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Dentro del Paddock
Por
Derek Warwick, cuando la muerte llama a tu puerta dos veces
"Cuando Schumacher bloqueó a Barrichello dije: sacadle bandera negra, descalificarle inmediatamente, es una vergüenza lo que ha hecho". Derek Warwick, ex piloto de Fórmula 1, como
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"Cuando Schumacher bloqueó a Barrichello dije: sacadle bandera negra, descalificarle inmediatamente, es una vergüenza lo que ha hecho". Derek Warwick, ex piloto de Fórmula 1, como uno de los comisarios del Gran Premio de Hungría de 2010, habló así a sus colegas después de la infame maniobra del alemán. Fue el único que pidió su descalificación.
Porque Derek Warwick, una de las figuras más prometedoras y queridas de los ochenta, estaba sensibilizado por fuerza ante el peligro y la muerte en la competición. No en vano hubo de superar episodios singularmente duros durante su vida deportiva. Warwick demostró durante su carrera que para ser considerado un piloto especial no es necesario ser un gran campeón.
"Nunca había visto un cuerpo tan retorcido y destrozado"
Para muchos, el británico personificó el tópico del 'momento y sitio equivocado' que arruina a un gran talento. Como Senna, Warwick comenzó con Toleman. Renault le eligió en 1984 para sustituir nada menos que a Alain Prost, pero se encontró con un equipo en decadencia. Lotus quiso ficharle en 1985, pero Ayrton Senna le vetó. Cuatro años más tarde recaló finalmente en Lotus, aunque también en la recta final de su trayectoria como equipo.
Cuando el pasado fin de semana Martin Donnelly pilotó en una exhibición el monoplaza con el que se estrelló hace veintiún años, seguro que Warwick revivió cada dramático momento de aquel fin de semana. Porque era su compañero de equipo. En varias ocasiones hemos hablado en El Confidencial de uno de los accidentes más dramáticos de la Fórmula 1. Pero no de quien tuvo la responsabilidad de echarse su equipo a la espalda bajo el shock de Jerez.
Derek Warwick se encontró a su amigo y compañero sobre el mismo asfalto, como recordaba recientemente en la revista F1 Racing: "Cuando le ví, tenía que estar muerto. Nunca había visto un cuerpo tan destrozado y retorcido en toda mi vida". La perturbadora imagen de Donnelly era más dura si cabe, porque este se había estrellado al fallar la suspensión de un monoplaza idéntico al suyo ¿Podía y debía competir corriendo un riesgo semejante?
"Aquella noche, las emociones eran muy intensas". Warwick no quería volver a correr ese fin de semana. En aquellos momentos "no cabía pensar en la posibilidad de que Martin sobreviviese". Abrumado, tomó con su familia la decisión de no correr. Pero al día siguiente, al volver al circuito, Warwick se encontró con la realidad de la Fórmula 1.
"¿Las suspensiones no se van a romper?"
Camel, el patrocinador principal, amenazaba con retirarse si Lotus lo hacía también. "Los mecánicos habían trabajado toda la noche para reforzar las suspensiones", recordaba Warwick, "porque el equipo Lotus estaba a punto de desaparecer". De repente, toda la responsabilidad recaía sobre el propio Warwick. Preguntó a los mecánicos: "¿Estáis seguros que las suspensiones no van a romperse otra vez?". "Al cien por cien" le contestaron. A continuación, fue a hablar con su padre: "Si no lo hago, este equipo desaparecerá. Voy a correr", se justificó, haciendo de tripas corazón. "Se quedó totalmente destrozado".
Al día siguiente salió a la pista. "Sabía que tenía que pasar a fondo, en mi primera vuelta, en el mismo sitio en que se estrelló Martin". Lo hizo. Se clasificó entre los diez primeros. En carrera, era sexto cuando se rompió el cambio. Superó el momento más duro de su carrera. Pero Warwick, aún le esperaba la prueba más dolorosa que puede sufrir un piloto.
Esta vez le tocó a su propio hermano
Muy vinculado emocionalmente a su familia, Warwick tenía un único hermano pequeño, Paul, catorce años menor, y al que estaba muy unido. Paul seguía los pasos de Derek el típico ejemplo imitación por admiración fraternal. "Era mejor que yo en todo, más rápido, más inteligente, más guapo... Era nuestro héroe, el futuro de nuestra familia...", recordaba el británico en la misma entrevista. Pero, desgraciadamente, Paul Warwick fallecía en un terrible accidente de la F3000 británica, en Oulton Park. Cuando marchaba en cabeza, otro fallo de la suspensión mandó a su monoplaza contra las protecciones a casi 200 km/h. El coche se desintegró, y el cuerpo del piloto, como en el caso de Donnelly, acabo en la zona de los espectadores. Paul Warwick fue incluso campeón a título póstumo.
Era demasiado en tan poco tiempo. Warwick quedó totalmente destrozado y todos sus esquemas personales y emocionales se tambalearon. Miembro por entonces del equipo Jaguar, fue convocado a unos entrenamientos privados en Austria poco después del accidente. En la primera sesión se rompió el amortiguador de su prototipo a 300 km/h: su coche hizo cinco trompos de 360 grados, sin tocar nada milagrosamente. Descompuesto, Warwick se fue directamente al hotel.
"Estuve despierto toda la noche", recordó en la misma entrevista, "finalmente, me miré al espejo, y me dije a mí mismo: vale, tienes que tomar una decisión aquí y ahora. O te vas a casa para siempre, o pilotas ese jod... coche". Al día siguiente, Warwick rompió el record de la vuelta en Osterreichring. El británico siguió compitiendo, fue campeón del mundo de Sport Prototipos en 1992 y volvió a la Fórmula 1 en 1993, su último año en la disciplina. "No hay un solo día que no me acuerde de mi hermano", recuerda ahora, retirado desde hace mucho tiempo.
Dereck Warwick no llegó a ganar ningún gran premio. Poco importaba. Se ganó a pulso ser considerado para siempre un piloto de los pies a la cabeza en la Fórmula 1. Y de pura raza.
"Cuando Schumacher bloqueó a Barrichello dije: sacadle bandera negra, descalificarle inmediatamente, es una vergüenza lo que ha hecho". Derek Warwick, ex piloto de Fórmula 1, como uno de los comisarios del Gran Premio de Hungría de 2010, habló así a sus colegas después de la infame maniobra del alemán. Fue el único que pidió su descalificación.