Es noticia
Ron Dennis, el imperfecto caballero inglés
  1. Deportes
  2. Fórmula 1
Javier Rubio

Dentro del Paddock

Por

Ron Dennis, el imperfecto caballero inglés

Para quien comparta el sentido de logro en la vida, resulta difícil no admirar la carrera deportiva y profesional de Ron Dennis. Pasar de aprendiz de

Para quien comparta el sentido de logro en la vida, resulta difícil no admirar la carrera deportiva y profesional de Ron Dennis. Pasar de aprendiz de mecánico adolescente, sirviendo café en el box de Brabham, a dirigir un grupo empresarial como McLaren solo está al alcance de individuos dotados de singulares cualidades. Por ello, Ron Dennis merece el respeto debido a alguien capaz de crear, de crecer, de romper límites desde la nada para lograrlo todo. Le he visto, ya en la cima, coger una sierra para ayudar a uno de sus mecánicos en medio de una sesión de entrenamientos. Era un gesto, sí, quizás para la galería, pero que ilustraba en dos segundos la historia de su vida.

 

Dos o tres columnas como mínimo harían falta para glosar su trayectoria. Ojalá  pudieran visitar ‘Paragon’, la sede de McLaren.  Unas instalaciones en las que Dennis quiso plasmar personalmente los logros de su grupo empresarial. Los árboles que flanquean el camino hasta la entrada han sido plantados con una perfecta geometría, según sus instrucciones. O la distribución del suelo cerámico evitando las aristas. O la desaparición de cualquier cable a la vista. Ya quisieran muchos restaurantes ofrecer el servicio de su comedor de invitados. Todo según su atenta mirada y dirección personal. Que le pregunten a Norman Foster en sus conversaciones para diseñar ‘Paragón’. Al salir,  seguirán girando la cabeza ante la sensación de haber visitado un centro laboral y tecnológico de otro planeta.  El planeta de la excelencia.

Como Dennis, nadie progresa en la vida sin una sólida escala de valores. Por ello, en los días posteriores a su despedida, no he podido evitar reflexionar sobre algunas de las palabras que pronunció en su último acto público, anterior al anuncio de su retirada como máximo responsable del equipo McLaren, que no del Grupo McLaren.

Fue justo hace dos semanas, en la cita anual del Autosport International Show, en Birminghan. Ante un auditorio rendido, iluminó a los presentes con el mejor repertorio del famoso “Ronspeak,-como se le conoce en el paddock-, una lenta, pausada, detallada y farragosa  forma de expresarse, llena de complejos matices. Es decir, decir en veinte rebuscadas palabras lo que puede expresarse en siete.  En Birminghan, utilizó un lenguaje más cercano a los mortales con menor coeficiente intelectual. “Todos tenemos las mismas fortalezas y debilidades como seres humanos”, se sinceró en su emotivo colofón. “Hay gente que me reconoce el hecho de que soy un hombre hecho a sí mismo. Para mí, lo mejor sobre ello, es que has comenzado tu vida profesional con tus propios valores,  creces con ellos, y construyes tu empresa con tus valores”.

Y entre ellos, su pasión por el triunfo. “McLaren está en Fórmula 1 para ganar en cada carrera”. Lo ha repetido incluso él mismo cuando sus pilotos no tenían opción alguna para ello. El otro día volvió a repetirlo: “Soy un puro “racer” (término que en inglés define al que lleva la competición en la sangre). Alguien al que le gusta calificar duro, tener el coche más rápido delante, liderar (la carrera) desde el principio, y ganar, no importa lo que ello precise”. Con la perspectiva de los dos últimos años, analizaba la coherencia de sus palabras en Birminghan con algunas decisiones del pasado. Sobre todo en lo que respecta a sus dos pilotos españoles: Fernando Alonso y Pedro Martínez de la Rosa.

El portazo de De la Rosa

Sobre Heikki Kovalainen -un tipo realmente magnífico-, dijo: “Apoyamos mucho a los pilotos y cuando logran resultados es muy gratificante”. Entonces me acordé de Montoya, o del propio David Coulthard, a quienes Dennis ignoraba durante semanas. Luego hablaremos sobre este punto otra vez. Sigamos. “Es un privilegio ser parte de ello (el éxito de Hamilton), y obtengo la misma satisfacción de una situación como la de Heikki (Kovalainen) porque estaba mentalmente destrozado y no en la mejor condición física cuando llegó a McLaren”.

Un momento señor Dennis: ¿Usted contrató a un piloto física y mentalmente destrozado tras la experiencia de Renault? ¿Cómo, con su filosofía de “racer” a la búsqueda de la excelencia, fichó a alguien así? Alguien que ni siquiera había sido probado ni en pista, ni el simulador, como suele ser habitual. Alguien que, además, terminó séptimo en el campeonato, con el mismo coche que el campeón. Porque lógicamente ambos han contado con idéntico material, como siempre ha predicado en el trato con sus pilotos. Y le fichó tras comunicar a Pedro Martínez de la Rosa que él iba a pilotar junto a Hamilton en 2008. No es de extrañar, que al enterarse, Pedro diera el portazo. De la Rosa sabía que Kovalainen no le superaba. El tiempo le ha dado la razón. Pedro, un señor como siempre, volvió a ser leal a McLaren.

Algunas voces han relacionado la presencia del finlandés con el  desenlace del asunto de espionaje a Ferrari. O con el acuerdo de resolución del contrato de Fernando Alonso. ¿Briatore, gestor de los contratos de Alonso y Kovalainen?  O lo que es lo mismo: ¿Pudo haber razones extradeportivas en el fichaje del finlandés? No me atrevo a ir más allá.

Alonso no es inglés, “as far as I know”

Pero vuelvo a recordar otras de sus palabras en el Autosport Motorshow: “Cuando tus valores son puestos a prueba, tienes que atenerte a los principios fundamentales en los que has llegado a creer. Y al final, cualquiera que fuere el precio, tienes que estar preparado para pagarlo. Nuestra compañía ha pagado un precio económico muy alto… y creo que al final la compañía mantuvo su integridad, yo  la mía, y para mí esto es algo que no tiene precio”.

Sin perder de vista el discurso de los valores, no quisiera olvidar su cita sobre el “apoyo a los pilotos”, para añadir otra del pasado Motorshow de Birminghan. Preguntado por la feliz resolución del campeonato, y al respecto de Hamilton, dijo: “Al final, tuvimos un campeón inglés, lo que es particularmente satisfactorio para McLaren ya que, finalmente, es un equipo inglés”.  Lógico y normal. Entonces, al escuchar estas palabras, me vino a la memoria, de golpe, la aventura de Alonso en McLaren. Independientemente de los errores que cometiera el español, que los hubo, y del gran rendimiento de Hamilton, recuerdo, por citar algunos ejemplos. Cómo cuando Dennis degradó la victoria de Alonso en Mónaco ante la prensa británica después de haber ganado el español en buena lid. Para colmo, Alonso tuvo que escuchar cómo le susurraba al oído camino del podio que fuera sensible con Hamilton. Por no olvidar el infame incidente de Hungría, donde todo el mundo era consciente de que Hamilton no iba a respetar la estrategia del equipo, y Ron Dennis le permitió unos gritos a través de los cascos en mitad del incidente, y unas maneras que sólo un padre aguanta a su hijo, porque a un empleado cualquiera le mandan a la p… calle, como ha hecho con ese mozo de vuelo poco eficiente.

“Al final tuvimos un campeón inglés, lo que es particularmente satisfactorio para McLaren ya que, finalmente, es un equipo inglés”. ¿Recuerdan aquello que dijo pocos minutos después del Gran Premio de China en 2007?: “Nosotros no competíamos con Kimi, competíamos básicamente contra Fernando”.

¿Cómo era aquello de que “cuando tus valores son puestos a prueba…”?

Para quien comparta el sentido de logro en la vida, resulta difícil no admirar la carrera deportiva y profesional de Ron Dennis. Pasar de aprendiz de mecánico adolescente, sirviendo café en el box de Brabham, a dirigir un grupo empresarial como McLaren solo está al alcance de individuos dotados de singulares cualidades. Por ello, Ron Dennis merece el respeto debido a alguien capaz de crear, de crecer, de romper límites desde la nada para lograrlo todo. Le he visto, ya en la cima, coger una sierra para ayudar a uno de sus mecánicos en medio de una sesión de entrenamientos. Era un gesto, sí, quizás para la galería, pero que ilustraba en dos segundos la historia de su vida.

Ron Dennis Lewis Hamilton Fernando Alonso