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El Valencia, las Fallas y Manolo Llorente
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Javier Gómez Matallanas

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El Valencia, las Fallas y Manolo Llorente

Manuel Llorente llegó a la presidencia del Valencia con el reto de reducir la enorme deuda del club y, en ese proceso harto complicado, mantener el

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El Valencia, las Fallas y Manolo Llorente

Manuel Llorente llegó a la presidencia del Valencia con el reto de reducir la enorme deuda del club y, en ese proceso harto complicado, mantener el nivel deportivo del equipo. Con las ventas de los Silva, Villa o Mata mantuvo el nivel deportivo siendo campeón de la otra liga (el primero tras el duopolio Madrid-Barça) y amortizando a Unai Emery ante la tremenda exigencia de la afición valencianista, la que pone el listón más alto a su equipo en toda Europa. No le mueve a Llorente el sueldo que cobra como presidente porque forjó un buen patrimonio fuera del fútbol y sus acciones de Mercadona le permiten vivir holgadamente sin depender de sus emolumentos como presidente del Consejo de Administración del Valencia.

En su reto de reducir la deuda contaba con mantener el nivel deportivo mientras vendía estrellas para equilibrar el balance. En esas estaba cuando decidió apostar por Mauricio Pellegrino, en la búsqueda generalizada que hacen todos los clubes de su Guardiola particular.  En esa decisión no tomó en cuenta a su director deportivo Braulio Vázquez. Por eso, cuando decidió prescindir del técnico argentino, debía hacer caso al tal Braulio y fichó a Ernesto Valverde contra el criterio mayoritario del entorno ‘ché’ que apostaba por el carisma, la sabiduría y el saber hacer de Luis Aragonés, el hombre que cambió el sino del fútbol español al apostar por el ‘tiqui taca’ en la Selección española.

Llorente ha pasado la peor semana de su carrera como gestor en el fútbol. Tras decidir cargarse a Pellegrino, con todo el dolor, echando al primer entrenador que ha destituido en su vida, Llorente se ha visto acorralado. La prensa de Valencia le exigía poner a Luis y Braulio le puso a Valverde. A partir de ahí, después de que Mestalla cargara contra los jugadores (contra Braulio por la configuración de la plantilla) y contra el palco (contra Pellegrino no cantó nadie), sabe que la apuesta por Valverde debe ser ganadora si quiere llegar a Fallas. Aunque en esa decisión sí se la juega el experto en materia deportiva, o sea, Braulio Vázquez.

Merece un margen de confianza Llorente. Posiblemente, aunque Valverde consiguió su primer triunfo en Pamplona y aunque también gane en Copa del Rey ante Osasuna, el próximo fin de semana le espera un mal día en la visita del Rayo porque, según su entorno, Paco Roig le va a hostigar y prepara pancarteros y gente que le silbe. El expresidente, que le fichó como gerente, ya reapareció en la Junta de Accionistas de hace un mes y consiguió desquiciar a Llorente.

Llorente es consciente de que la exigente afición valencianista (clave para que el Valencia dispute el cartel de tercer equipo de España al Atlético en los últimos años) está harta de la venta de jugadores. El presidente asumió con su decisión que el cambio de entrenador significa un fracaso. Pero está convencido de que el equipo puede llegar lejos en Champions, en Copa y clasificarse de nuevo para la Champions. Su proyecto pasa por regenerar al equipo con más jugadores valencianos (la fractura del vestuario es pública: Gago quiso erigirse en portavoz y Albelda le dijo que en la caseta aún mandaba él). Por ejemplo Michel, del Levante, volverá al Valencia la próxima campaña.

El presidente del Valencia sabe que para llegar a Fallas sin problemas, la pelotita debe volver a entrar con Valverde de entrenador. La llegada del Txingurri es una decisión de Braulio, que en esta decisión se juega su contrato. Llorente ha demostrado que viene gestionando bien el club. Pero sabe que está en manos de los bancos y que en el aspecto deportivo no puede permitirse otro desliz como el de Pellegrino porque la gota fría financiera, si el equipo se cae en la Liga, le arrastraría a él y al club. La responsabilidad ahora es para Braulio que trajo un entrenador cuando la afición quería otro. Llorente se ha limitado a hacer caso a su director deportivo. Ernesto Valverde está capacitado para sacar adelante la empresa. Y Manolo Llorente se ha ganado disponer de un margen de confianza. 

Manuel Llorente llegó a la presidencia del Valencia con el reto de reducir la enorme deuda del club y, en ese proceso harto complicado, mantener el nivel deportivo del equipo. Con las ventas de los Silva, Villa o Mata mantuvo el nivel deportivo siendo campeón de la otra liga (el primero tras el duopolio Madrid-Barça) y amortizando a Unai Emery ante la tremenda exigencia de la afición valencianista, la que pone el listón más alto a su equipo en toda Europa. No le mueve a Llorente el sueldo que cobra como presidente porque forjó un buen patrimonio fuera del fútbol y sus acciones de Mercadona le permiten vivir holgadamente sin depender de sus emolumentos como presidente del Consejo de Administración del Valencia.

Manuel Llorente Valencia CF