Lopera está muy tocado según la oposición

La madrugada del jueves al viernes ni las cuatro gotas que cayeron sobre Sevilla mitigaron el calor abrasador que castigada el salón de plenos de un hotel muy cerca del campo del Betis. Ni los aplausos de los doscientos invitados/hinchas que se trajo Don Manué (la prensa estaba vetada) consiguieron apagar el fuego de la razón. Y eso que un grupo numeroso de los supporters (unos cincuenta) trató de tenderle un cable a don Manué, con gritos de aliento. Pero Lopera estaba más serio que un costalero del Santo Entierro y dejó que los otros colaboradores hicieran algo.

En la Junta de Accionistas del Betis no se sabe qué se aprobó y sí qué se reprobó. Y eso que las 40 preguntas que llevaban a la reunión quedaron sin responder. Y eso que los demandantes no pudieron moverse de la butaca, pues una nube de silbidos, insultos, improperios y amenazas físicas les impidieron cualquier intento de subir al atril de oradores. El portavoz de “Betis por el Villamarín”, Emilio Soto, tuvo que llamar a la Policía, harto de recibir amenazas de muerte. En el estrado yacía Lopera, lívido y estirando el cuello como si le faltara camisa. José León ordenaba silencio, ajeno a todo, de forma tibia, como si en lugar del Dos de Mayo bético estuvieran dirimiendo un parchís de ursulinas.

Pero ‘aquello’ no quedará ahí. En la oposición se tiene la certeza de que Manuel Ruiz de Lopera se encuentra muy tocado, que ya no aguanta más tentempiés, que lo que siente sobre el cogote no es el soplido de ‘cuatro chalados’, sino el enfado de muchos béticos, que son cada día más. Al dueño de la mayoría de las acciones del Betis lo está manteniendo en pie Chaparro y el buen hacer de este veterano técnico, un mago que anduvo apagado un sinfín de años. Si el Betis consigue llegar cerca de su eterno rival en el derbi, Lopera seguirá adelante. Pero sin dar pasos ni hacer ruido. No puede. “Por nuestro Betis”, una de las plataformas en la oposición, tiene la certeza de que don Manué no está tocado, sino derrotado. Lo mismo piensan los demás grupos. La Fiscalía General maneja números y documentos. Lo sabe Lopera. Por eso calla: “Que hable Chaparro...”