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El calendario de los futbolistas y 'El juego del calamar'
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Javier Gómez Matallanas

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El calendario de los futbolistas y 'El juego del calamar'

Si los dirigentes no toman medidas urgentes para reducir el calendario se van a cargar a unos jugadores que ya están cayendo lesionados como moscas

Foto: El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y el presidente de UEFA, Aleksander Ceferin. (EFE)
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y el presidente de UEFA, Aleksander Ceferin. (EFE)

En estos días inciertos para el fútbol, con polémicas permanentes en las que se duda hasta de lo que es fuera de juego, urge romper una lanza a favor de los futbolistas. Los principales protagonistas del juego más apasionante de la tierra corren el riesgo de romperse y no rendir al nivel necesario para mantener el espectáculo balompédico como el más atractivo de todos los que se ofrecen en el mundo del deporte.

placeholder Hazard, de lesión en lesión. (Reuters)
Hazard, de lesión en lesión. (Reuters)

La pandemia mundial del coronavirus provocó que los futbolistas tuvieran que cesar su actividad tres meses. La retomaron de manera individual y con el férreo protocolo marcado para evitar contagios y, sin haber entrenado convenientemente, regresaron para concluir la competición. Los que jugaron Champions la cerraron aquel agosto de 2020 en una final a ocho en Lisboa. Y todos sin apenas pretemporada regresaron a la competición, metiendo con calzador todos los partidos de la campaña 20-21.

Después de una Eurocopa y unos Juegos Olímpicos, la temporada 21-22 está siendo de la misma guisa. Con una pretemporada exigua, los jugadores deben jugar partidos y partidos y partidos, sin contar ni con una semana entera para entrenarse. Las lesiones musculares y de todo tipo arrasan a todas las plantillas. Pero el espectáculo debe continuar, a cualquier precio, aunque los futbolistas se quiebren y no puedan ofrecer su mejor juego porque no les dan las piernas ni los pulmones. Y de ahí tantos empates, partidos de pocos goles, prórrogas, tandas de penaltis y cada vez menos espectáculo.

El calendario es una locura

Hay que poner freno a esta locura de calendario. Para ello, todos los organismos que rigen el fútbol deben consensuar lo mejor para el jugador. La FIFA no puede pretender hacer un Mundial cada dos años. Dice Infantino que la Super Bowl es cada año, pero por algo el fútbol es más universal y atractivo que el fútbol americano, Gianni. La UEFA no puede pretender hinchar la Champions y meter la Nations League a capón (aunque esta competición ha quitado los insufribles amistosos con carrusel de cambios en la segunda parte) y Ceferin no puede imponer sus criterios por orden y mando y dando alas a los clubes-estado.

Foto: Gianni Infantino, presidente de la FIFA, junto a Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA. (EFE)

Las ligas nacionales deben reducir sí o sí el número de participantes, porque el calendario debe reducirse quitando equipos. Una liga de 20 como la española no se puede soportar y debe reducirse y, si no lo hace, cuando la SuperLiga vuelva a arreciar, que lo hará, corre el riesgo de que los equipos grandes se salgan de la liga doméstica si no consta de 16 equipos. Y las federaciones también tiene que controlar el volumen de partidos de sus copas y sus supercopas.

FIFpro, el sindicato mundial de jugadores, y los sindicatos nacionales (AFE en España) deben velar por los intereses de los jugadores y no se pueden poner de parte de las patronales. Si no consiguen reducir el calendario y no logran que los futbolistas tengan el tiempo de entrenamiento y descanso que requiere la actividad futbolística (al fútbol no se puede jugar cada dos días como al baloncesto), se van a cargar el deporte rey porque van a acabar con los protagonistas del circo balompédico.

Foto: Thibaut Courtois, en el partido contra Italia. (Reuters)

Y si para protestar por la saturación de partidos internacionales, lo que haces es aplazar partidos de la liga doméstica (cómo ha hecho el Consejo Superior de Deportes en España, con la mejor voluntad, pero equivocadamente y conducido por un servilismo obtuso con la Liga Nacional del Fútbol Profesional devenido de los pactos de Viana), ya montas un follón que te hace colocar partidos aplazados salpicados por el insufrible calendario actual.

Entre la nefasta aparición del VAR, que no ha servido para eliminar los errores groseros que pretendía y ha enfangado aún más la interpretación de un reglamento modificado por exárbitros y exjugadores con ocurrencias absurdas, y la saturación del calendario, el fútbol corre peligro de extinción como el mejor deporte que haya inventado el ser humano.

Urge tomar medidas y, como cantaba Serrat en ‘A quien corresponda’, "se sirva tomar medidas, y llamar al orden a esos chapuceros, que lo dejan todo perdido en nombre del… fútbol". Pero háganlo urgentemente, que se cargan a los futbolistas con la crueldad de la serie 'El Juego del Calamar', sobreactuada y todo lo que quieran, pero que describe la condición humana. Y si acaban con los futbolistas, acaban con el fútbol.

En estos días inciertos para el fútbol, con polémicas permanentes en las que se duda hasta de lo que es fuera de juego, urge romper una lanza a favor de los futbolistas. Los principales protagonistas del juego más apasionante de la tierra corren el riesgo de romperse y no rendir al nivel necesario para mantener el espectáculo balompédico como el más atractivo de todos los que se ofrecen en el mundo del deporte.

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