Me voy de Eurocopas
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El Stade de France, un lujo de estadio que envidia la fan zone de la Torre Eiffel
Ir a Saint-Denis no es ir a París, que quede claro desde el principio. París es otra cosa, otro estadio, otra fan zone, otra historia. Pero claro, el Stade de France lo compensa todo
Cuando Croacia le ganó a España, mis conocidos me empezaron a decir si tenía que ir a París. Les dije que sí, que todo lo que había ya cerrado para ir a Lens tenía que cancelarlo, porque no se puede vender la piel del oso antes de cazarlo. “Qué guay” y “qué envidia” fueron algunas de las frases que más oí esos días previos al mentado viaje a la capital francesa. Pues bien, ahora que ya llevo más de 24 horas aquí puedo decir que no he estado en París, al menos no esta vez.
[Sigue en directo el Italia-España]
París es otra cosa. Literalmente, además. Estoy y he estado en Saint-Denis, que puede parecer lo mismo, como un barrio de la ciudad. Pero es incluso otro municipio alejado de todo el lujo parisino, de los monumentos que sobrecogen al observarlo, de las multitudes, de los restaurantes de precios para bolsillos pudientes. En definitiva, muy lejos de la Torre Eiffel. A 16 kilómetros, para ser exacto. Vamos, que envidia poca. Bueno, por ver un Italia-España en el Stade de France lo podría entender, pero tengo muchos conocidos a los que eso les daría más igual que el descubrimiento de un exoplaneta en otra galaxia. Mientras llegaba en coche vi la torre, hay que ser sincero. Pasar por París y no verla aunque sea de casualidad se hace complicado. Pero ya está. Eso es todo lo que he visto. No eran los días para eso.
Eran días para sumergirse en el fútbol de la pedanía del campo más grande de Francia, ver qué había por aquí, por este lugar donde hace unos meses hubo un atentado. No queda mucho rastro del mismo, las cosas como son. Lo que queda es un barrio desgastado en el que Francia ha ido aglomerando a sus inmigrantes, alejándolos de las zonas más ricas, porque sólo los necesitan para que saquen los trabajos que los franceses no quieren hacer, no para convivir con ellos. Y había oído rumores, como todos, de que Saint-Denis era un barrio peligroso. Al menos por ahora no doy fe de esos chismes.
La situación de Saint-Denis y el llamamiento natural que supone París hace que esta sede esté bastante desangelada en las horas previas al partido. Hay que aprovechar para conocer la ciudad del amor y no perder el tiempo en un lugar sin mucho que ver. Quizá por ello la UEFA decidió que la fan zone de Saint-Denis sólo abriese sus puertas a partir de las 15 horas. Es decir, que para el Italia-España, los aficionados apenas la podrán disfrutar un par de horas, como mucho. Su localización, apartada de todo, es realmente hermosa. El parc de la Légion d'honneur es un pequeño bosque en medio de la ciudad, con árboles tan altos y frondosos que tapan el cielo. Pero, como es lógico, con escaso ambiente.
Nada que ver con la ostentosidad de los Campos de Marte, a la sombra de la Eiffel. Cientos de aficionados se juntan todos los días en el centro de la historia parisina para ver los partidos, beber cerveza y disfrutar, en definitiva, de la Eurocopa. Claro que el Parque de los Príncipes ahora mismo se queda pequeño y viejo en comparación con el Stade de France, pero los aficionados cuyas selecciones juegan en el campo del PSG pueden disfrutar mucho más de lo que le ofrece la UEFA.
‘Au revoir’.
Cuando Croacia le ganó a España, mis conocidos me empezaron a decir si tenía que ir a París. Les dije que sí, que todo lo que había ya cerrado para ir a Lens tenía que cancelarlo, porque no se puede vender la piel del oso antes de cazarlo. “Qué guay” y “qué envidia” fueron algunas de las frases que más oí esos días previos al mentado viaje a la capital francesa. Pues bien, ahora que ya llevo más de 24 horas aquí puedo decir que no he estado en París, al menos no esta vez.