La diatriba de Keylor Navas: "Antes muerto que estar fuera del Madrid"

Y con el ‘1’ Keylor Navas, como antes en el Deportivo Saprissa, Albacete o Levante. En su quinta temporada en el Real Madrid, sólo en la primera no portó el mítico dorsal que siempre ha unido a los porteros. Entonces, lo poseía Casillas. Después lo ha mantenido contra viento y marea. Como en esta última final de la Supercopa de Europa donde Lopetegui, más por el pasado que por el presente, permitió al tico disfrutar de una titularidad, que tras lo ocurrido se antoja efímera. Pese a las trabas impuestas desde la dirigencia, el meta ha sido muy protagonista: bien por situarse en el foco ante la sempiterna búsqueda del relevo, o bien por las decorosas actuaciones mostradas que terminaron de cambiar la visión del vestuario respecto a su figura. Y también la de la opinión pública.

Todo esto y la decidida apuesta de Zidane terminaron de acoplar a quien nunca encontró el cariño del presidente. Sin ir más lejos, en el aniversario celebrado durante el pasado mes de abril de la peña Ramón Mendoza, Florentino Pérez empleó su máxima de palo y zanahoria. Ante los presentes, en su alocución pública, celebró el esfuerzo del portero por ganarse el “afecto” y el “cariño” del madridismo para dejar caer que en el Real Madrid están siempre los mejores, abriendo la puerta a otro guardameta en una larga lista de entonces opositores.

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J. Rubio

“Yo nunca he dicho que no firmen a nadie”, resuelve siempre Navas. El cancerbero se cansa de repetir que es consciente dónde se encuentra y qué camiseta defiende. Pero, ¿acierta Keylor siguiendo en el Real Madrid? Sus palabras sonaron ásperas cuando reflexionó sobre la llegada de su nueva competencia. Ante un par de periodistas se sinceró en la diatriba de un hombre religioso: “Claro, díganlo con fuerza. Tengo las mismas ganas de irme que de morirme”. Para alguien que no levanta la voz ni cuando ha sido tan poco respetado, esas voces suenan a trueno. Probablemente, él nunca pensó en que esa frase acabaría en la diana de Florentino. Pero ahora, sí es consciente de que la prueba de ser titular se ha puesto mucho más dura. Primero porque aterriza el considerado mejor portero del último campeonato del mundo. Y segundo porque Zidane ya no ocupa el banquillo. Keylor nunca ha escondido que la confianza otorgada por el entrenador francés ha sido determinante para solventar alguna que otra crisis de juego sufrida.

Del Mundial de Brasil al Madrid

El Mundial de 2014 supuso para Navas el salto definitivo a la élite. Un buen curso en el Levante y cuatro solventes partidos en Brasil lo elevaron a ganarse la confianza de Florentino Pérez. El presidente entendió que era el momento de apostolizar el madridismo en una tierra olvidada por los blancos. Así gran parte del territorio central de América sería nuevamente evangelizada con el fichaje del portero de Costa Rica, una de las sensaciones de aquel campeonato. Al mismo tiempo también aterrizaba el colombiano James Rodríguez, para completar la apuesta americana. Entonces, se hablaba de fichajes geoestratégicos del mandamás del Real Madrid. Pero a Keylor no le resultó sencillo ni el comienzo, ni el tránsito, ni el hoy. Primero se encontró con Iker Casillas y jugó poco. Después lo metieron en un avión con destino a Mánchester para intercambiarlo por De Gea, cuya sombra ha logrado difuminarse este mismo verano. Más tarde trataron de firmar a Kepa y ahora llega Courtois. Entre medias, flirteos con Donnarumma, Alisson Becker y Oblak. Vamos, un sin vivir para quien, en silencio y sin refuerzo mediático, debía pelear cada semana por mantener su portería a cero.

Pero, ¿por qué esta obsesión de Florentino Pérez para firmar un portero? El presidente del Real Madrid mantiene que en el club debe acoger siempre a los mejores en cada puesto. Sin embargo, Keylor nunca ha mantenido esa imagen de galáctico que requiere el dirigente. Si Casillas estuvo considerado junto a Buffon como uno de los mejores, Navas nunca ha llegado a ese status de reconocimiento general. Es bueno, sí, pero no el más grande. Y Florentino busca contar con el mejor. Era De Gea porque le aseguraban que sería el titular de la Roja muchos cursos; era Kepa por lo mismo; era Oblak porque lo veía partido a partido destacar en el eterno rival; era Donnarumma porque se lo vendían como el nuevo Buffon; era Alisson porque le llenaban la cabeza de que era el meta más completo de América... y ha terminado siendo Courtois, por descarte, por su deseo de residir en Madrid y porque recibió el reconocimiento general de ser el mejor del mundo tras la disputa del torneo de Rusia.

Que Keylor haya sido indiscutible en los últimos tres años -empezó siendo consolado por Rafa Benítez en una mítica cena en Valdebebas tras frustrarse su salida y acabó coronado por Zidane quien decidió desoír la doctrina presidencial- no ha hecho más que confirmar la teoría de Florentino, quien implora a que se gana sin contar con el mejor debajo de los palos. Ahora será Lopetegui el que decida, pero el entrenador ha entrado al club con la fuerza justa para afrontar pulsos tras ser despedido como seleccionador nacional. Un guardameta juzgando a dos guardametas. Un viejo portero que ya tira del latiguillo de “mejor dos soluciones que un problema”, algo que ni él se cree. La cuestión es si la apuesta del técnico termina siendo por Navas. Entonces, el ‘tico’ habrá ganado otra batalla, y diríamos que la guerra. El fútbol señala que mucho debería hacer Courtois para arrebatar el puesto a quien lo ha manejado con dignidad y rendimiento. Florentino aguarda porque él ya quiere ver al belga. Pero Keylor, que sigue confiando más que nadie en sí mismo, avisó con su particular diatriba: “antes muerto”. La final ante el Atleti no ha terminado de ayudarlo.