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El tándem Guardiola-Lillo ya domina la fase defensiva y la Premier League
Su City se impuso al Liverpool de Klopp demostrando la evolución y progresión de Pep y Juanma en todos los momentos del juego y su manejo y control del fútbol de transiciones
Pep Guardiola eligió a Juanma Lillo como entrenador cuando iba como director deportivo en la candidatura de Lluis Bassat a la presidencia del Barça. No llegó a presidente aquel candidato y Pep tuvo que esperar unos años para regresar al Barça de la mano de la dupla Laporta y Rosell que ganaron aquellas elecciones gracias a que anunciaron que iban a fichar a Beckham, aunque luego ficharon a Ronaldinho. Guardiola regresó al Barcelona en 2007 como entrenador del filial que estaba en Tercera y subió al primer equipo a la siguiente temporada. Luego hizo historia en el fútbol como Bob Beamon lo hizo en el salto de longitud ganando seis títulos en un año natural, algo que no ha hecho ningún entrenador en ningún equipo.
En 2005, Guardiola decidió estirar su carrera como futbolista en México. Se fue a la Liga MX para que le entrenara Juanma Lillo en los Dorados de Sinaloa. Cuentan compañeros de entonces, como el Loco Abreu, que tras los entrenamientos, Pep se metía en el despacho del entrenador y comentaban al detalle hasta la última tarea que había dispuesto en la sesión recién concluida. Eso mismo hacen ahora cada mañana en la cafetería de la ciudad deportiva del Manchester City. Pep y Juanma diseñan juntos, cada día desde hace nueve meses, las sesiones de entrenamiento de los citizens porque el pasado verano Guardiola, por fin, fichó a su admirado amigo para trabajar con él.
Debatiendo el porqué de cada tarea que eligen para cada sesión, Guardiola y Lillo tienen al Manchester City líder intratable de la Premier League. Ayer golearon al Liverpool en Anfield y ya sacan 10 puntos al segundo clasificado, con un partido menos. Durante todos estos años, cuando triunfó en el Barça y en el Bayern, la relación entre ambos era fluida. Lillo siempre había estado al tanto de todos los métodos de Pep y este le consultaba permanentemente hasta para realizar fichajes. Pero extrañaba que no le fichara para trabajar juntos y en junio de 2020 le contrato como ayudante en el Manchester City.
El City necesitaba mejorar la fase defensiva y esta temporada lo ha hecho. Llevaba varios años buscando la mejora con el fichaje de centrales como Stones y Laporte. Esta campaña quiso a Giménez y acabó fichando a Rubén Dias. Pero la mejora del sistema defensivo ha llegado también de la mano de Juanma Lillo. Comenzó con el perfeccionamiento de la presión en la zona de iniciación del adversario. Se vio en la eliminatoria ante el Real Madrid de la pasada Champions y se comprobó ayer ante el Liverpool. En ambos partidos se destacó los errores individuales en la salida de balón de Varane y de Allison, pero esos fallos son atribuibles a sus entrenadores, a Zidane y a Klopp, que insistieron en el inicio de juego en corto cuando la presión en bloque alto planteada por Guardiola y Lillo se estaba imponiendo y lo que exigía el sentido común era un inicio de juego con lanzamiento en largo para saltarse esa línea de presión que provocaba tus fallos.
El fútbol de posesión y posición de Guardiola ha evolucionado en la Premier League al ritmo que se ha ido desarrollando el juego en los últimos años. Y el reencuentro con Lillo le ha servido para apuntalar esta progresión que se traduce en su dominio de la Premier sin jugadores como el Kun Agüero y Kevin de Bruyne. Guardiola se ha adaptado al fútbol de transiciones que se ha impuesto tras el dominio del tiqui taca de la España de Luis y Del Bosque y el Barça de Guardiola.
La progresión en la fase defensiva ha llegado de la mano de Lillo
Precisamente, el máximo exponente de ese fútbol de transiciones, que predomina a día de hoy, fue el Liverpool de Klopp, equipo al que ayer contrarrestó el tándem Lillo-Guardiola con un planteamiento en el que su equipo sabe perfectamente qué hacer cuando pierde el balón y qué hacer cuando lo recupera, siempre priorizando las tareas para saber cómo accionar en ataque, pero siempre siendo reactivos para recuperar rápido la pelota y volver a atacar. Es cierto que la baja de Virgil van Dijk ha sumido en una profunda crisis al Liverpool del Klopp porque sobre el central holandés fundamentaba todo su fútbol de transiciones y de alternancia en el inicio del juego, en corto y en largo, el equipo.
Teníamos ganas de que trabajaran juntos Lillo y Guardiola y ahora que lo están haciendo disfrutamos de ver sus propuestas y como trabajan a su equipo. Las conversaciones y debates de cada día entre Juanma y Pep deber ser deliciosas (¡Quién pudiera estar presente junto a Lorenzo Buenaventura y Manel Estiarlte en esas clases magistrales de fútbol!) Ambos aportan permanentemente ideas para intentar mejorar siempre las fases y los momentos del juego. Mejorar en defensa, claro, pero, sobre todo, priorizando el ataque. Hay entrenadores que cuando tienen el balón están pensando en qué hacer cuando lo pierdan y otros que cuando pierden el balón, están pensando en que hacer para recuperarlo rápido para volver a atacar y cuando tienen el balón, están pensando en mantenerlo y defender y atacar con el balón de aliado y así se lo trasmiten a sus jugadores. Como estos últimos son Pep Guardiola y Juanma Lillo. Amigos y residentes en Manchester. Y ahora trabajan juntos en el City. Y ya se nota en la Premier League. Y también quieren hacerse notar en la Champions.
Pep Guardiola eligió a Juanma Lillo como entrenador cuando iba como director deportivo en la candidatura de Lluis Bassat a la presidencia del Barça. No llegó a presidente aquel candidato y Pep tuvo que esperar unos años para regresar al Barça de la mano de la dupla Laporta y Rosell que ganaron aquellas elecciones gracias a que anunciaron que iban a fichar a Beckham, aunque luego ficharon a Ronaldinho. Guardiola regresó al Barcelona en 2007 como entrenador del filial que estaba en Tercera y subió al primer equipo a la siguiente temporada. Luego hizo historia en el fútbol como Bob Beamon lo hizo en el salto de longitud ganando seis títulos en un año natural, algo que no ha hecho ningún entrenador en ningún equipo.