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De la Rosa y el 'pelo de la Dehesa' en Sauber
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Javier Rubio

Dentro del Paddock

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De la Rosa y el 'pelo de la Dehesa' en Sauber

"Agradezco el profesionalismo de Pedro, pero Nick nos permitirá juzgar el potencial del coche". En el deporte, como en la vida, la elegancia y el estilo

"Agradezco el profesionalismo de Pedro, pero Nick nos permitirá juzgar el potencial del coche". En el deporte, como en la vida, la elegancia y el estilo son dones inalcanzables para algunos. Vamos, que son incapaces de sacudirse 'el pelo de la Dehesa' como diríamos por estos lares. Peter Sauber, al anunciar con un golpe tan bajo el despido de Pedro Martínez de la Rosa, confirmó que años de viajes y experiencia no han pulido su alma de rudo campesino suizo.

Sauber está legitimado, faltaría más, para tomar las decisiones que crea oportunas. Pero se agradecería cierta sinceridad a la hora de justificarlas. "Como no has traído la pasta que prometiste, Pedro, que te den…". Esta podría ser, también, una traducción de las razones en el despido de Martínez de la Rosa. Porque si hubiera logrado atraer más patrocinadores, el piloto español se pasearía por el motorhome de Sauber como lo hace algún piloto mejicano que llevan por escolta a Telmex y al apellido Slim.

Expectativas frustradas

Pedro Martínez de la Rosa cometió un error en su afán por volver a competir, al implicarse más allá de su condición de piloto para captar patrocinadores en España, y creando demasiadas esperanzas en Sauber.

Para ello, se involucró en numerosas gestiones comerciales que afianzaran su posición personal y mitigaran la precaria condición del equipo. Sin embargo, para sorpresa incluso del propio De la Rosa, pronto se comprobó que España era un desierto estéril para las acuciantes necesidades de Peter Sauber.

A medida que se frustraban sus expectativas, el suizo comenzó a mostrar su displicencia ya desde principios de temporada, que se acentuó a medida que no prosperaban las innumerables gestiones del español. Eso sí, los únicos logotipos que han 'manchado' el monoplaza llegaron vía De la Rosa, a pesar del aterrizaje del hijo del team manager desde el departamento de marketing de un equipo de futbol suizo. Y así les funciona el chiringuito.

Kobayashi no era tan superior

Al fallar el show me the money, los resultados deportivos de Pedro se veían con otro prisma. Poco importaba que Sauber fuera el primer equipo tras Mclaren en contar con el 'f-duct', o que el español se dejara las pestañas con los ingenieros para mejorar un auténtico 'botijo', en una escuadra sin recursos económicos. No importaba que Kobayashi y Pedro estén empatados el uno al otro el mismo número de veces en los entrenamientos. Y sí, el japonés tiene más puntos. Pero quizás Sauber podía recordar que el español rompía su motor cuando marchaba cuarto en China, o cuando en Turquía le impidieron adelantar a Kobayashi. O, simplemente, cuando el equipo dividía estrategias en carrera y las circunstancias o el azar de la prueba favorecían a uno u otro, como en Valencia al japonés.

Es cierto que De la Rosa se ha encontrado oxidado en algunos circuitos, algunos de los cuales no conocía (a diferencia de Kobayashi, que llevaba dos años corriendo en la GP2 europea y asiática) y en otros no competía desde el 2001. Y en momentos clave en los entrenamientos oficiales, en la vuelta lanzada, cometía fallos producto de su falta de hábito. Pero si la comparación con el japonés justificaba su despido, dónde  deberían estar Schumacher tras la paliza que le está dando Rosberg, o Sutil a Liuzzi o Kubica a Petrov, por poner algunos ejemplos. Nadie les ha bajado de su monoplaza todavía.

De Harvard a un negociado de tercera

Pero también hubo choque en lo personal. En el trabajo cotidiano de Sauber, Martínez de la Rosa era un graduado en el Harvard de McLaren que se encontró en una suerte de negociado de tercera, dirigido por un jubilado que se pasa una vez a la semana por la fábrica. Y claro, las diferencias de enfoque eran inevitables. Incluyendo una gestión del capital humano más cercana a la de un capataz de obra que a la de un moderno 'team manager' de Fórmula 1. Y  tan pobre liderazgo se acompañaba, por ejemplo, con unas faltas de respeto a los miembros del equipo que harían ruborizarse al más modesto gurú de la motivación empresarial.

Sauber, a quien le fastidió verse obligado a retomar la gestión cuando ya estaba retirado, ha visto la paja en el ojo de los pilotos, y no la viga en el suyo propio. Con el despido de Pedro, ha echado balones al señalar al  español -también a Kobayashi- con una mezquindad que le retrata personal y profesionalmente.

En el pasado Gran Premio de España, Martin Withmarsh se presentó en el 'motorhome' de Sauber  para ver a De la Rosa, con quien compartíamos conversación en compañía de su mujer, Reyes. No contaremos los temas personales y privados de los que hablaron durante casi media hora, por supuesto, pero tampoco podríamos transmitir adecuadamente el grado de amistad y respeto que el máximo responsable de McLaren  demostró sentir por Martínez de la Rosa. Ya le ha ofrecido su ayuda.

Y, cuando se comprueba la falta de estilo de Peter Sauber al despedir al piloto español, recordando el contraste de aquella conversación con Withmarsh se comprende por qué un campesino suizo nunca podrá quitarse de encima 'el pelo de la Dehesa'.

"Agradezco el profesionalismo de Pedro, pero Nick nos permitirá juzgar el potencial del coche". En el deporte, como en la vida, la elegancia y el estilo son dones inalcanzables para algunos. Vamos, que son incapaces de sacudirse 'el pelo de la Dehesa' como diríamos por estos lares. Peter Sauber, al anunciar con un golpe tan bajo el despido de Pedro Martínez de la Rosa, confirmó que años de viajes y experiencia no han pulido su alma de rudo campesino suizo.

Fórmula 1 Pedro Martínez de la Rosa