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Puede que en el Real Madrid no sean capaces de frenar el 'huracán Mou'
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José Manuel García

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Puede que en el Real Madrid no sean capaces de frenar el 'huracán Mou'

Sé que andamos copeando y que el show del fútbol tiene que seguir, que el camina o revienta del famoso Lute es ley en este  deporte

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Puede que en el Real Madrid no sean capaces de frenar el 'huracán Mou'

Sé que andamos copeando y que el show del fútbol tiene que seguir, que el camina o revienta del famoso Lute es ley en este  deporte de la pelota loca, y que aquí no podemos pararnos ni para engullir un simple bocata de queso. Pero aunque no se paren las máquinas, conviene reflexionar, porque ciertas actitudes no pueden caer mar adentro y que un banco de sardinas borre cualquier tipo de huella incriminatoria.

Creo que conozco un poco a Jorge Valdano y sé que los demonios le muerden dolorosamente las tripas cuando observa, un domingo sí y un miércoles también, que no se para el show que proporciona José Mourinho (flamante ganador este mismo lunes del premio al mejor entrenador del mundo en 2010); que cada partido añade otra variante llena de púas y sangre para vergüenza del personal, blanco o no, que ya no sabe dónde meterse para no ver/escuchar el nuevo sainete del jefe luso en el banquillo madridista.

Lanzo al aire mi pregunta: ¿Son capaces en el Real Madrid de frenar el huracán Mourinho? Me permito dudarlo. De momento, nadie, ni Valdano, ha sido capaz de poner muro al aluvión.

Un día fue un ayudante, otro día el gigante Ballesteros quiere empotrar a José Mourinho contra un muro, el domingo Cani lanza una botella contra la crisma del portugués, porque éste, alborozado y loco, invadió, brazos en alto, la zona donde los del Villarreal se encontraban en estado de shock tras recibir el tercer gol, un gol a todas luces ilegal, según pudieron certificar las cámaras de televisión. La victoria del Real Madrid, conste, fue merecida, porque en la segunda parte se merendó literalmente al Villarreal, un buen equipo que en los minutos decisivos sufrió un trágico apagón de su disco duro.

Pero, un partido más, al final no se habló de tres nuevos puntos, de nueva victoria de este buen Real Madrid, empeñado en una épica carrera contra el Barcelona, el otro Hércules de la Liga. El protagonismo lució ribetes de página de sucesos, de estampa verdulera, con un entrenador más preocupado en recoger los vidrios rotos del suelo que en explicar la tremenda lección de vergüenza torera de los suyos. “Juro que fui a celebrar el gol donde se encontraba mi hijo”, ha dicho Mourinho. O sea, marrón al empleado del RM que se le ocurrió la idea de colocar al famoso hijo de Mou justo en la línea de fuego donde emboscarían a su famoso padre.

Hacia la victoria sin señorío

Yo pienso que en el loable empeño de Florentino Pérez de llevar a “su” Real Madrid a lo más alto del escalafón mundial se olvidan ciertos conceptos básicos en un club del enorme calado social del madridista. Se olvidan del señorío. El sello que hizo especial a este equipo y que ahora, por culpa del huracán Mou, parece difuminado en el bosque de los vilipendios.

Mal favor le están haciendo a este Real Madrid las cortinas de humo que le lanzan desde los deportivos afines, sobre todo desde Marca, donde cuelgan grotescamente el cartel de mártir a Mourinho y criminalizan a todo aquel que ose enfrentarse al portugués, pobrecito.

Alguien tiene que poner coto a las incontinencias del técnico, porque esto comienza a pasarse de madre y puede que un día algún doliente sin seso se desboque y se vaya de mano. Los comités siguen buscando un sol que les caliente y no variarán su costumbre de mirar al lado fácil de la cosa o a lo que mande el “jefe”.  El jefe Ángel Villar.

Valdano, que se siente incómodo por la situación, lanza balones fuera y alude a la coyuntura y al extraordinario momento de Cristiano Ronaldo. Piensa que los modos (malos) de Mou pasarán como el sarampión. Pero la piel se estigma y la tradición se entierra. Y lo que subyace es que nadie que no sea FP puede frenar el huracán Mourinho. Florentino no dice nada. Ni contesta. Mira la tabla y ve primero al Barça, el gran dragón. Se enfurece y quiere victorias, más goles, más fútbol, más… madera.

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Sé que andamos copeando y que el show del fútbol tiene que seguir, que el camina o revienta del famoso Lute es ley en este  deporte de la pelota loca, y que aquí no podemos pararnos ni para engullir un simple bocata de queso. Pero aunque no se paren las máquinas, conviene reflexionar, porque ciertas actitudes no pueden caer mar adentro y que un banco de sardinas borre cualquier tipo de huella incriminatoria.

José Mourinho Florentino Pérez