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El Real Madrid es el gran favorito en el Clásico, pero ahora el ‘marrón’ lo tiene el Comité
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José Manuel García

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El Real Madrid es el gran favorito en el Clásico, pero ahora el ‘marrón’ lo tiene el Comité

El 10-D parece que se va a caer el mundo. O mejor dicho, se parará. Juegan Real Madrid y Barcelona, que son, de largo, los mejores

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El Real Madrid es el gran favorito en el Clásico, pero ahora el ‘marrón’ lo tiene el Comité

El 10-D parece que se va a caer el mundo. O mejor dicho, se parará. Juegan Real Madrid y Barcelona, que son, de largo, los mejores equipos de esta bola de problemas que llamamos tierra. Desde hace dos semanas, francotiradores de uno y otro equipo disparan contra todo lo que se mueva en la azotea del otro. Todos quieren tener la maquinaria a cien, que los planes salgan redondos, pero en los últimos días, en las últimas horas, cualquier espita astillada dispara las alarmas. Dos nombres han puesto los corazones hirviendo: Cristiano Ronaldo y Gerard Piqué.

CR7, el nuevo dios merengue, tiene el tobillo izquierdo como la cintura de una de las estatuas de Botero. Cristiano echa humo de indignación. Dispara contra el atlético Perea, que llegó una milésima tarde y, en efecto, no tocó balón, tocó cristiana carne. Los médicos y los demás chamanes del Real Madrid prometen que el esguince del portugués será historia de aquí a Gijón. Mourinho podría dejar al paisano en el banquillo, pero una vez (contra el Levante) lo hizo y el Madrid terminó en llanto.

Quien no estará en El Molinón será Xabi Alonso. El vasco, que es la mano invisible de Mourinho sobre cualquier césped, buscó (no se sabe si intencionadamente) la tarjeta y cumplirá ciclo al perderse el partido de Asturias. Cuando no juega Xabi, el Real Madrid camina con el freno echado y las ideas fluyen chirriando de la cabeza de los jugadores. Es una pieza clave. Por lo que el riesgo de ‘pinchazo’ se eleva, pero frente al Barça estará el de Tolosa, y una victoria frente al campeón de Liga, hoy por hoy, tiene la equivalencia de un título. Una derrota es un tiro de gracia en la moral de cualquiera. Y el cuadro blanco apunta alto. Su dinámica de victorias abruma. Asusta.

Y Pep Guardiola no puede tirar de cohetería. El Madrid camina con elefantes y el Barça da la impresión de caminar sobre las primas de la mula Francis. El conjunto blanco dispara y hace blanco, Benzemá parece bendecido, y cuando no, le salen Higuaín o Di María. En los azulgrana, David Villa tiene averías en sus piernas, que han perdido el toque de antaño y ve la puerta a tamaño de cuartilla.

Sin embargo, los barcelonistas se han colocado en el punto de mira con esa tarjeta que se buscó Piqué y que Pérez Lasa dio por buena. El jugador anduvo ratonero y no jugará contra el Levante, pero sí será de la partida frente al Real Madrid. Andaba apercibido y fue con descaro al asunto. El árbitro fue pulcro en la redacción del acta pero no reflejó el más allá que todos vieron, que ahora levanta ampollas y todo tipo de sospechas. Los jueces de la Liga tienen un marrón. Si sancionan a Piqué con un partido, es reglamentario, pero en Madrid echarían humo. Pero si añaden un partido más a la sanción porque, en efecto, el zaguero se pasó de listillo, parte de Cataluña, y también Shakira, se incendiará.

Lo cierto es que el clásico de clásicos huele a humo y todavía falta un trecho. El Real Madrid anda poderoso, mucho más que su rival ad eternum. Pero lo quiere tener todo bien atado, que ahora no se le escape la victoria, incluso con Piqué en la grada.

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El 10-D parece que se va a caer el mundo. O mejor dicho, se parará. Juegan Real Madrid y Barcelona, que son, de largo, los mejores equipos de esta bola de problemas que llamamos tierra. Desde hace dos semanas, francotiradores de uno y otro equipo disparan contra todo lo que se mueva en la azotea del otro. Todos quieren tener la maquinaria a cien, que los planes salgan redondos, pero en los últimos días, en las últimas horas, cualquier espita astillada dispara las alarmas. Dos nombres han puesto los corazones hirviendo: Cristiano Ronaldo y Gerard Piqué.