El estrés de Kroos en el Real Madrid se mide a Zidane

Existe un primitivo axioma futbolístico que explica que la afición se cansa de ver las mismas caras y que a veces, sin razón, provoca cambios sin rigor. Eso parece que le sucede a Toni Kroos, quien cursa su quinta temporada en la plantilla del Real Madrid. No demasiados seguidores son quienes ahora levantan la bandera a favor del centrocampista alemán, que ha sufrido duras críticas en una campaña que él explica como normal después de tanto éxito acumulado. Las sombras que han tiranizado sobre algunos jugadores nos permite especular sobre el futuro de los mismos. Y lo que es seguro es que el centro del campo del equipo se encuentra en el punto de mira. En este último tramo de campeonato, el germano y Zidane mantendrán una particular partida para determinar si a los 29 años el ciclo de Kroos ha finiquitado en el Bernabéu.

“Nadie va a poner en duda mi estilo de juego en este mundo del fútbol. Me siento bien y si miro esta temporada con el Real Madrid, es cierto que hemos tenido luces y sombras, quizá más sombras de las que estábamos acostumbrados. Pero después de estas tres temporadas es normal”. Así se defiende de las críticas el centrocampista alemán. Después de los títulos alcanzados en Europa, de la intempestiva salida del entrenador del éxito, de la fuga de Cristiano Ronaldo, de no poder fichar lo que se pretendía, del intento frustrado de Modric -que también entendía como extinguido su tiempo-, del acelerado fichaje de Lopetegui y su pronta destitución, del plan fallido con Solari… quizá sean demasiados frentes que lidiar como para explicar una temporada tranquila y normalizar lo que expone Kroos. Sin embargo, el rendimiento del jugador sí ha dejado serias dudas en el ático del club.

El más duro con Kroos ha sido Schuster, precisamente alguien que respira por los mismos poros futbolísticos: misma nacionalidad, misma posición el campo, mismo tranco sobre el césped e incluso en una etapa de sus carreras portaron la misma camiseta. Para Toni, las palabras suenan a revanchismo pero aquel “tractor diesel”, así lo calificó Schuster tras el choque ante el FC Barcelona, le llegó al alma. Kroos, como su particular crítico, nunca fue de galopar durante los noventa minutos, pero es que a los futbolistas en activo sí les duelen las críticas de los que fueron jugadores profesionales. Si las de los medios de comunicación les suelen resbalar, las que acentúan los ‘ex’, los pocos que se mojan, hacen pupa. En medio de esta disputa ha aparecido Joachim Low, el seleccionador de Alemania. El mismo que ha tomado partido por su jugador frente a una leyenda de su país.

Low buscaba un objetivo con Kroos. Pretendía rebajarle la tensión acumulada. Por eso, había decidido darle aire en el segundo encuentro de la semana frente a los Países Bajos. Pero Toni no pide pausas. “Hablé con él para darle un descanso, pero quiere jugarlo todo. Tras la cantidad de partidos y el estrés que ha vivido en el Madrid en los últimos años, quizá merecía ese descanso”, añade Low, que finalmente decidió situar a su jugador en el once inicial del partido celebrado en Amsterdam. La cuestión es que el que ahora debe regular su tiempo es Zidane. En el reestreno ante el Celta, ya vimos a Kroos en una posición no habitual, pero sí conocida para él: la de mediocentro posicional. Precisamente, esta misma temporada ya lo ubicó en ese lugar Solari en el desafortunado partido de Eibar o antes Lopetegui en el estreno ante el Getafe o en Bilbao. Veremos, más adelante si lo del Celta resultó una prueba o un experimento óptimo para el nuevo técnico.

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Guardiola le quiere

Kroos es una estrella del fútbol desde que era niño. Su propio padre diseñó un plan para convertirlo en futbolista. Alemán del este, destacó desde la etapa juvenil hasta que se trasladó desde el Hansa Rostock al Bayern en el verano de 2006, donde estuvo un curso en categorías inferiores hasta que se le hizo hueco en el primer equipo. Con personalidad demostrada, no se arrugó cuando se sintió hostigado y burlado por la administración ejecutiva de Múnich, para disgusto de Guardiola. Un desembolso de 25 millones de euros lo acercó al Real Madrid. De nada sirvieron las intenciones del propio Pep avisando al FC Barcelona de la valía del mediocampista. Sin embargo, el club culé había elegido ya a Rakitic. Por eso, a nadie sorprende que el técnico siga aguardando año tras año la decisión de Kroos: las puertas del Manchester City se le abren de par en par si decidiera de común acuerdo con el Madrid abandonar la entidad.

El actual vínculo de Kroos se extingue en junio de 2022. Desde el otoño de 2016 no ha tenido revisión. Por tanto, Zidane tendrá mucho que decir en retocar el contrato o bien dejarlo salir a final de curso. Si como dice Low el estrés le ha podido dejar agobiado e influir en su rendimiento, tampoco ayuda la interminable lista de centrocampistas que se asocian al Real Madrid. Si los franceses son fieles candidatos desde Rabiot, que está en todas las quinielas, pasando por un viejo deseado para Zidane como Pogba, o Kanté, un todoterreno estilo Makelele, tampoco se descarta a Pjanic o a cualquiera de los que destaquen. Para la Prensa nacional o internacional, el medio campo precisa recambios sin dilación y por ahí la ristra de futuribles. Lo seguro es que el año de Kroos es sumamente mejorable y son algunas las voces que dudan ya de una reconversión. Lo único seguro es que sólo las entradas facilitarán las salidas en el club. Y Kroos tiene mercado porque no sólo Guardiola suspira por él. La duda está en conocer si Zidane también se encuentra entre sus incondicionales.