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El Real Madrid, sin estrategia ni director de comunicación
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Javier Gómez Matallanas

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El Real Madrid, sin estrategia ni director de comunicación

Empezó la cosa por quitar las ruedas de prensa diarias. Continuó por no ofrecer partes médicos de los jugadores lesionados y su evolución. Siguió con negar

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El Real Madrid, sin estrategia ni director de comunicación

Empezó la cosa por quitar las ruedas de prensa diarias. Continuó por no ofrecer partes médicos de los jugadores lesionados y su evolución. Siguió con negar la concesión de entrevistas individualizadas, salvo en casos muy contados y cuando los jugadores van a las convocatorias de selecciones. El acceso a prácticamente toda la información en el Real Madrid se ha restringido paulatinamente desde junio de 2009. La llegada de José Mourinho agudizó el cerrojo informativo del mejor club del mundo, pero desde una directriz marcada por la cúpula, que dejó vacante la dirección de comunicación  en julio de 2009.

Del departamento de comunicación se desentendió José Ángel Sánchez desde la llegada de Florentino Pérez a la presidencia en 2009. El director general no quiso saber nada de este departamento ni del área social desde el regreso de Florentino a la presidencia, cuando se produjo la llegada a la dirección de comunicación de Antonio Galeano, a quien apenas se le ha visto ejercer desde que llegó, porque sus competencias son mínimas ante el cerrojo informativo existente, y prácticamente no ha participado en nada en los últimos tres meses. En ese departamento de prensa los empleados siguen funcionando a la perfección, especialmente en el apartado de acreditaciones, aun con las sorprendentes y arbitrarias salidas de Paco Navacerrada y Javi Tamames del equipo de prensa en este periodo (desde junio de 2009 hasta la actualidad).

Entre el silencio informativo, que se ha ido aceptando por parte del periodismo que cubre al Real Madrid ya como algo natural, y la omnipresencia de José Mourinho (salvo cuando delega en su ayudante Aitor Karanka para que dé las ruedas de prensa), el distanciamiento del club con los medios de comunicación se ha hecho kilométrico.

En el Real Madrid no existe en los últimos tres años ni dirección de comunicación ni estrategia alguna de comunicación. Por eso, cuando se abren crisis por las polémicas, permanentes desde hace tres años, que se crean generalmente en torno al entrenador, no hay un cierre de filas ni se consensúa un mensaje conjunto para lanzar desde el club por parte de los jugadores, los técnicos y los directivos (los que hablan son Butragueño y Pardeza, y, últimamente, el vicepresidente Eduardo Fernández de Blas, que tiene cada día más pinta de presidenciable). El presidente Florentino no ha concedido casi entrevistas desde que volvió en 2009 y las veces que ha intervenido públicamente (asambleas y actos con los socios) lo ha hecho para respaldar a Morinho que en cada año que lleva ha amagado con marcharse, la última el pasado sábado. En ese mensaje de respaldo a Mou si ha habido unificación de criterios.

En las últimas semanas se ve detrás de los movimientos presidenciales la mano de un asesor externo. Desde la servilleta a Falcao en la Gala de AS pasando por las críticas a los árbitros tras el partido en Valladolid, llegando a ese mensaje del sábado en la entrega de insignias a los socios, que se sabía se iba a producir desde una semana antes. Ahora que se busca un nuevo director de comunicación, quizás ese asesor externo vuelva a un puesto que ya ocupó, pero parece que sigue sin tener claro su regreso porque desde la sombra y sin responsabilidad ya dirige la exigua política de comunicación del Real Madrid.

El incidente del pasado sábado entre José Mourinho y Antón Meana, periodista de Radio Marca, ha puesto en evidencia la ausencia de dirección de comunicación en el club. Rodear a un periodista con el preparador de porteros Silvino Louro a la cabeza, secundado por el propio Mou, otro ayudante técnico (Luis Campos) y tres miembros del departamento de prensa (Camilo, Porrero y Carbajosa, aunque este último intentó impedir la vergonzosa escena) fue la gota que colmó el vaso de una política de comunicación equivocada. Un entrenador exigiendo fuentes de información, con el conocimiento del resto de los compañeros que escuchaban los gritos desde la sala de prensa, reprochando la forma de trabajar del periodista es algo que no se puede permitir ni al Madrid ni a ningún club. Se echa en falta una reprobación y una disculpa pública del Real Madrid a su técnico. Seguro que se producirá en las próximas horas. Si no es así, más allá de Mourinho, que está de paso en el Madrid, además de demostrarse que la política de comunicación es inexistente, se evidenciará que la ruptura con los periodistas es total y no se quiere retomar una relación que durante toda la historia en el Madrid ha sido excelente.

Empezó la cosa por quitar las ruedas de prensa diarias. Continuó por no ofrecer partes médicos de los jugadores lesionados y su evolución. Siguió con negar la concesión de entrevistas individualizadas, salvo en casos muy contados y cuando los jugadores van a las convocatorias de selecciones. El acceso a prácticamente toda la información en el Real Madrid se ha restringido paulatinamente desde junio de 2009. La llegada de José Mourinho agudizó el cerrojo informativo del mejor club del mundo, pero desde una directriz marcada por la cúpula, que dejó vacante la dirección de comunicación  en julio de 2009.

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