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Las mujeres lo tendrían más crudo en la F1
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Javier Rubio

Dentro del Paddock

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Las mujeres lo tendrían más crudo en la F1

“Creo que sería muy duro para las mujeres”. Estos últimos días, el piloto de Force India Vitantonio Liuzzi abría una vez más el debate sobre las

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Las mujeres lo tendrían más crudo en la F1

“Creo que sería muy duro para las mujeres”. Estos últimos días, el piloto de Force India Vitantonio Liuzzi abría una vez más el debate sobre las pilotos en la Fórmula 1. Un tema recurrente que ha vuelto a surgir ante una posible incorporación de la americana Danica Patrick al Gran Circo como reclamo ante el próximo Gran Premio en Texas, en 2012. Para Liuzzi, “creo que (su presencia) sería una buena posibilidad de publicidad como lo es en América, pero la Fórmula 1 tiene un objetivo diferente y un desafío más duro tanto física como psicológicamente”.

La historia de la Fórmula 1 cuenta con una corta nómina de mujeres como participantes. Tan solo cinco han tomado parte en sus carreras, o lo han intentando. María Teresa de Filipis, (1958-59 participó en tres grandes premios de cinco intentos), Lella Lombardi (doce de diecisiete entre 1974 y 1976), pero ni Divina Galica, ni Desiré Wilson ni Giovana Amati lograron pasar el corte de los entrenamientos. Precisamente fue la italiana la última en intentarlo, en 1992.

¿Cuestión de instintos?

“Nadie vino a ayudarme. Solo una persona se acercó en el Gran Premio de Sudáfrica (su debut): Ayrton Senna me estrechó su mano y me dijo: “Me alegro de que estés aquí”. Felicidades. Los demás me ignoraron, y cuando fracasé dijeron: “Es por ser mujer…”. Senna reconocía implícitamente el gran mérito de mujeres como la italiana, pero la realidad es que Amati, en su caso particular, fracasó por dos razones: la primera, el “hierro” que tenía en sus manos (un Brabham); la segunda, porque carecía del nivel necesario para competir en la Fórmula 1. Y quien escribe estas líneas siguió en sus tres intentos, y a pie de pista, las evoluciones de Amati en relación con sus colegas masculinos.

“Cada vez hay menos obstáculos, porque cada vez hay más mujeres en el mundo del karting, la base de la pirámide se está expandiendo”, reconocía Pedro Martínez de la Rosa al respecto. Sin embargo, los niños siguen copando de forma aplastante los circuitos frente a las niñas. En España, por ejemplo, la Federación Española cuenta con un total de 1.148 licencias de pilotos de karting. Solo 53 corresponden a niñas. Se parte entonces de una exigua base antes de la inevitable selección natural que lleva hacia la Fórmula 1 ¿Existiría por tanto una mayor inclinación instintiva masculina para este deporte? La respuesta entraría en un terreno donde se mezclarían los argumentos neurobiológicos, físicos, de índole cultural, social, e incluso emocional. Un debate al que pueden contribuir con sus propias aportaciones, queridos lectores.

¿Qué haría Serena Williams contra Rafa Nadal?

Sin embargo, para quienes puedan caer en la tentación de calificar como “machista” al mundo de la competición automovilística, y por ende a la Fórmula 1, cabría recordar que la Federación Internacional siempre ha permitido la presencia de ambos sexos en sus campeonatos. No es el caso del fútbol, el tenis, o el atletismo, por ejemplo, deportes que no afrontan este debate por la sencilla razón de que separan a hombres y mujeres entre sí, con el argumento básico y no contestado socialmente de la diferencia en la condición y potencia física de uno y otro género. ¿Qué posición ocuparía Serena Williams, por ejemplo, en el ranking masculino si compitieran regularmente con los hombres?

Porque quizás en este terreno se estén confundiendo los términos entre la igualdad de oportunidades y la igualdad de facultades. Para Liuzzi, la diferencia en la fortaleza física explicaría las dificultades de las mujeres en la Fórmula 1, argumento con el que también coincide Pedro Martínez de la Rosa. “Me gustaría que ocurriera más pronto o más tarde”, explicaba el español, “pero es más difícil para las mujeres por el elemento físico de la Fórmula 1”.

Manda el crono, y no el sexo

Exprimir las prestaciones de un fórmula 1 requiere un profundo estado de concentración. Cuando el cuerpo decae, le sigue la mente, y luego los cronos. A igualdad de talento, la piloto que quiera batir a un rival masculino deberá contar con una condición física equiparable. Hoy existen muchos ejemplos de mujeres con capacidad y talento para batir a sus rivales masculinos. Pero a medida que crecen las exigencias físicas de los monoplazas, muchas féminas encuentran su tope de rendimiento. Desde que se crearon las World Series o GP2, ninguna mujer ha tomado parte de manera regular en estos escalones inferiores a la Fórmula 1. Y a pesar de su presencia creciente en los circuitos internacionales durante la última década, ninguna ha podido intentarlo en el Gran Circo desde Amati. La británica Catherine Legge probó un Minardi en 2005 y sufrió un accidente en las primeras vueltas. Luego emigraría a Estados Unidos.

Cuando Richard Branson quiso contar con pilotos femeninas para Virgin, el máximo responsable por entonces del equipo, Alex Tai, declaraba que “no hay ahora mismo una piloto que pueda hacerlo. Este es un deporte muy físico y agotador y las mujeres tendría muy difícil soportarlo”. Porque, guste o no reconocerlo, si una piloto consigue equiparar su rendimiento físico al masculino en un Gran Premio de Singapur, por ejemplo, se convertiría en una excepción y no en exponente de normalidad. Recuerden, hablamos de Fórmula 1, no de Fórmula 3, las 24 Horas de Le Mans, o las carreras de óvalos americanas.

La ley de la competición automovilística dicta que es el crono lo que cuenta, y no lo políticamente correcto. En este terreno, en la Fórmula 1, nuestra querida Bibiana Aído lo tendría muy crudo.

“Creo que sería muy duro para las mujeres”. Estos últimos días, el piloto de Force India Vitantonio Liuzzi abría una vez más el debate sobre las pilotos en la Fórmula 1. Un tema recurrente que ha vuelto a surgir ante una posible incorporación de la americana Danica Patrick al Gran Circo como reclamo ante el próximo Gran Premio en Texas, en 2012. Para Liuzzi, “creo que (su presencia) sería una buena posibilidad de publicidad como lo es en América, pero la Fórmula 1 tiene un objetivo diferente y un desafío más duro tanto física como psicológicamente”.

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