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Cuando parece que Fernando Alonso siente que va a ganar carreras
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Javier Rubio

Dentro del Paddock

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Cuando parece que Fernando Alonso siente que va a ganar carreras

El piloto español está enchufado, motivado. El nuevo MCL33 vio la luz este viernes y Fernando Alonso recupera la esperanza. Cree que puede hacer grandes cosas en 2018

Foto: Imagen del nuevo McLaren. (FOTO: McLaren)
Imagen del nuevo McLaren. (FOTO: McLaren)

Fernando Alonso y Zak Brown dieron una vuelta al Circuito de Navarra con el jefe de McLaren al volante de uno de los superdeportivos de la marca. Los frenos echaban humo al detenerse en los boxes y el piloto escapó rápido del coche. Se puso a besar el suelo aliviado, para agradecer que la experiencia se había terminado. Lo hizo dos veces, sin perder nunca la sonrisa en medio de las bromas. La complicidad con Brown parece extraordinaria.

Poco antes, solo hacía falta observar los primeros instantes de la entrevista de Alonso con 'Sky' en el circuito para comprobar su optimista lenguaje corporal. El piloto español está enchufado, motivado. Parecía el Alonso de Indianápolis. "Vienen tiempos mejores", se atrevía a apuntar. Por primera vez en mucho tiempo en la Fórmula 1 su gesto no iba por un lado y la palabra por otro.

Poco antes, el nuevo MCL33 había visto la luz. Si se acudiera al archivo histórico de ese lenguaje corporal en diferentes momentos de su carrera, se diría que Fernando Alonso tiene el íntimo convencimiento de que en 2018 puede ganar carreras por primera vez en cinco años, si también incluimos la recta final de Ferrari.

Color papaya y casi desnudo

Sobre gustos, colores, y nunca mejor dicho en el caso de nuevo MCL33. No es el más atractivo de los monoplazas vistos hasta el momento, ni mucho menos. Aunque su nueva pintura papaya gana enteros al aire libre, no es el más agraciado estéticamente. Pero sí cabe reconocer a Brown y los suyos la capacidad de sintonizar con los aficionados que pedían el retorno a la imagen histórica distintiva de la marca. De recoger los deseos de tanta gente, especialmente tras el éxito de Indianápolis. Se recuerda ahora la soberbia con la que Ron Dennis negó la misma petición en su día a sus empleados: "¿Por qué? ¿Por qué demonios queréis volver al pasado? Solo cambiará por razones comerciales, no por hacer feliz a alguna gente de la compañía…".

Porque de resultados hasta ahora nada, pero cabe reconocer a McLaren su capacidad para haberse remontado sobre una imagen de positividad a pesar de tres años de auténtica pesadilla capaz de poner a prueba las cuadernas de cualquier nave de la Fórmula 1. Brown ha apostado por el contundente cambio de color pero, de momento, no manchado por patrocinadores en su carrocería. Tanto destacaba el papaya como la ausencia de ellos. Porque al margen de la estética, el MCL33 ha nacido casi desnudo. Perdón, ¿no hay patrocinadores? Kimoa es uno de ellos, aunque a través de un particular acuerdo con su piloto. Eso sí, toque genial y estéticamente contundente el de la combinación del nuevo casco de Alonso con los alerones azules del MCL33.

¿Tiene Brown en la nevera nuevos socios que anunciar en su momento? Conociendo el genio del americano en su terreno, quizás ha decidido que el protagonismo fuera directo al coche y su nuevo color. Brown ha hablado de la llegada de "varios patrocinadores". Quizás más adelante se produzca algún anuncio al respecto que hubiera quedado camuflado en la presentación del nuevo monoplaza. Al margen de los recientes de Dell y Petronas, hay demasiado espacio limpio en el MCL32 como para pensar que la de estos días será también la imagen en el Gran Premio de Australia. Ni Sauber.

"¿Tendrá coche este año?"

"¿Tendrá Alonso coche este año?" Una cuestión que se ha convertido en tema que también nutre los corrillos de la vida cotidiana española. No hay aún respuesta. Pero en el muro de su prudencia, estos días Alonso también deja ver grietas por donde se le escapan aguas de optimismo, y no puede evitarlo. No es mala señala. Quizás porque se haya puesto fin al matrimonio con Honda, cuando desde el primer día de temporada ya se sabía que era el último del campeonato. Quizás porque también cuente con información, aunque meramente virtual y teórica, con los datos que de puertas para adentro en Woking se están obteniendo. Quizás por ese año loco y repleto de desafíos que tiene por delante en el WEC y Le Mans. Pero negar que Alonso se muestra optimista y enchufado es negar la realidad.

La pretemporada será todo un desafío. A nadie se le oculta la complejidad de integrar con éxito una nueva unidad de potencia en un chasis inicialmente pensado para otro motor. Alonso también lo recordó en el circuito de Navarra: el MCL33 ha requerido diferentes modificaciones para ello. El motor se posiciona más adelantado que en el MCL32 y habrá que constatar su equilibrio general, además del factor distorsionador del halo, la refrigeración, la nueva caja de cambios... Si el nuevo monoplaza supera con kilometraje holgado las próximas semanas en Montmeló ya será buena señal. McLaren también ha avisado que demora hasta Melbourne la primera gran evolución del nuevo monoplaza. Será allí cuando verdaderamente haya que empezar a juzgar las posibilidades de esta 'naranja mecánica'.

Su estilo de pilotaje

Sin embargo, puede que la razón última del optimismo de Alonso radique en una última e íntima confianza. Al margen de la información en su poder, el español ha destacado desde el primer kilómetro de esta nueva generación de monoplazas que, por primera vez en muchos años, puede aplicar con éxito su particular y agresivo estilo de pilotaje. Que disfruta, que puede llevar al límite estos Fórmula 1. Que confía en que sus manos aportan algunas décimas personales. Ya lo demostró en tantas sesiones de entrenamientos y carreras de la pasada temporada.

Seguro que, por ejemplo, Alonso pensará en esa telemetría solapada con la de Hamilton en Hungría 2017, en cómo las gráficas de sus respectivos monoplazas, tan calcadas en todas las curvas, se disociaban al llegar a la recta principal. A poco que responda el nuevo motor de Renault, quién sabe…

Fernando Alonso y Zak Brown dieron una vuelta al Circuito de Navarra con el jefe de McLaren al volante de uno de los superdeportivos de la marca. Los frenos echaban humo al detenerse en los boxes y el piloto escapó rápido del coche. Se puso a besar el suelo aliviado, para agradecer que la experiencia se había terminado. Lo hizo dos veces, sin perder nunca la sonrisa en medio de las bromas. La complicidad con Brown parece extraordinaria.

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