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Cuando un taxista pudo acabar con un piloto de Fórmula 1
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Javier Rubio

Dentro del Paddock

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Cuando un taxista pudo acabar con un piloto de Fórmula 1

"Todo el mundo puede cometer errores en la vida”, declaraba ayer Adrian Sutil. “El mío fue diferente porque fue muy público… cuando alguien hace algo mal siempre

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Cuando un taxista pudo acabar con un piloto de Fórmula 1

"Todo el mundo puede cometer errores en la vida”, declaraba ayer Adrian Sutil. “El mío fue diferente porque fue muy público… cuando alguien hace algo mal siempre le doy la posibilidad de demostrar que es una buena persona, y le daré una segunda oportunidad, lo veo igual aquí" (en su propio caso).

“Sobre el papel, estaba acabado. Este es un deporte en el que representas a grandes compañías, si el responsable de marketing de una de estas empresas tiene que elegir entre dos pilotos, dirá “elige a aquel que no ha estado en prisión, y lo entendería”. El belga Bertrand Gachot recordaba su encuentro con la cárcel en 1991. Sutil también fue condenado en 2011 tras la agresión en una discoteca de Shanghai a Eric Lux, uno de los responsables del equipo Renault. Ayer, aunque no llegó a entrar en prisión, Force India eligió al 'condenado' para darle una segunda oportunidad en la Fórmula 1.

Un 'pique' de testosterona

Londres, en una noche de diciembre de 1990. Gachot, promesa del momento, conducía camino de una convención del patrocinador del equipo Jordan cuyo propietario le acompañaba en otro vehículo. Por el camino tuvo un altercado absurdo de tráfico con un taxista, quien salió de su vehículo y le agarró por la 'pechera' amenazándole de muerte. Gachot conducía el coche de su novia, que llevaba un bote de gas lacrimógeno como medida de precaución. “Quien decía que me iba a matar, estaba llorando el poco tiempo porque tenía un poco de gas en los ojos”. Gachot tuvo incluso que llamar a la policía, “porque había otros cincuenta taxistas que me iban a linchar”.

Pocos días antes del Gran Premio de Bélgica de 1991 hubo de presentarse ante un juez británico. Empezó entonces una incomprensible pesadilla. El belga intentó compensar al taxista económicamente. “No, eres demasiado peligroso para andar por las calles de Londres”, le contestó el juez, que aprovechó la fama de Gachot para imponerle una sentencia desproporcionada: dos años de cárcel. La carrera del belga y del equipo Jordan estaba en pleno ascenso. Michael Schumacher ocupó su puesto -debutó en Fórmula 1- en aquel ya famoso Gran Premio de Bélgica.

"¡Ya no te van a querer en el equipo!"

“El día que entré en la cárcel pensé que todo había acabado”, recordaba Gachot. 'Estabas encerrado 23 horas al día, sin una mesa para comer ni aseo, ni siquiera podía encender y apagar la luz”. Allí pasó las tres primeras semanas, pero intentó afrontar su experiencia en la cárcel de Brixton como una aventura más.

“Conocí grandes tipos dentro, y muchos eran seguidores de Mansell. El 99% fueron fantásticos, pensaban que no debía estar allí, me hicieron más llevadero aquello, incluso me enseñaron a jugar al ajedrez”. Pero el belga también recordaba la mezquindad de aquel funcionario de la prisión, quien el día del Gran Premio de Bélgica “aporreaba mi puerta, imitaba un motor de carreras y me decía a gritos: '¡Han encontrado a otro piloto, es muy bueno! ¡Ya no te van a querer en el equipo!'”. Schumacher estaba triunfando en Spa.

"¿Eddie Jordan?: Se olvidó de todo"

“¿Tú eres el piloto de Fórmula 1?”, le preguntó un día uno de los presos. Gachot contestó afirmativamente. “Cuando salgas de aquí, ni te preocupes de volver a las carreras, vente conmigo, ganarás más dinero, ya verás”, le dijo. El belga preguntó cómo. “Robamos un coche, entramos con él en un supermercado, robamos la caja y los cigarrillos… Necesitamos alguien que conduzca verdaderamente rápido para sacarnos de allí”. Al menos, Gachot sabía que sin trabajo no se quedaría.

A las tres semanas, fue trasladado a otra prisión más benigna. En la apelación se determinó que la sentencia había sido demasiado dura. El piloto belga había perdido en total cuatro carreras. No hizo caso a la 'oferta de trabajo' de su amigo preso cuando quedó libre y salió literal y materialmente volando hacia el Gran Premio de Japón para descubrir que, desgraciadamente, aquel mezquino vigilante tenía razón. En algunos aspectos, la Fórmula 1 fue peor que la cárcel. “¿Eddie Jordan? Creo que se olvidó de que trabajábamos juntos, que éramos amigos, que era mi manager…”. Los contratos existentes entre ambos fueron papel mojado.

Gachot recibió el apoyo público de sus colegas y también alguna pequeña satisfacción: “Uno de los primeros que vino a verme fue Michael (Schumacher), me dijo que no fue justo lo que ocurrió, que le pidiera cualquier cosa que pudiera hacer para ayudarme. No tenía necesidad de hacerlo, le tengo mucho respeto por aquello, siempre hablamos cuando voy a una carrera”.

"Al final, todo se dio la vuelta"

El belga había ganado en junio las 24 Horas de Le Mans. Pocos después, estaba sin volante. “Todo lo que había conseguido en los últimos años se fue por el sumidero”, entre pérdidas de sus negocios personales y gastos judiciales. Pero en el Gran Premio de Australia, la última carrera del año, pudo sustituir inesperadamente al lesionado Eric Bernard en el equipo Larrouse. Tal fue su actuación que fue contratado para la siguiente temporada. 

“Lo divertido es que todo aquello se dio la vuelta. Al final, me ayudó a encontrar patrocinadores, lo que demostraba que tanto la prensa como el público sentía que fue injusto. Fue increíble, cuando creía que todo había terminado...”. Gachot corrió con el equipo Larrouse en 1993. En 1994 se convirtió en accionista y primer piloto del nuevo proyecto de Pacific, una aventura deportiva difícil que terminó en 1995. Desde luego, tuvo su segunda oportunidad.

“Nunca debes desesperarte, incluso cuando te ocurren cosas que crees que son pésimas para ti. Siempre debes recordar que la vida es muy compleja, y que muchas cosas pueden ocurrir”. Palabras reflexivas del piloto belga a considerar por quienes hoy le niegan el pan y la sal a Jaime Alguersuari en España para una segunda oportunidad en la Fórmula 1, por ejemplo. Porque después de que el piloto español recibiera todo tipo de promesas para ocupar un asiento en Force India el pasado año, desde ayer ese puesto está en manos de Adrian Sutil quien, como Bertrand Gachot, pudo continuar su carrera deportiva en Fórmula 1 tras una condena judicial.  

Porque en la vida, como en el ruedo y en las carreras, hasta el rabo todo es toro. Incluso tras enfrentarte a todo un señor juez e, incluso, a la cárcel.

"Todo el mundo puede cometer errores en la vida”, declaraba ayer Adrian Sutil. “El mío fue diferente porque fue muy público… cuando alguien hace algo mal siempre le doy la posibilidad de demostrar que es una buena persona, y le daré una segunda oportunidad, lo veo igual aquí" (en su propio caso).