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Rafa Benítez le toca las narices a Del Nido y Monchi
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Rafa Benítez le toca las narices a Del Nido y Monchi

A cualquier persona, por muy cristiana que se precie, le pica un bofetón. Pero recibir dos bofetones en el rostro desde la misma dirección y quedarse

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Rafa Benítez le toca las narices a Del Nido y Monchi

A cualquier persona, por muy cristiana que se precie, le pica un bofetón. Pero recibir dos bofetones en el rostro desde la misma dirección y quedarse uno quieto y parado, como un recluta de manos de uno de esos sargentos nazis que pululan por Fort Bragg, es una prueba que santificaría al mismísimo John Wayne. Eso, dos sonoros bofetones deportivos, es lo que ha propinado Rafa Benítez, el entrenador del Liverpool, en el mentón del orgulloso Sevilla. Los avispados scoutters reds en menos de tres años han pescado en el rico caladero de la Ciudad Deportiva del Sevilla.

Si hace un tiempo, el grupo de técnicos de Anfield Road se llevó a Barragán (hoy lateral derecho del Deportivo e internacional sub 21), un futbolista llamado a cubrir el hueco que dejó en Nervión Sergio Ramos, hace menos de una semana en las oficinas del club blanco se ha recibido un nuevo misil en forma de burofax con el anagrama de The Kop. En el mismo se anunciaba la marcha a Liverpool de Daniel Sánchez Ayala, por cambio de residencia, a la vez que solicitaba del Sevilla el oportuno tránsfer internacional tras el oportuno pago de 240.000 euros, en concepto de formación del mencionado futbolista.

¿Quién es el tal Ayala? Pues un joven (17 años) hombretón de 1,95, que actúa en el juvenil del Sevilla, defensa central, un jugador que, al decir de los técnicos, atesora unas evidentes dotes físicas y un ingente trabajo por delante para pulirse. "Ayala es grande como un día sin pan, pero hará sudar a quien se lo trabaje", nos dijo uno de sus últimos maestros. Ayala tiene porte imponente, muy del gusto de los ingleses. Pero no es Piqué: a Benítez le quedan muchas horas por delante para pulir a ese nuevo diamante, que se llevó de la Carretera de Utrera por la puerta de atrás.

Del Nido se ha enfadado y así se lo ha hecho saber a Monchi. Pero la normativa FIFA está ahí y a los sevillistas no les queda otra que envainársela… de nuevo.

Lo que se preguntan en Nervión es si realmente le resulta rentable al Liverpool y, sobre todo, a Rafa Benítez hacer acopio de enemigos en esta orilla del Guadalquivir. Porque donde las dan las toman, y Benítez será adorado en medio Liverpool (el otro medio es hincha del Everton), pero al madrileño lo están vistiendo de limpio en buena parte del sur y este de España.

El Sevilla ingresará en breve en el selecto G-14, donde moran los clubes más poderosos de Europa.Y Del Nido ya sabe los refranes que recitará a su honorable colega del Liverpool.

A cualquier persona, por muy cristiana que se precie, le pica un bofetón. Pero recibir dos bofetones en el rostro desde la misma dirección y quedarse uno quieto y parado, como un recluta de manos de uno de esos sargentos nazis que pululan por Fort Bragg, es una prueba que santificaría al mismísimo John Wayne. Eso, dos sonoros bofetones deportivos, es lo que ha propinado Rafa Benítez, el entrenador del Liverpool, en el mentón del orgulloso Sevilla. Los avispados scoutters reds en menos de tres años han pescado en el rico caladero de la Ciudad Deportiva del Sevilla.

José María del Nido