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La bicefalia, la marcha de Abasolo y el futuro del Atlético
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Javier Gómez Matallanas

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La bicefalia, la marcha de Abasolo y el futuro del Atlético

La venta de Fernando García Abasolo de su paquete accionarial del Atlético de Madrid a Miguel Angel Gil Marín y Enrique Cerezo, los dos accionistas mayoritarios,

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La bicefalia, la marcha de Abasolo y el futuro del Atlético

La venta de Fernando García Abasolo de su paquete accionarial del Atlético de Madrid a Miguel Angel Gil Marín y Enrique Cerezo, los dos accionistas mayoritarios, ha disparado la rumorología sobre una inminente venta del tercer equipo de fútbol de España. En principio, la salida de Abasolo no cambia el escenario y los dueños del Atlético continúan abiertos a la posibilidad de vender, para lo que ha habido mandatos de venta en el último año sin encontrar ningún comprador que quiera pagar los 160 millones, precio que se maneja en esas conversaciones, y asumir los casi 300 millones de deuda neta que arrastra la sociedad anónima deportiva.

¿Por qué se marcha Abasolo?  La salida de Fernando García Abasolo del accionariado y del Consejo del Administración del Atlético de Madrid hay que analizarla como una decisión tomada por la imposibilidad de cambiar el modelo de gestión, desvinculando de ésta al consejero delegado y al presidente, poniendo un equipo gestor profesionalizado y consiguiendo una clara y rotunda separación de la faceta institucional y empresarial de la parcela deportiva.

¿Por qué no aguantan tiempo en el club consejeros y profesionales fichados para mejorar su gestión? Miguel Angel Gil Marín demostró con hechos que su intención de abrir el Consejo de Administración era real. Pero igual que entraron nuevos consejeros como los Manuel Herrero, Esteban Rivas, Alberto López García o el propio Abasolo, meses antes de la salida de Jesús Gil de la presidencia sustituido por Enrique Cerezo, han ido saliendo todos y sólo queda en el consejo el vicepresidente ejecutivo Antonio Alonso

Gil Marín también intentó dotar de una estructura empresarial al club y crear una Fundación fuerte. Pero grandes y prestigiosos profesionales como Carlos Pérez Font y Gregorio Villalabeita se marcharon cansados, aburridos y desilusionados de no poder desarrollar los proyectos encomendados en una empresa deportiva que todos coinciden en que cuenta con enormes posibilidades y con un gran futuro si se gestiona bien. El Atlético cuenta con grandes profesionales, pero si su participación y su capacidad de decisión no crece, pueden acabar como los que se fueron, por más que en la teoría el deseo de Gil Marín es delegar.

La salida de Fernando García Abasolo se puede interpretar como un triunfo de la bicefalia que gobierna el Atlético sobre el consejero que creó la Comisión Ejecutiva como primer paso para dar autonomía en la decisión a la parcela deportiva. La relación entre Miguel Ángel Gil Marín y Enrique Cerezo ha tenido sus altibajos y durante los últimos seis meses, a propuesta de Abasolo, se limitaron las funciones del presidente del Atlético en un tenso Consejo de Administración, celebrado en el mes de junio, que acabó con una demanda de protección al honor de Abasolo contra Cerezo, de la que ha desistido el exconsejero toda vez que el presidente se retractó de las declaraciones que provocaron la demanda en el comunicado oficial de la venta de las acciones de Abasolo.

La venta de Fernando García Abasolo de su paquete accionarial del Atlético de Madrid a Miguel Angel Gil Marín y Enrique Cerezo, los dos accionistas mayoritarios, ha disparado la rumorología sobre una inminente venta del tercer equipo de fútbol de España. En principio, la salida de Abasolo no cambia el escenario y los dueños del Atlético continúan abiertos a la posibilidad de vender, para lo que ha habido mandatos de venta en el último año sin encontrar ningún comprador que quiera pagar los 160 millones, precio que se maneja en esas conversaciones, y asumir los casi 300 millones de deuda neta que arrastra la sociedad anónima deportiva.