Fernando Roig impide a Riquelme adelantar su viaje con la selección Argentina

“Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón”. Quien escribió esto se llama Jorge Luis Borges, escritor argentino por los siglos de los siglos, que de fútbol sólo sabía que un balón es redondo. Pero Borges sin quererlo la clavó con lo que le está sucediendo a un paisano suyo, Juan Román Riquelme. No sé si en el Villarreal se han empeñado en exterminar al mejor futbolista que ha vestido la camiseta del club amarillo, pero las últimas maniobras que hemos detectado van por ese camino.

Pellegrini, atendiendo a lo que sus señores le han instruido, fustiga a Román con el ostracismo, pero el asunto va más allá de un golpeo fallido de balón o una zancadilla a destiempo. Nadie olvida que Riquelme es un jugadorazo y por supuesto de ello no se olvidan en Argentina. Así, Alfio Basile, seleccionador nacional de la albiceleste, ha convocado al ‘10’ para los partidos que Argentina tiene que jugar contra Chile y Venezuela, los días 13 y 16 de octubre, respectivamente.

Con vistas a tener en su mejor forma a Riquelme y dado que éste no cuenta ni poco ni mucho ni nada para su club, los dirigentes de AFA (Asociación de Fútbol de Argentina) se pusieron en contacto con los del Villarreal para que Román adelantase unos días su viaje y se entrenase bajo las órdenes del Coco Basile y sus colaboradores en el predio de Ezeiza, lugar donde trabaja la selección. Quien expuso este humano y lógico argumento no fue otro que Julio Grondona, presidente de AFA, y su interlocutor, al otro lado del hilo telefónico, Fernando Roig, presidente del Villarreal.

Pues bien, Roig se negó categóricamente a esta petición, argumentando razones que sonrojaron a Grondona, que llegó a creer que el dueño del club español le estaba vacilando. Pues no, no vacilaba Roig. Simple y llanamente abría un poco más la ventana y dejaba ver cuáles eran realmente sus intenciones para con Riquelme. Quiere destruir su carrera.

Así las cosas, Román seguirá entrenándose en la Ciudad Deportiva con el plantel amarillo y verá los partidos desde la grada. Luego volverá a vestirse la camiseta albiceleste para goce de los argentinos. Del hecho toma nota la FIFA. Por si las moscas.