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Un hundido Rodrigo Moreno digiere el viaje a ninguna parte
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Antonio Sanz

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Un hundido Rodrigo Moreno digiere el viaje a ninguna parte

El delantero internacional se sintió jugador del Atlético de Madrid. Simeone insistió en el fichaje por las dudas que tiene sobre la capacidad de hacer goles sin Griezmann

Foto: Rodrigo Moreno disputa un balón ante Casemiro. (Efe)
Rodrigo Moreno disputa un balón ante Casemiro. (Efe)

Se ha quedado hundido, relatan fuentes directas del vestuario valencianista. Rodrigo Moreno mastica para digerir lo que ha sido un golpe directo a la mandíbula. El delantero internacional se sintió jugador del Atlético de Simeone, consideró que se presentaba ante el salto idóneo para atestiguar su trayectoria deportiva y se rindió sin pleitesía a las ínfulas que le planteó el ‘súper agente’ portugués que maneja su asesoramiento deportivo, y también las directrices del Valencia FC…y en buena parte de la dirigencia del Metropolitano. El deseo desenfrenado por cambiar de aires, se acumulaba el segundo verano de cortejo madrileño, provocó que ni se detuviera a pensar que la operación dependía de un tercero. El asesor deportivo del hispano-brasileño tejió una tela de araña a tres bandas que terminó por devorar al ariete. Hoy, vestido con la Roja, rumia la dicha que lo ha frustrado.

Simeone ha martilleado durante el mes de agosto a Andrea Berta, el clandestino director deportivo rojiblanco, porque se le antojaba necesario un delantero más. Al técnico argentino no le basta un Diego Costa enchufado en pretemporada o un Morata, envalentonado, dando un paso al frente para portar el histórico ‘9’. Quería más, reclamaba otro goleador porque deslizaba en privado que Joao Félix, el relevo de Griezmann, se mostraba como una incógnita de juego y definición. El ‘Cholo’, en su relato a la correa de transmisión de la dirigencia, marcaba sus miedos y preguntaba: “¿quién va a hacer los goles del francés?”. La cifra de tantos del delantero del Barça es la variante que atemoriza al intocable entrenador. De ahí su requerimiento incesante a quien es su interlocutor diario con la propiedad.

placeholder Rodrigo Moreno en un entrenamiento con el Valencia. (Efe)
Rodrigo Moreno en un entrenamiento con el Valencia. (Efe)

Pero lo de Rodrigo y Simeone no es un capricho ni un episodio aislado. Se trata de un interés firme desde el verano de 2018. Incluso antes de firmar a Morata, el Atleti ya trató de arrebatar al internacional español al Valencia FC. En aquella estación, Peter Lim no se planteó vender al jugador. Sin embargo, esta vez la economía cambió. El asesor directo del magnate asiático, el ‘súper agente’ luso, diseño una operación a tres bandas con tres entidades y tres futbolistas diferentes. La fiesta la terminaba pagando el fondo de inversión norteamericano propietario del AC Milan, quien debía desembolsar 50 millones de euros por el argentino Correa. Entonces, y solo entonces, el Atleti de Simeone afrontaría la compra de Rodrigo por diez millones más de lo que dejaba en su cuenta corriente el club italiano. Para cerrar el círculo, un portugués de la cuadra del ‘súper agente’ terminaría firmando en Mestalla.

La exigencia de Simeone

El movimiento de piezas supuso un terremoto en Valencia. Los éxitos futbolísticos habían logrado que gran parte del enjambre social y mediático de la ciudad olvidara quien es el dueño. Pero Lim los despertó del sueño y permitió que Rodrigo acudiera a Madrid, a la Clínica de Navarra, a realizar el pertinente reconocimiento médico. El chico se sintió esa jornada un rojiblanco más. Su pensamiento afloraba felicidad porque conseguía la oportunidad idílica que llevaba tiempo aguardando. Mientras, Mestalla recuperaba en agosto las Fallas de marzo. Para empezar, el irritante Marcelino tiraba de victimismo, Alemany dudaba de su puesto de trabajo y el valencianismo se hacía cruces con lo que leía y escuchaba. Al final del relato, todos siguen en el mismo sitio, pero ninguno con la fuerza de antes. Sólo Rodrigo es consciente de que su suerte sigue encadenada al capricho de venta de su propietario. Los otros dos transitarán el curso en la comba de los resultados. Eso sí, ambos habitan junto al precipicio.

El ‘súper agente’, con Simeone, han sido los dos actores que más empeño, jugador al margen, han mostrado en mantener vivo el tránsito. Incluso, provocaron una segunda reacción de la propiedad rojiblanca. Con motivo del sorteo de la Liga de Campeones, Murthy, el hombre ‘fuerte’ de Lim en Valencia, trasladó al propietario una nueva propuesta. Se ideó la posibilidad, extendida en los últimos mercados, de forzar una cesión con compra obligatoria para ejercer la próxima temporada. En el Metropolitano no querrían dejar tirado a Rodrigo. Eran conscientes del daño que causó el descubrimiento mediático del fichaje con la despedida del ariete a sus compañeros en el camerino de Paterna y los ruegos del ‘súper agente’ a la propiedad rojiblanca, con el objeto de salvar como fuera la cara ante su cliente. Pero Lim vive el negocio. Y como buen mercader, desechó el castillo en el aire que se le planteaba.

Y volvemos al principio. Simeone se quedó sin un delantero más. El Atleti, en su opinión, no cuenta con el gol del curso pasado y traslada el fracaso a la propiedad. Que curiosa paradoja ha vivido la entidad rojiblanca. En primavera se tanteó, antes de cerrar con Lodi, las opciones de firmar a Gayá. El lateral se negó en rotundo a escuchar la posibilidad de aproximarse al Metropolitano. Unos meses después, Rodrigo ni se lo pensó, ni meditó si era bueno o no. Dio un paso adelante, viajó a Madrid y se entregó al escudo rojiblanco. Tan respetable uno como el otro, pero son dos maneras bien diferentes de embarcarse en una aventura. Ahora Mestalla impartirá justicia. Lo fácil es pasar factura a Rodrigo. Aquel que lo haga que piense en una mejora laboral. No se entiende porque el fútbol es un sentimiento, se afirma. Y es cierto. Pero también una industria. Hoy, el goleador, como puede, recupera sensaciones aislado en la Roja. Volverá a Mestalla dispuesto a reivindicarse. Mientras, el ‘Cholo’ lame las heridas recordando los goles de Griezmann.

Se ha quedado hundido, relatan fuentes directas del vestuario valencianista. Rodrigo Moreno mastica para digerir lo que ha sido un golpe directo a la mandíbula. El delantero internacional se sintió jugador del Atlético de Simeone, consideró que se presentaba ante el salto idóneo para atestiguar su trayectoria deportiva y se rindió sin pleitesía a las ínfulas que le planteó el ‘súper agente’ portugués que maneja su asesoramiento deportivo, y también las directrices del Valencia FC…y en buena parte de la dirigencia del Metropolitano. El deseo desenfrenado por cambiar de aires, se acumulaba el segundo verano de cortejo madrileño, provocó que ni se detuviera a pensar que la operación dependía de un tercero. El asesor deportivo del hispano-brasileño tejió una tela de araña a tres bandas que terminó por devorar al ariete. Hoy, vestido con la Roja, rumia la dicha que lo ha frustrado.

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