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El gran desafío para Carlos Sainz: cuando Ferrari se convierte en una mantis religiosa
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Javier Rubio

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El gran desafío para Carlos Sainz: cuando Ferrari se convierte en una mantis religiosa

Sainz ha empezado a percibir la embriagadora y única sensación de formar parte del mito de Ferrari, pero su reverso también pondrá a prueba su personalidad y capacidad emocional

Foto: Carlos Sainz y Charles Leclerc en el pasado Gp de Japón (EFE)
Carlos Sainz y Charles Leclerc en el pasado Gp de Japón (EFE)

“Me dí cuenta el primer día que me presentaron como piloto, cuando iba de Milán a Maranello paré en una estación de servicio y nadie me reconoció, nadie me pidió nada. En la vuelta, por la noche, cuando todos los telediarios y radios habían dado la noticia, paré en esa misma estación de servicio, pero en el lado opuesto de la autopista. La gente empezó a gritar “¡Ah, Capelli es ahora un piloto Ferrari!”. Todo el mundo quería autógrafos y fotos conmigo. Solo fueron doce horas de diferencia. Aquello fue una idea de lo que me esperaba”.

Capelli olía a futuro campeón del mundo italiano. Ferrari le fichó para 1992. Le tocó aquella temporada el famoso F92A, un revolucionario monoplaza de doble fondo que naufragó en el mismo puerto de partida, uno mayores fiascos de la Scuderia en las últimas décadas. La carrera de Capelli terminó allí mismo y nunca se recuperó de aquel fracaso. Ningún otro italiano ha competido una temporada completa con Ferrari desde entonces.

Sus palabras recuerdan a las de Carlos Sainz estos días desde que llegara a Italia. El español ya está empapándose con ese privilegio único. Sin embargo, aún debe soportar sobre sus hombros la otra faceta de esa carga emocional que rodea el entorno de Ferrari. La reciente experiencia de Fernando Alonso y Sebastian Vettel ofrecen un marco de referencia. ¿Cómo manejará Sainz la inmensa presión a la que se verá sometido en los próximos años? Esa pasión que ahora siente alrededor, pero que encierra su cara oculta. En su capacidad emocional e intelectual residirá la respuesta, tanto o más que en sus condiciones de piloto.

"He alucinado por la calle"

“La poca oportunidad que he tenido de salir del hotel e ir al circuito, no sé cómo me han encontrado, me han venido a dar apoyo y ánimos, y ha sido increíble. Por eso os digo, lo de Ferrari es tan especial que lo que he vivido aquí este día y medio desde que llegué…”. A los dos días de aterrizar en Italia, Sainz empezó a percibir el significado del “essere Ferrari”. Ha pasado dos semanas en Italia, y esa sensación se multiplicaba exponencialmente.“He alucinado con la cantidad de gente que me conoce y que me apoya por la calle. Ojalá algún día podáis experimentar lo que estoy viviendo yo en Italia por ni siquiera ser todavía piloto Ferrari. Es una sensación tan increíble que ni siquiera muchos de los mejores pilotos en la historia de la Fórmula han podido tener”.

Sin haber vestido de rojo todavía ni haberse trasladado a vivir a Italia, como pretende la cúpula de Ferrari. “Por eso, la gente que me pregunta si me arrepiento o si dudo de Ferrari, les digo que no. No, porque es una sensación tan increíble lo que he vivido estas dos semanas y lo que voy a vivir el año que viene, que no lo cambiaría por nada” explicaba a varios miembros de la prensa española la pasada semana. Pero se trata solo del rostro dulce de Ferrari, de la seducción de quien también se transmuta en mantis religiosa.

placeholder Sainz ha sustituido a Vettel, quien ha sufrido una tremenda presión por la falta de resultados estos dos últimos años (EFE)
Sainz ha sustituido a Vettel, quien ha sufrido una tremenda presión por la falta de resultados estos dos últimos años (EFE)

Como rana en agua hirviendo

Fernando Alonso recordaba en una ocasión la conversación con su padre. “Si corres para Ferrari, entonces ya puedes retirarte. Tu vida está completa”, le decía el progenitor. El hijo contestaba que ya había sido campeón, que podía sentirse realizado. “Si pilotas para Ferrari, la gente olvidará los títulos. Te recordarán como un piloto Ferrari”. “Ahora sé que tenía razón”, confesaba el propio Alonso, “Ferrari te da una sensación especial”. En una reciente conversación en Instagram, respondiendo a preguntas de sus seguidores, Alonso reflexionaba recordaba el valor sin igual de “essere Ferrari”. A pesar de los duros momentos y la presión soportada durante cinco años. Porque esa privilegiada vivencia de la que hablaban Capelli, Sainz y Alonso también encierra el reverso de una brutal presión social, especialmente cruel y asfixiante cuando Ferrari no culmina las intensas expectativas emocionales de la sociedad italiana. Capelli vivía en Mónaco, pero recordaba la pesadilla que suponía visitar a sus padres en Milan y dejarse ver por la calle.

Las experiencias de Fernando Alonso y Vettel sintetizan bien la capacidad trituradora de Ferrari. El alemán llegaba como ángel salvador que cerrase las brechas que Alonso no pudo, pero ha terminado devorado por las llamas en ese infierno que puede convertirse el equipo italiano. Alonso lo vio claro ante el pésimo inicio de la era híbrida. Mejor pagar el precio de irse de Ferrari que terminar saltando achicharrado como la rana en el agua. La idiosincrasia interna de Maranello es diferente la de los equipos británicos. El temperamento latino no es el anglosajón. Formar parte de Ferrari es un blasón de orgullo en Italia, pero resulta complicado encontrar salida profesional fuera de Maranello. La sociedad italiana entra en ebullición con la victoria, y con la misma intensidad emocional se vuelve cruel en la derrota.

placeholder Sainz logró su mejor resultado en la F1 en Monza, un buen aval de presentación para los tifos en 2021 (EFE)
Sainz logró su mejor resultado en la F1 en Monza, un buen aval de presentación para los tifos en 2021 (EFE)

El 'diálogo interno' de Sainz

¿Cómo manejará Carlos Sainz su escudo y espada en esta batalla? Porque el contexto de su llegada es retador y repleto de emboscadas. Sobre Leclerc pivota -de momento- el proyecto de Maranello. El monegasco conoce sus interioridades desde su adopción por la Ferrari Academy. Sainz se encontrará con un monoplaza cercano a aquel 92A de Capelli, con el que Leclerc sufre pero maneja desde hace tres años. Dispondrá de una corta pretemporada. Con una falta de control de numerosas variables, y expuesto en una gigantesca pantalla con la afición italiana e internacional como exigentes espectadores.

El camino se hace al andar. Pero por ahora solo cabe apuntar algunos rasgos en su personalidad para conocer la fuerza de su brazo. El temple para soportar el duelo con Verstappen, el nadar aguas arriba bajo la presión de Red Bull, la sensación de temporalidad en Renault, ese estoicismo en la adversidad de algunas rachas de infortunio deportivo estos últimos años…Quizás el director deportivo de McLaren, Andrea Stella, nos da alguna pista más en una reciente entrevista: “Por encima de todo, a Carlos le gusta tener este diálogo interno, le gusta reflexionar sobre las cosas. Es reflectivo, introspectivo, muy lógico, muy racional. A veces le digo que va a ser primer ministro en España en algún momento, y sería en beneficio de España. Es una persona inteligente, con los pies en el suelo. Incluso cuando pilota: le gusta tener un plan claro, incluso el plan de cómo enfocar la curva…”. Rasgos que serán el escudo y la espada de Carlos Sainz en Ferrari. Según los maneje y exprima, así será la fuerza de su brazo.

“Me dí cuenta el primer día que me presentaron como piloto, cuando iba de Milán a Maranello paré en una estación de servicio y nadie me reconoció, nadie me pidió nada. En la vuelta, por la noche, cuando todos los telediarios y radios habían dado la noticia, paré en esa misma estación de servicio, pero en el lado opuesto de la autopista. La gente empezó a gritar “¡Ah, Capelli es ahora un piloto Ferrari!”. Todo el mundo quería autógrafos y fotos conmigo. Solo fueron doce horas de diferencia. Aquello fue una idea de lo que me esperaba”.

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