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La Roja, los macarras habituales y la repesca
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Javier Gómez Matallanas

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La Roja, los macarras habituales y la repesca

España no pierde un partido de clasificación para una fase final desde el 6 de septiembre de 2006. Aquel día perdió en Belfast ante Irlanda del

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La Roja, los macarras habituales y la repesca

España no pierde un partido de clasificación para una fase final desde el 6 de septiembre de 2006. Aquel día perdió en Belfast ante Irlanda del Norte por 3-2. Desde aquella derrota, España no ha hecho más que ganar, ganar, ganar y ganar, proclamándose dos veces campeona de Europa (2008 y 2012) y una campeona del Mundo (2010). Tantas victorias (sólo ha perdido dos partidos oficiales en 6 años: contra Estados Unidos en la Copa Confederaciones 2009 y Suiza en el Mundial 2010) han provocado ahora un gran revuelo ante la posibilidad de que la Selección no se clasifique directamente para el Mundial 2014.

El inesperado, e injusto, empate ante Finlandia provoca que La Roja juegue mañana una final en París ante Francia. Una derrota le dejaría al borde de la repesca. En los últimos diez años, España, además de ganar tres títulos seguidos, se clasificó para la Euro 2004 y para el Mundial 2006 gracias a la repesca. No hace tanto, cuando aún no éramos campeones, que nos clasificamos por esa vía.

Tener que jugar la repesca no sería ninguna humillación. Es cierto que sería extraño ver a los vigentes campeones del mundo clasificándose en un play off para el siguiente Mundial. Pero así son las normas. Y los tópicos de que el fútbol está muy igualado no son frases hechas. Lo normal era que España goleara a Finlandia, pero llegaron los finlandeses y empataron el partido en la única ocasión que dispusieron.

Eso sí, ha bastado ese empate para sacar nuestra idiosincrasia confrontacional a relucir. Especialmente en las redes sociales donde nada más concluir el partido los defensores de Mourinho exigían a los periodistas duras críticas contra Vicente del Bosque, en una vinculación maniquea por su parte, con el Balón de Oro recién conquistado con votos mutantes a juicio del técnico de Setubal. Entre esos macarras habituales y la bronca entre Piqué y Arbeloa (jaleado por aquellos), los fantasmas de cuando no éramos campeones han reaparecido como pájaros de mal agüero.

Se puede (y se debe) debatir de fútbol, se puede reclamar la presencia de algún jugador (sorprende que entre los jugadores centenarios sea Fernando Torres el único que ha perdido el cariño del seleccionador, especialmente el de su ayudante y su preparador físico), lo que es desagradable es que se desee el fracaso de la Selección española de fútbol, bautizada como La Roja por el arriba firmante en un artículo en Marca durante la Eurocopa de Portugal celebrada en 2004. Una denominación (como la albiceleste, la canarinha o la azurra) sin ninguna connotación política, por cierto. Pues España, La Roja estará en el Mundial 2014. Por lo civil o por lo criminal. Clasificada directamente o por la repesca.

España no pierde un partido de clasificación para una fase final desde el 6 de septiembre de 2006. Aquel día perdió en Belfast ante Irlanda del Norte por 3-2. Desde aquella derrota, España no ha hecho más que ganar, ganar, ganar y ganar, proclamándose dos veces campeona de Europa (2008 y 2012) y una campeona del Mundo (2010). Tantas victorias (sólo ha perdido dos partidos oficiales en 6 años: contra Estados Unidos en la Copa Confederaciones 2009 y Suiza en el Mundial 2010) han provocado ahora un gran revuelo ante la posibilidad de que la Selección no se clasifique directamente para el Mundial 2014.

El inesperado, e injusto, empate ante Finlandia provoca que La Roja juegue mañana una final en París ante Francia. Una derrota le dejaría al borde de la repesca. En los últimos diez años, España, además de ganar tres títulos seguidos, se clasificó para la Euro 2004 y para el Mundial 2006 gracias a la repesca. No hace tanto, cuando aún no éramos campeones, que nos clasificamos por esa vía.

Tener que jugar la repesca no sería ninguna humillación. Es cierto que sería extraño ver a los vigentes campeones del mundo clasificándose en un play off para el siguiente Mundial. Pero así son las normas. Y los tópicos de que el fútbol está muy igualado no son frases hechas. Lo normal era que España goleara a Finlandia, pero llegaron los finlandeses y empataron el partido en la única ocasión que dispusieron.

Eso sí, ha bastado ese empate para sacar nuestra idiosincrasia confrontacional a relucir. Especialmente en las redes sociales donde nada más concluir el partido los defensores de Mourinho exigían a los periodistas duras críticas contra Vicente del Bosque, en una vinculación maniquea por su parte, con el Balón de Oro recién conquistado con votos mutantes a juicio del técnico de Setubal. Entre esos macarras habituales y la bronca entre Piqué y Arbeloa (jaleado por aquellos), los fantasmas de cuando no éramos campeones han reaparecido como pájaros de mal agüero.

Se puede (y se debe) debatir de fútbol, se puede reclamar la presencia de algún jugador (sorprende que entre los jugadores centenarios sea Fernando Torres el único que ha perdido el cariño del seleccionador, especialmente el de su ayudante y su preparador físico), lo que es desagradable es que se desee el fracaso de la Selección española de fútbol, bautizada como La Roja por el arriba firmante en un artículo en Marca durante la Eurocopa de Portugal celebrada en 2004. Una denominación (como la albiceleste, la canarinha o la azurra) sin ninguna connotación política, por cierto. Pues España, La Roja estará en el Mundial 2014. Por lo civil o por lo criminal. Clasificada directamente o por la repesca.