Es noticia
La SuperChampions, la corrupción y los macarras de la moral
  1. Deportes
  2. Mata-dor
Javier Gómez Matallanas

Mata-dor

Por

La SuperChampions, la corrupción y los macarras de la moral

Pensar que los árbitros, por orden de Ceferin, van a perjudicar al Madrid porque Florentino casi provoca el mayor cisma del fútbol con la Superliga atenta contra los valores del deporte

Foto: Congreso de la UEFA, el pasado 20 de abril. (REUTERS)
Congreso de la UEFA, el pasado 20 de abril. (REUTERS)

Esta semana se juegan los partidos de vuelta de las semifinales de la Champions League, la competición de clubes más espectacular de todo el planeta fútbol. Se ha pretendido hacer creer que la Champions ya no era interesante, que era una competición que aburre, que la fase de grupos no vale para nada y que no tienen ningún interés, se ha asegurado eso incluso cuando en está misma edición se ha demostrado que la fase de grupos fue de las más seguidas, gracias entre otros al Real Madrid.

Al equipo dominador de esta competición, la fase le permitió salir de un apuro y clasificarse para la siguiente fase. Los partidos ante el Monchenglabach y el Inter fueron muy seguidos porque el Madrid se jugaba seguir adelante y ya se pedía la cabeza de Zinedine Zidane. Todo el mundo estuvo pendiente de esa fase de grupos y el Madrid no jugó contra el Bayern ni contra el PSG, equipos que por cierto no estaban en la Superliga.

Partiendo de esa falacia de que la Champions no molaba ya nada, se intentó vender la Superliga como la maravilla de todas las maravillas. Para cualquier aficionado al fútbol es muy atractivo ver jugar al Madrid y al Barça contra cualquier grande de Europa, sea United, Milan o Ajax (¡que tampoco estaba en la Superliga!) es muy atractivo. Pero su interés iría decreciendo cuando esos partidos se repitieran periódicamente con mayor frecuencia. Y, sobre todo, cuando su equipo no tuviese que clasificarse entre los primeros de la liga doméstica para jugar esa competición y su clasificación estuviera sellada por decreto.

placeholder Florentino Pérez y Andrea Agnelli, principales promotores de la Superliga (Reuters)
Florentino Pérez y Andrea Agnelli, principales promotores de la Superliga (Reuters)



La ausencia de mérito deportivo entre los clubes fundadores de la Superliga fue el principal motivo del levantamiento popular contra la idea liderada por Florentino Pérez. El anuncio clandestino y sin glamour de la nueva competición provocó las 48 horas más convulsas alrededor del fútbol que se recuerdan, con gobiernos y aficionados de todo el mundo en contra de la ocurrencia principalmente por atentar contra la competitividad del deporte, al tratarse de una liga cerrada, algo que si funciona en baloncesto, pero que el fútbol no se entiende porque la grandeza del balompié estriba en que David alguna vez mata Goliat.

Algunos partidarios de la Superliga, enrabietados porque se había tirado abajo su proyecto, empezaron a lanzar teorías conspiranoicas sobre los arbitrajes de los partidos de ida de las semifinales de la Champions. En todo tipo de tertulias, radiofónicas y televisivas, bastantes contertulios aseguraban sin rubor que el árbitro iba a perjudicar al Real Madrid por haber liderado su presidente la idea de la Superliga. Lo decía totalmente convencidos. “Porque esto funciona así”, aseguraban con una mezcla de chulería y altanería. Si realmente el fútbol funcionase así todo sería cuestionable, incluidas las Champions del Madrid. Y las del Barça. Creer eso es saber que todo está adulterado, que todo en el fútbol es mentira.

Barbaridades

Esa barbaridad que se repitió tanto antes del partido Madrid-Chelsea en Valdebebas que cuando acabó el partido y se vio que el colegiado no había seguido ninguna directriz mafiosa de Ceferin, los macarras de la moral que habían pregonado que el arbitro se iba a corromper se callaron la boca, pero seguían mascullando entre dientes que el lío se lo iban a hacer al Madrid el próximo miércoles en Stanford Bridge. Si el Madrid pasa y gana esta Champions dirán que Ceferin lo hace para disimular y que será el curso próximo cuando consume su venganza por la ruptura que intentó el máximo mandatario del Real Madrid, quien por cierto sigue convencido de que la Superliga va a salir adelante, primero como una competición europea y luego como otra mundial en al que participarán también Boca, River y los mejores del Brasil.

El planeta fútbol se divide entre madridistas y antimadridistas. Muchos madridistas están a favor de la Superliga porque lo ha propuesto el presidente de su club. Y muchos antimadridistas están en contra de la competición por el mismo motivo. La Champions es una competición fabulosa y lo mejor de la Superliga es que servirá para que mejore la Champions. Pero no se puede denostar todo porque no consigues tus objetivos y decir que la competición está adulterada y que el árbitro va a perjudicar al Madrid porque Florentino casi provoca un cisma en el fútbol mundial. Los que piensan así es porque ellos mismos serían corruptores, corrompidos o corruptos.

Esta semana se juegan los partidos de vuelta de las semifinales de la Champions League, la competición de clubes más espectacular de todo el planeta fútbol. Se ha pretendido hacer creer que la Champions ya no era interesante, que era una competición que aburre, que la fase de grupos no vale para nada y que no tienen ningún interés, se ha asegurado eso incluso cuando en está misma edición se ha demostrado que la fase de grupos fue de las más seguidas, gracias entre otros al Real Madrid.

Al equipo dominador de esta competición, la fase le permitió salir de un apuro y clasificarse para la siguiente fase. Los partidos ante el Monchenglabach y el Inter fueron muy seguidos porque el Madrid se jugaba seguir adelante y ya se pedía la cabeza de Zinedine Zidane. Todo el mundo estuvo pendiente de esa fase de grupos y el Madrid no jugó contra el Bayern ni contra el PSG, equipos que por cierto no estaban en la Superliga.

Partiendo de esa falacia de que la Champions no molaba ya nada, se intentó vender la Superliga como la maravilla de todas las maravillas. Para cualquier aficionado al fútbol es muy atractivo ver jugar al Madrid y al Barça contra cualquier grande de Europa, sea United, Milan o Ajax (¡que tampoco estaba en la Superliga!) es muy atractivo. Pero su interés iría decreciendo cuando esos partidos se repitieran periódicamente con mayor frecuencia. Y, sobre todo, cuando su equipo no tuviese que clasificarse entre los primeros de la liga doméstica para jugar esa competición y su clasificación estuviera sellada por decreto.

Superliga
El redactor recomienda