Me voy de Eurocopas
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El caos de tráfico de Niza hace insufrible llegar al estadio, pero merece la pena
El centro de Niza es una locura que deben soportar todos los días sus habitantes, y ahora más con la Eurocopa. Pero lo que se tarda en llegar al estadio merece la pena por su espectacularidad
Una de las mayores dificultades de ser un enviado especial a un evento como la Eurocopa es moverte constantemente por ciudades diferentes que no conoces de nada. Me ha pasado en La Rochelle, la isla de Ré, Toulouse y Niza, hasta ahora. Todavía queda Burdeos, pero de ella ya hablaremos. Me quiero centrar ahora en Niza, ciudad en la que me encuentro con la Selección. O, mejor dicho, de lo que hay debajo del caos de coches y atascos. Sólo llevamos unas horas aquí y ya estoy cansado de este lugar. Con lo a gusto que estaba yo en La Rochelle…
Este sitio es uno de los puntos más conocidos de la costa mediterránea, lugar de regocijo de grandes fortunas, que invierten en bienes inmuebles que luego no utilizan, porque oye, esto no desgrava tanto como Mónaco o Suiza. La fama de sus playas es sólo merecida en parte. Lo digo por una experiencia breve hace cuatro años. Ocupan grandes extensiones cerca del casco antiguo, lo cual le da una belleza especial a sus paseos marítimos. De lejos son realmente hermosas, pero de cerca, las piedras que ocupan el lugar de la arena le restan mucho encanto, ya que no es agradable dejarse la espalda sobre ellas para tomar el sol, o jugarse un tobillo al entrar al agua.
Pero hablemos de lo que realmente cuenta ahora, que lo demás es accesorio. ¿Qué es lo más importante para un aficionado el día de un partido de fútbol? Llegar al estadio, sin ningún tipo de duda. Para qué la entrada si no. Pues bien, eso es lo más complicado, de largo, de Niza. Este jueves, víspera del choque entre España y Turquía, sin prácticamente seguidores por las calles (la fan zone principal estaba cerrada y sólo había una pequeña donde estaban las embajadas de las aficiones. Lo que se veían eran ingleses muy contentos y alcoholizados tras ganar a Gales), el centro de Niza era un maldito caos.
No fue fácil ni siquiera encontrar un taxi para acudir al Allianz Riviera, que está situado fuera de Niza, muy lejos del centro. Elegí el coche porque en transporte público, la estimación era de casi una hora de trayecto, y no estamos para semejantes bromas los que tenemos que trabajar. El tráfico en la Promenade des Anglais era escandaloso. Apenas nos movíamos. Menos mal que mi taxista, muy majo el caballero, escogió un atajo que nos llevó en una media hora al campo. ¡Media hora! Y luego, el diluvio universal… Menos mal que no se preveía lluvia.
Pero voy a ser justo con, al menos, el Allianz Riviera. El estadio es realmente espectacular. Como su nombre indica, el patrocinio de Allianz hizo que el recinto tuviera un aire similar al estadio del Bayern Múnich. Por dentro, el espacio para apenas 35.000 espectadores impresiona ya vacío, por lo que durante el partido debe ser sobrecogedor. Y a pesar de la lluvia, que cayó muy fuerte durante al menos una hora, el césped drenó a la perfección y el entrenamiento de España se desarrolló sin problemas (al menos los 15 minutos que nos dejan ver). Prometen mucho esas gradas en este España-Turquía.
‘Au revoir’.
Una de las mayores dificultades de ser un enviado especial a un evento como la Eurocopa es moverte constantemente por ciudades diferentes que no conoces de nada. Me ha pasado en La Rochelle, la isla de Ré, Toulouse y Niza, hasta ahora. Todavía queda Burdeos, pero de ella ya hablaremos. Me quiero centrar ahora en Niza, ciudad en la que me encuentro con la Selección. O, mejor dicho, de lo que hay debajo del caos de coches y atascos. Sólo llevamos unas horas aquí y ya estoy cansado de este lugar. Con lo a gusto que estaba yo en La Rochelle…