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El irritante cariño que recibe Oblak del Atlético de Madrid
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Antonio Sanz

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El irritante cariño que recibe Oblak del Atlético de Madrid

El Atlético de Madrid ha puesto la carne en el asador por unos cuantos jugadores, pero no parece lo mismo con el considerado en la actualidad el mejor portero del mundo, Jan Oblak

Foto: Jan Oblak dando instrucciones en el Santiago Bernabéu. (EFE)
Jan Oblak dando instrucciones en el Santiago Bernabéu. (EFE)

Sorprende, porque conmueve, que entre los propietarios del Atleti no se haya instaurado aún el estado de excepción ante la ausencia de noticias respecto a la renovación de Jan Oblak. No parece que el silencio de la parte los altere. Ni tampoco muestran sentimientos de perturbación los aficionados rojiblancos, quienes observan con anestesia el devenir de los acontecimientos. Por aquí, es lógico: han sido inyectados con descuido para observar sin inquietud las altas o bajas de la confección de la plantilla. Han visto partir a tantos buenos (y malos) que ya nada turba la quietud en el graderío. El asunto es peliagudo aunque el Atlético de Madrid mantiene la ventaja del tiempo: el portero acaba contrato en junio de 2021.

Sorprende, porque irrita, que al considerado uno de los mejores porteros del mundo no se le transmita el cariño o el calor que otros han recibido, bien desde el ático del viejo Calderón o bien desde los vestidores del nuevo Metropolitano. Si evitar la fuga de Griezmann al FC Barcelona se vivió como asunto de estado mayor, donde todos se implicaron y nadie se ausentó para empujar en la misma dirección. Sin embargo, hoy nadie se muestra preocupado frente a la más que posible salida a final de temporada de Oblak. Para el poderoso entrenador del Atleti, el verdadero ‘dueño’ de la entidad porque aporta “tranquilidad y estabilidad” a la institución permitiéndole caprichos que no se le han concedido a ningún otro empleado en más de cien años de historia, el meta esloveno es prescindible.

Sorprende, porque parece increíble, la afirmación realizada en el párrafo anterior. Pero la realidad no esconde que para el técnico argentino sólo existen en la actual plantilla dos futbolistas incontestables: Costa y Griezmann. Lo que sucede es que los números durante este curso le afean la conducta. El hispano-brasileño atraviesa otro periodo de irregularidad propio de su trayectoria. Nunca fue un delantero medido, pero ahora los datos lo desnudan: acumula 17 partidos consecutivos sin anotar en la competición liguera, o lo que es lo mismo, ocho meses sin ver puerta en el día a día doméstico. Crueles datos. Mientras tanto, no le han dolido prendas para solicitar, vía intermediario, -tal y como adelantó este periódico el pasado 28 de septiembre- aumento de sueldo para aproximarse económicamente a la verdadera estrella del equipo.

Los mimos a Griezmann

Sorprende, porque es inusual, que Griezmann acumule únicamente dos goles en las diez jornadas de Liga. Sus cuitas con el Balón de Oro lo alejan del rendimiento que forzó al Atleti a convertirlo en el segundo jugador mejor pagado del torneo español después de Messi. El excesivo desgaste mundialista pesa en la factura que ahora presenta el galo. Mientras tanto, con el hombro dolorido, sin rechistar y pleno de compromiso, Oblak, a sus 25 años, es de largo el mejor portero de la Liga con solo cinco goles encajados. Sin embargo, para la propiedad atlética la prioridad ahora es volver a renovar al entrenador. Así lo anunció el máximo accionista de la entidad desde Cuba. Al bote lo recogió el técnico porque el acuerdo está listo. ¿Dónde va a sentirse mejor el argentino que en un club en el que hace de su capa un sayo?

Foto: Florentino Pérez a su llegada a Melilla. (EFE)

Sorprende, porque es algo anormal tal y como refleja la historia, que al Atleti le vaya tan bien financieramente hablando. No ha perdido ripio respecto a los fichajes -ha provocado en los últimos años más inversión que el Real Madrid- a la par que construía un magnífico estadio. Además, ha sido capaz, por primera vez, de retener a un futbolista frente al ímpetu mostrado por otro club con mayor presupuesto. Claro que ha habido otros casos -Koke, por ejemplo-, pero aquí primaba más el sentimiento que la cartera. Resuelto lo de Griezmann y arreglado lo del entrenador, el patito feo conduce a Oblak. El esloveno es un muro dentro y fuera del campo. Y aunque el técnico observa con displicencia el futuro del guardameta, la dirección aún recuerda la angustia sufrida cuando una tarde del reciente agosto. En los mentideros futbolísticos se hablaba de que el Chelsea pagaría una cláusula sin conocer aún el destinatario. Entre Bilbao y Madrid se desajustaban la corbata antes de comprobar cuál sería el elegido. Al final, en el Atleti no hubo retreta.

Sorprende, por extraño, que el diario deportivo 'Ekipa' de Eslovenia proclame que el portero del Atlético de Madrid dejará el club el próximo verano para firmar por el París Saint-Germain. La razón que expone es la de sentirse decepcionado con la dirigencia madrileña por el trato recibido. Es más, la relación entre las dos partes es inexistente y todo apunta a que o bien el Atleti acepta el traspaso, o bien el portero dejará morir el actual contrato. Solo plantearse que el club rojiblanco pueda perder a Oblak por una negligencia o por falta de calor humano transporta a una situación cuanto menos rara. Y aunque el Atleti pueda sostener la cuantiosa ficha que merece el esloveno, éste ya no prioriza el dinero. Los pequeños detalles que hacen grande son los que han fallado en este caso. Pero claro, el meta no es visto por el que manda como un crack. Para el técnico argentino solo existen tres en el grupo: Griezmann, Costa y él mismo. Y la propiedad responde: amén.

Sorprende, porque conmueve, que entre los propietarios del Atleti no se haya instaurado aún el estado de excepción ante la ausencia de noticias respecto a la renovación de Jan Oblak. No parece que el silencio de la parte los altere. Ni tampoco muestran sentimientos de perturbación los aficionados rojiblancos, quienes observan con anestesia el devenir de los acontecimientos. Por aquí, es lógico: han sido inyectados con descuido para observar sin inquietud las altas o bajas de la confección de la plantilla. Han visto partir a tantos buenos (y malos) que ya nada turba la quietud en el graderío. El asunto es peliagudo aunque el Atlético de Madrid mantiene la ventaja del tiempo: el portero acaba contrato en junio de 2021.

Antoine Griezmann