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De la Rosa, un señor piloto
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Javier Rubio

Dentro del Paddock

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De la Rosa, un señor piloto

Una encuesta publicada la pasada semana por una agencia internacional de marketing deportivo proclamaba a Pedro Martínez de la Rosa como el piloto más “elegante y

Una encuesta publicada la pasada semana por una agencia internacional de marketing deportivo proclamaba a Pedro Martínez de la Rosa como el piloto más “elegante y atractivo” de la Fórmula 1. Su marido no será doble campeón del mundo como Fernando Alonso, pero es de suponer que Reyes, la esposa de Pedro, estará más que orgullosa de él. Ahí es nada, piloto de Fórmula 1, y además guapo…Para presumir de chico, vamos…

La nómina de estrellas del deporte en nuestro país es de tal calibre que representa el mayor capital de imagen a nivel internacional con que cuenta España en la actualidad. Pedro Martínez de la Rosa se encuentra entre ellos, y no solo por su elegancia y atractivo. 

 

Su peso específico en la Fórmula 1 es indiscutible. Lo demuestra el hecho de que ningún piloto ha alcanzado desde la condición de probador el respeto e influencia que disfruta Martínez de la Rosa. Desde el año pasado se ha convertido, por votación de sus colegas, en el presidente de la Asociación de Pilotos de Fórmula 1(GPDA), posición normalmente adjudicada a las grandes estrellas con una potencia mediática que les hace idóneos para el cargo. De la Rosa hoy es una de las voces más respetadas del Gran Circo entre todos los pilotos, sin pelos en la lengua cuando la ocasión lo requiere. Schumacher lo experimentó en sus carnes, tras su discutible actuación en el Gran Premio de Mónaco de 2006.

En el sitio adecuado, en el momento adecuado

Algunos alegarán que los resultados de Pedro Martínez de la Rosa en la Fórmula 1 no gozan del status que le confiera un puesto de honor entre nuestros deportistas. No tuvo la suerte de estar en el sitio adecuado, en el momento adecuado. Pocos pilotos pueden presumir de haber ganado todos los campeonatos en los que han participado hasta llegar a la Fórmula 1. Pedro, sí puede. Menos uno, la Fórmula 3 británica, en la que su familia incluso llegó a invertir  dinero propio para sustituir un chasis que estaba destrozando la carrera de todos aquellos pilotos que lo utilizaban. Y como su trayectoria corría el riesgo de atascarse, tomó la dura decisión de emigrar a Japón. Siempre recordará aquel primer día en el que estuvo a punto de volver al aeropuerto tras ver el cuartucho en el que tenía que vivir en soledad. Pero apretó los dientes. Aguantó. Ganó todos los campeonatos en los que participó en Japón: Fórmula 3, Fórmula 3000, y All Japan GT.

Gracias a ello, tras un año como probador en Jordan, debutó en la Fórmula 1, y puntuó en su primera carrera. Solo catorce pilotos han sido capaces de lograrlo desde 1980, entre ellos, Prost, Raikkonen, Hamilton y Vettel. Desgraciadamente, vivió los estertores del equipo Arrows. Jaguar, su segundo equipo, naufragó tras una desastrosa gestión  técnica y deportiva. Sin patrocinadores, fue repescado por McLaren. Hasta hoy. Cierto es que disfrutó la oportunidad de McLaren al sustituir a Juan Pablo Montoya en 2006 durante ocho carreras, pero se le atragantaron las sesiones de entrenamientos cronometrados -vitales para el resultado de carrera, como Alonso pudo experimentar en 2007 con McLaren- por circunstancias técnicas que no se pueden explicar en dos líneas. Pero el Gran Premio de Hungría de aquel año demostró al propio De la Rosa que, en las circunstancias adecuadas, es un piloto ganador de Gran Premio.

A los pies de los caballos

Pero la elegancia exterior que se le reconoce no es sino la proyección de la interior que Pedro Martínez de la Rosa atesora. Nadie le oyó una palabra más alta que otra ante las faenas de Niki Lauda en sus tiempos de Jaguar, y las de un Eddie Irvine que se deshizo como un azucarillo cuando le llegó la hora del título en 1999, con Ferrari, y ante Mika Hakkinen. Nadie le ha oído un reproche a su actual equipo, que le aprecia sinceramente, pero que se la ha jugado de verdad. Y, sobre todo, nadie le oyó ni una palabra cuando la pugna entre McLaren y Alonso le dejó al pie de los caballos con los emails de McLaren en el asunto de espionaje de Ferrari: “¿Pasarlo mal? Pasarlo mal lo pasaba yo ante el abogado de Ferrari que me quería despellejar…”.

¿Y qué decir de su estilazo como comunicador en las retransmisiones de Tele5, todo un lujo para los espectadores? En cuántas ocasiones tuvo que aguantar las impertinencias de Gonzalo Serrano, de las que salía con una elegancia, inteligencia y sentido del humor admirables. Qué manera de cubrir, además, comentarios desafortunados. Antonio Lobato, que no es tonto, sabía perfectamente en qué báculo debía apoyarse. Para De la Rosa será triste no poder competir este año, pero qué suerte tendrá La Sexta y los espectadores si Pedro vuelve a la cabina. Señor Roures, páguele lo que pida, no se arrepentirá…

Martínez de la Rosa compatibiliza la ambición y el egoísmo necesario para sobrevivir en la Fórmula 1 con un ego sano y equilibrado, en un entorno poco proclive a conservarlo. “Pedro es un miembro fundamental de la familia McLaren, y siempre tendrá un hueco en ella”. Ron Dennis eligió sus palabras cuidadosamente ante la prensa española que visitó  la fábrica de Paragon a finales del 2006. Desde que lograra el control de McLaren en 1981, ha conocido a los mejores pilotos de las últimas décadas: Lauda, Prost, Hakkinen, Mansell, Raikkonen, Hamilton, Alonso. Cierto es que Dennis no cuenta con credibilidad en España, pero algún fundamento tendrá para haber convertido a Martínez de la Rosa en uno de los pilotos con mayor presencia en la historia de McLaren. ¿No creen?.

Una última pregunta: ¿Conocen a alguien en España que hable en contra de Pedro Martínez de la Rosa?. Está claro que Reyes puede presumir de contar con algo más que un  piloto “bombón” en casa.

Una encuesta publicada la pasada semana por una agencia internacional de marketing deportivo proclamaba a Pedro Martínez de la Rosa como el piloto más “elegante y atractivo” de la Fórmula 1. Su marido no será doble campeón del mundo como Fernando Alonso, pero es de suponer que Reyes, la esposa de Pedro, estará más que orgullosa de él. Ahí es nada, piloto de Fórmula 1, y además guapo…Para presumir de chico, vamos…

Pedro Martínez de la Rosa Fernando Alonso Ron Dennis