Claramunt es muy importante por todo lo que da a la Selección, a los jugadores y por su gestión”. Algunas informaciones interesadas de periodistas afines a la despedida, señalaron que varios jugadores (Ramos, Piqué o Busquets) estaban dispuestos a no regresar al colectivo de internacionales. Nada más lejos. El único damnificado acabó siendo Larrea, a quien se le solicitó que no entrara más al vestuario. De ese trío que abanderó la salvación de Claramunt, tiempo después solo Busquets mantiene relación de amistad con la interesada. Por un motivo u otro, los otros dos compañeros se han ido alejando de quien poseía una cuota de poder considerable dentro del estamento federativo.

Volviendo al fútbol, tanto a Del Bosque como a Lopetegui les cuesta encontrar una alternativa válida para las características que posee Busquets. El primero probó con Javi Martínez, Bruno o San José. Apareció un joven Koke, incluso Beñat, Ignacio Camacho, Iturraspe o Mario Suárez surgieron en alguna que otra convocatoria mientras no optaba por colocar a Alonso en soledad con Xavi, Iniesta o Fábregas como fijos para la creación de juego. El actual seleccionador también ha consolidado sus pruebas: Illarramendi y Javi Martínez no han terminado de ganarse la confianza de Julen, quien también ha medido a Ander Herrera y a Saúl, adaptándole a la posición de mediocentro puro. Ahora, con el Mundial a la vuelta de la esquina la apuesta es el imberbe Rodri y Parejo. Lopetegui sigue buscando la fórmula, pero es que cuando Busquets se constipa, el seleccionador tiembla.