Es noticia
Entrevista a Martin Donnelly (I): "La vida es como el juego del póker"
  1. Deportes
  2. Fórmula 1
Javier Rubio

Dentro del Paddock

Por

Entrevista a Martin Donnelly (I): "La vida es como el juego del póker"

¿Recuerdan al 'Ángel de la Guarda' de Martin Donnelly? El 8 de mayo de 2009 relatamos en una columna el accidente del piloto norirlandés Martin Donnelly

¿Recuerdan al 'Ángel de la Guarda' de Martin Donnelly? El 8 de mayo de 2009 relatamos en una columna el accidente del piloto norirlandés Martin Donnelly en 1990, en el circuito de Jerez, uno de los episodios más dramáticos de la Fórmula 1 de los últimos años, incluyendo el testimonio de quien vivió la experiencia de primera mano. Este pasado fin de semana, El Confidencial tuvo la oportunidad de cerrar el círculo con el propio Donnelly, charlando con él directamente sobre la experiencia personal que supuso aquel dramático episodio que marcó su vida para siempre.

Es, créannos, una singular historia humana. Porque Donnelly fue uno de aquellos pilotos que sufrieron la vertiente trágica de la Fórmula 1 pero, en su caso, pudo sobrevivir a ella. Se vio obligado a superar las durísimas consecuencias de un accidente que truncó su carrera deportiva justo cuando vivía su ascenso como uno de los pilotos más prometedores de la Fórmula 1 de entonces.

Nacido en Belfast, la competición automovilística ayudó a Donnelly a escapar de los gangs locales que reclutaban jóvenes para el IRA. Poco a poco progresó hasta llegar a la Fórmula 1, ya que "cuanto más potente era el coche que me daban, mejor piloto era". Hasta que llegó aquel fatídico 28 de septiembre de 1990, a bordo de un Lotus. Durante los entrenamientos, falló la suspensión de su  monoplaza, convirtiendo al piloto en un pasajero lanzado a 267 km/h contra los raíles. El monoplaza se partió por la mitad y el cuerpo de Donnelly quedó inerte y en una macabra contorsión a cincuenta metros del lugar del impacto, todavía atrapado en el asiento de su monoplaza.

"Aquella mañana, tuve una mano mala"

"Con el tiempo piensas que la vida es como el juego del póker, cuando juegas a las cartas, a veces tienes una buena mano y otras, tienes una mala mano. En aquella mañana de Jerez, tuve una mala mano", explica Donnelly. "La vida para mí era magnífica en esos momentos. Pocas horas antes del accidente, tenía en mi mesa tres contratos de equipos de Fórmula 1: Jordan, Tyrrel y Lotus". Donnelly firmó la opción por Lotus ese mismo día, guardó en su maletín el contrato y un talón de cuarenta mil libras y salió a la pista. "De repente, sin culpa tuya, alguien te dice que no, y te niega todo…".

 

Rápidamente, llegó al lugar del accidente el máximo responsable médico de la Fórmula 1, el doctor Watkins. Al levantar la visera del piloto, vio que este se estaba asfixiando con su propia lengua y actuó en consecuencia para salvar su vida. Tenía, múltiples fracturas en el cuerpo, entre ellas una abierta en la pierna que requería atención inmediata. Un helicóptero – aquí pueden seguir la historia en paralelo, relatada por Álvaro de Arenzana en la columna antes mencionada- le llevó al hospital. Allí acababa una vida, allí comenzaba otra.

Martin Donnelly no guarda el menor recuerdo del accidente. Tan solo algunas imágenes de la carrera anterior en Portugal, de unas vacaciones por España antes de la carrera de Jerez, de un bar lleno de jamones colgados, de unas vueltas en un scooter para reconocer la pista… "Tiempo después le pregunté al doctor Watkins por qué no recordaba nada. Me dijo que el cerebro tiene una parte negativa, y una positiva. Esta controla aquella para que no recuerdes, y evites así un trauma mayor". 

Cuando un 'macho man' se cayó al suelo

Tras los primeros cuidados en España, Donnelly fue trasladado a Gran Bretaña. "Sid Watkins es muy inteligente, y por su experiencia en otros accidentes sabía que mi cuerpo iba a sufrir un shock después del accidente. Era importante para él que volviera a Inglaterra antes de que sufriera ese shock. Tras un vuelo especial, aterricé en Gatwick. Y al día siguiente de la llegada, todos mis órganos pararon de funcionar debido al trauma". Donnelly pasó siete semanas en coma para controlar posibles daños cerebrales y orgánicos. Totalmente entubado –su voz delata todavía los efectos de los tubos en la garganta- se quedó en cincuenta y tres kilos.

"Conozco la historia del helicóptero y de Álvaro. Me gustaría reunirme con él pronto para conocerle y tomarnos unas cervezas juntos. También, porque me podría dar más información en detalle de lo que pasó. Algo que lamento es el hecho de que la gente intentaba explicarme después lo enfermo y lo mal que estuve pero, para mí, eran solo palabras. Yo necesitaba fotos. Habría estado bien que, cuando estaba inconsciente, alguien hubiera tomado fotos".

Nadie debió atreverse, porque la situación y la apariencia física de Donnelly era dura de asimilar. "Estaba en cuidados intensivos en White Chapel en Londres. Aparentemente mi piel estaba toda cetrina, rodeado por un enjambre de tubos conectados a mi cuerpo. Mi compañero de equipo, Dereck Warwick, vino a visitarme por primera vez, era un tío fuerte, un macho man. Y Dianne (su pareja) le avisó antes: “Dereck, Martin no tiene una buena apariencia, está lleno de tubos, no es el hombre que tú conocías…” Y él dijo, "vale, tranquila, no te preocupes…." En el momento en el que entró, me vio y se cayó al suelo, desmayado".

"En mi ingenuidad, pensé que me curaría"

Cuando Martin Donnelly abandonó el hospital, tenía que afrontar una nueva y muy diferente realidad. "No tenía la menor capacidad de retentiva hasta después de Navidades. Al dejar el hospital comprendí lo mucho que había dependido de la gente. No podía ni subir al piso de arriba, a mi propia cama. La tuve que poner en el salón. Estaba  totalmente debilitado y tenía la pierna llena de clavos. Recuerdo que siempre tenía frío, estaba permanentemente cerca del fuego, con la chimenea y la calefacción puesta. Fue muy, muy difícil en aquel momento".

Pero la mente de Donnelly no era consciente todavía del alcance de sus lesiones. "Cuando estaba en el hospital, le decía a Watkins que quería marcharme cuanto antes de allí, para volver a correr cuanto antes. Quería ir a la clínica de Willy Dungl en Austria, el mejor fisioterapeuta de entonces, y que había tratado a otros pilotos como a Niki Lauda. En mi ingenuidad pensaba que el sabría qué hacer, que curaría, y después de tres meses estaría de nuevo al volante de un coche, allí donde lo deje".

(Mañana, miércoles, podrá leer la segunda parte de esta entrevista en 'El Confidencial')

¿Recuerdan al 'Ángel de la Guarda' de Martin Donnelly? El 8 de mayo de 2009 relatamos en una columna el accidente del piloto norirlandés Martin Donnelly en 1990, en el circuito de Jerez, uno de los episodios más dramáticos de la Fórmula 1 de los últimos años, incluyendo el testimonio de quien vivió la experiencia de primera mano. Este pasado fin de semana, El Confidencial tuvo la oportunidad de cerrar el círculo con el propio Donnelly, charlando con él directamente sobre la experiencia personal que supuso aquel dramático episodio que marcó su vida para siempre.

Fórmula 1 Entrevista de trabajo