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El lenguaraz Tebas ya no acepta las críticas
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Javier Gómez Matallanas

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El lenguaraz Tebas ya no acepta las críticas

Desde que domina LaLiga, a Tebas le ha sucedido como a muchos poderosos, que no toleran ningún comentario que suponga el más mínimo reproche a su persona o sus acciones

Foto: Tebas retoma la presidencia para un segundo mandato
Tebas retoma la presidencia para un segundo mandato

Javier Tebas siempre ha sabido encajar las críticas. Siempre estuvo en el ojo del huracán y siempre que había un charco en su camino se tiraba de cabeza en él. En su etapa de líder del G-30 o como abogado de Alavés, Badajoz, Betis o tantos y tantos clubes a los que ha representado, asesorando o montando los numerosos concursos de acreedores en los que ha participado, fue duramente criticado y, sin embargo, encajó los ataques con gran fair play. Desde que domina la Liga de Fútbol Profesional, ahora LaLiga, a Tebas le ha sucedido como a muchos poderosos, que no toleran ningún comentario que suponga el más mínimo reproche a su persona o sus acciones.

Foto: Rueda de prensa de Luis Enrique

Como presidente de LaLiga, Tebas no ha cambiado su forma de ser y le sigue encantando revolcarse en el fango, en forma de declaraciones cada vez que tiene ocasión. Como presidente de la patronal del fútbol español no debería opinar de un entrenador, de un jugador o de un club de la organización que le paga. La figura institucional que representa debería ser el freno para no hablar de todo y por todo. Y luego le molesta que le critiquen por este motivo. O se justifica cuando ataca a los jugadores del Barcelona diciendo que él se ha declarado públicamente madridista y el Madrid le ha metido cinco juicios (¿a él o a LaLiga?)

La especialidad de Tebas es mezclarlo todo. Hacer un 'totum revolutum' en el que se monte lío y que así el fin justifique los medios. Eso le funcionó muy bien durante su etapa de abogado y asesor de Piterman, Ruiz Mateos o Lopera y de líder del G-30. Pero como presidente de LaLiga le queda fatal. Y ha sido atacar a los jugadores del Barça por fingir en el botellazo de Mestalla y liar la mundial. Probablemente Tebas no midió. Y seguro que estaba muy mosqueado (como lo estaban los patrocinadores, especialmente la gente del Santander) porque la Gala de LaLiga fue un gran ‘cagancho’ por las ausencias de Leo Messi, Luis Suárez y Antoine Griezmann, pero ese enfado no le puede hacer atacar a los artistas que sostienen el espectáculo que se llama LaLiga. Probablemente los jugadores del Barça y los del Madrid o el Atleti y resto de equipos merezcan ser criticados en ocasiones, pero no es de recibo que quien lo haga sea el presidente de LaLiga. Y lo que ha quedado claro es que la patronal no es capaz de que a su Gala acudan todas sus estrellas porque a la última de Valencia faltaron las tres principales que estaban premiadas.

Javier Tebas está protagonizando una gran gestión al frente de LaLiga, pero eso no le permite ser un lenguaraz y hacer permanentemente declaraciones subidas de tono y provocativas contra todo y contra todos, que perjudican el negocio que supuestamente defiende. Y, sobre todo, debe encajar las críticas y no tomar represalias contra los periodistas que opinan de manera distinta o le critican por los horarios de los partidos, porque, dicho sea de paso, lo del partido de los viernes es un bajonazo para los aficionados, igual que el del lunes, y, aunque esté fundamentado en criterios económicos, debe medirlo en otros valores que conforman y hacen el fútbol el mejor deporte de la vida.

Quizás si Tebas deja de actuar así dejaría de ser Tebas. Y lo más seguro es que no haga ni caso a las recomendaciones que le hagan. Por más que incremente los gastos de LaLiga en su expansión, el departamento de comunicación nunca estará lo suficientemente bien pagado por hacer un trabajo al que no hará caso Tebas en ningún caso. El presidente de LaLiga seguirá rajando públicamente de la Federación (dicen los que dicen que saben de esto que su objetivo final es ser presidente de la RFEF) y de la AFE (lo de no pagar al sindicato el 0,5 por ciento que dicta el Decreto no hay por dónde cogerlo y es un claro vacile a Rubiales y a todo el colectivo de los futbolistas por parte de la patronal).

Tebas seguirá montando lío y mucho ruido para acabar acusando sin pruebas de amaños de partidos, en las apuestas y con primas a terceros. Puede hacer lo que le dé la real gana, por supuesto, aunque institucionalmente, con lo que debería representar su cargo, no debería realizar este tipo de declaraciones. Puede hacer lo que quiera, sí, pero lo que no debe hacer es perder el 'fair play' ante las críticas como les sucede a todos los poderosos. Debe recordar Javier que su cargo depende de los clubes profesionales, que son los que pagan un sueldazo como presidente. Y aunque la mayoría de los equipos siguen de su lado, tener a Madrid y Barça en contra es complicado. Por más que Jaume Roures juegue en su equipo.

Javier Tebas siempre ha sabido encajar las críticas. Siempre estuvo en el ojo del huracán y siempre que había un charco en su camino se tiraba de cabeza en él. En su etapa de líder del G-30 o como abogado de Alavés, Badajoz, Betis o tantos y tantos clubes a los que ha representado, asesorando o montando los numerosos concursos de acreedores en los que ha participado, fue duramente criticado y, sin embargo, encajó los ataques con gran fair play. Desde que domina la Liga de Fútbol Profesional, ahora LaLiga, a Tebas le ha sucedido como a muchos poderosos, que no toleran ningún comentario que suponga el más mínimo reproche a su persona o sus acciones.

Javier Tebas