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Salvador de Bahía o cuando la favela se convierte en un gran negocio
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José Félix Díaz

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José Félix Díaz / J. G.

Salvador de Bahía o cuando la favela se convierte en un gran negocio

Salvador es la tercera ciudad de Brasil y cuenta con un 70% de su población viviendo en favelas, pero no deben asociar esta forma de vivir a miseria y penuria

Foto: Las favelas proliferan en Salvador de Bahía (JFD).
Las favelas proliferan en Salvador de Bahía (JFD).

Salvador de Bahía es la tercera ciudad de Brasil. Al menos así se la considera en el país sudamericano. Los tres millones de habitantes, se va hasta los cinco contando el área metropolitana, forman una sociedad de contrastes absolutos. Es el fiel reflejo de lo que se denomina la cultura de la favela. Salvador, paso obligado para el turismo que llega hasta Brasil, cuenta con un 70% de su población viviendo en favelas, pero no deben asociar esta manera de vivir a miseria y penurias. Al menos en Salvador.

El término favela se asocia al de la casa ilegal, construidas sin licencias y sin ningún rigor urbanístico ni arquitectónico, pero nada que ver con la situación financiera de los que habitan en ella. Al menos ahora. Años atrás, las familias levantaron una vivienda y con el paso de los años se han convertido en legados que han pasado de padres a hijos, que cuentan con sus trabajos, su salario, pero que viven mejor sin pagar real alguno en impuestos.

El escenario es curioso. Caminas y te encuentras con casas construidas de aquella manera. Cada una de ellas como bien ha podido o sabido el dueño. De repente, se alza una mole de quince alturas, totalmente legal. Son kilómetros con un mismo escenario, un contraste brutal. Antes esas favelas no tenían ni agua ni luz, ahora hasta parabólicas. Nada que ver con las de Río o Recife. Se han acostumbrado a vivir así, sin lujos, pero al menos sus zonas ya están urbanizadas. Como dicen, “nosotros cagamos en la cabeza de los ricos”. Y es que esas favelas la mayoría de ellas están construidas en las laderas de las montañas, donde antes solo crecían matojos. Incluso, los más avispados han levantado hasta cinco alturas. Utilizan una y alquilan las demás. Negocio. Mientras el edificio, por llamarlo de alguna manera, aguante...

Además del Carnaval, otra de las pasiones en Salvador es la religión. En esa mezcla que existe en Brasil, destaca la presencia de los Pentecostales, congregación cristiana que recalca la doctrina del Espíritu Santo. Tienen una iglesia que bien pudiera ser un hotel de las Vegas por su dimensión y capacidad. Impresiona el edificio en forma de media luna situado en la parte nueva de la ciudad. La fe mueve a los brasileños en su día a día, pero el problema es que, en ocasiones, se convierte en fanatismo, algo por lo que los dirigentes están muy preocupados.

Por cierto, ayer se estrenó España en el Mundial y lo hizo ante Holanda. El naranja predominó, pero hasta Brasil también ha llegado esa fiebre por lo republicano. Entre las muchas banderas constitucionales, en el horizonte se dejaron ver algunas republicanas.

Salvador de Bahía es la tercera ciudad de Brasil. Al menos así se la considera en el país sudamericano. Los tres millones de habitantes, se va hasta los cinco contando el área metropolitana, forman una sociedad de contrastes absolutos. Es el fiel reflejo de lo que se denomina la cultura de la favela. Salvador, paso obligado para el turismo que llega hasta Brasil, cuenta con un 70% de su población viviendo en favelas, pero no deben asociar esta manera de vivir a miseria y penurias. Al menos en Salvador.

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