Carne o pescado: ya sólo dos equipos pueden ganar la Liga

Primera jornada (efectiva) de Liga y Real Madrid y Barcelona disparan sus bólidos: once goles entre los dos, ninguno en contra. Y lo que es más significativo: la sensación de una superioridad tan aplastante, que deja al resto un margen ínfimo para que sueñen. Consumida la primera jornada, los pronósticos se cumplen. Sólo dos pueden ganar el título. O carne o pescado. O Real Madrid o Barcelona.

La distancia entre estos dos grandes clubes (para orgullo patrio: los dos mejores clubes del mundo) y el resto es tan grande, que uno puede terminar aburriéndose en el intento por acortarla. Dos voces de la discordia en esta lucha: la del presidente del Villarreal, Fernando Roig, y la del presidente del Sevilla, José María Del Nido. Quizás existan muchas más: la de los vascos, la del Espanyol, la del Zaragoza y puede que también la del Málaga. Estos equipos hacen cuentas y por más que se devanan los sesos, los números salen a la remanguillé.  El reparto televisivo es abrumadoramente favorable a los dinosaurios desde hace años y amenaza con serlo mucho más en los venideros.

Yo me pregunto si esto es lo que quiere el aficionado, que la Liga sea de dos y que el resto forme parte de la banda de palmeros. Porque el último que irrumpió con fuerza en el convite fue el Valencia, hace siete años. Desde entonces, un monólogo. ¿Volverá a ocurrir que otro espontáneo salte al ruedo y logre una faena antológica? ¿Puede repetirse el milagro? ¿Están seguros en Valencia?

¿Esto es lo que quieren los aficionados?

Quizás los aficionados del Real Madrid y del Barcelona, que son millones, estén de acuerdo con la situación y se conformen con esta Liga de dos. Con más herramientas. Los blancos de Mourinho muerden, pero también manejan el balón con guante de seda. Los azulgrana de Pep Guardiola han sumado a su legión de oro un Rembrandt: Cesc Fábregas. Quizás el resto de los millones de aficionados que no son hinchas de los dos monstruos estén también de acuerdo con la actual situación y queden conformes con ser los primeros de su Liga. Los terceros de la Mejor Liga del Mundo, según los encargados del márketing de la LFP. Si es así, todo sobra. Sigamos con las goleadas, los paseos militares, los himnos a Leo Messi y los cantares por las gestas goleadoras de Cristiano Ronaldo. A lo peor también se cansan los aficionados de la proliferación de goleadas, de la multitud de exhibiciones.

Pero miren un poco atrás y pregúntense las razones por las que la mayoría de los equipos de Primera no disponen de publicidad en sus camisetas, o pregúntense las causas de la paupérrima situación financiera imperante en la máxima categoría, con un paquete importante de clubes en Ley Concursal.

Puede que muchos de los millones de seguidores de Real Madrid y Barcelona piensen que el destino final de estos dos mastodontes sea la 'Superliga Europea'. La Liga de las Ligas. Pero Florentino Pérez y Sandro Rosell, amigos para siempre pese a ellos, saben que al final de ese camino espera Michel Platini y el resto de los bulldozers de Europa.  Ellos quizás opongan un poco más de resistencia deportiva que en España. Pero puede que también se resistan en lo económico. En el reparto de los derechos, de todos los derechos.