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Cuando Reyes cumplió (a medias) su promesa
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José Manuel García

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Cuando Reyes cumplió (a medias) su promesa

Cuando uno piensa en José Antonio Reyes, de forma  espontánea le asaltan los recuerdos de febrero de 2004, en el aeropuerto de Sevilla, cuando con lágrimas en

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Cuando Reyes cumplió (a medias) su promesa

Cuando uno piensa en José Antonio Reyes, de forma  espontánea le asaltan los recuerdos de febrero de 2004, en el aeropuerto de Sevilla, cuando con lágrimas en los ojos le prometía a un grupo de biris que volvería al Sevilla. La joya de Nervión viajaba a Londres, donde le esperaban con los brazos abiertos: el Arsenal acababa de pagar por el de Utrera 24 millones de euros, más bonus, lo que le convertía en el fichaje más caro de la historia de los 'gunners'. Triunfó a medias en Inglaterra, donde consiguió títulos pero no terminó de adaptarse. Ocho inviernos más tarde, en 2012, Reyes regresó a Sevilla y cumplió su promesa. Meses después, la sensación dentro y fuera del club nervionense es otra: se quedó a medias.

Como si se hubiera perdido a mitad de camino, como si una mano negra le hubiera cortado de raíz las piernas y ese flujo de futbolista genial que siempre atesoró se hubiese quedado en Despeñaperros, el caso es que la sensación general de la afición sevillista es que Reyes no está, no vino, parece perdido. Los números del genio de Utrera en la segunda parte de la Liga han sido descorazonadores: un gol y una presencia casi nula en el equipo.  

Transcurrido el verano, y ya finalizada la dura pretemporada, Michel, el máximo responsable del equipo, hablaba de la agradable sorpresa que le suponía observar la implicación de algunos jugadores veteranos, “que parecían nuevos “. Todos se frotaban las manos pensando en el “regreso de Reyes”. Pero Michel se refería al bosnio Emir Spahic en particular, porque ni en los partidos preparatorios ni en el inicio de la Liga se ha visto a Reyes por ningún lado. El utrerano ha salido titular en todos los partidos, pero siempre ha sido el primer cambio realizado por Michel y el jugador ha salido con el rostro demudado por el cansancio. Y marcas de enfado en sus ojos. Porque sus prestaciones vuelven a quedar bajo mínimos. “No desborda cosa que él sabía hacerlo como nadie, parece que no quiere, que no está enfadado y si no está enfadado es un gran problema”. Palabras que rebotan en el vestuario sevillista, un vestuario que está con el jugador, que lo acuna, pero que también observa con desazón cómo pasan las semanas y los meses y no encuentra reacción positiva en el futbolista de Utrera.

José María Del Nido, presidente del club y principal valedor de Reyes (el Sevilla pagó al Atlético 3,5 millones de euros) , frenó el fichaje del mexicano Giovanni Dos Santos, cuando ya se encontraba con un pie en Nervión, para dar prioridad al regreso de un futbolista que significó el lanzamiento del gran Sevilla de los títulos, pues con el dinero de su traspaso se borraron las deudas y el club comenzó a sumar como nunca antes lo había hecho en su historia.

Del Nido ya le ha enviado un par de mensajes animando a Reyes pero también recordándole su obligación como una de las vacas sagradas de un equipo que necesita regresar a Europa, sí o sí. "Reyes no ha dado el nivel, ni el que esperábamos de él ni el que él esperaba pero sí puedo decir que está bien de peso y entrenándose con ganas. Sigo estando convencido de que va a triunfar en esta segunda fase", admitía el presidente en la ofrenda del equipo.

Monchi, el director deportivo, también le pisa los talones al jugador. Michel, que comparte representante con Reyes, habla de manera continua y transmite un mensaje de tranquilidad. El técnico todavía confía en el jugador y quiere ser paciente. “Todos esperamos mucho de él, sabemos lo que puede dar y eso le vamos a exigir”, aseguró el madrileño después del partido de Getafe, en el que Reyes, tras generar una jugada de gol (penalti marcado por Negredo), fue sustituido y escuchó algún que otro silbido desaprobatorio.

En Granada, Reyes fue cambiado antes del descanso, tras la expulsión del meta Diego López. En los minutos que jugó, la presencia del 19 (su dorsal) no pasó de ser testimonial y se ensombreció aún más con una lesión en el hombro, que lo ha tenido parado dos semanas.

Los preparadores del club luchan a fondo para recuperar al futbolista de cara al próximo partido de Liga frente al Real Madrid. Ahí se espera que Reyes dé ese paso adelante que los sevillistas ansían. El propio jugador tiene ese reto y deberá apretar, porque el argentino Perotti, que se operó antes del verano de una hernia discal, comienza a apretar y le luchará el puesto. El balón lo tiene Reyes,  mientras todos callan y miran. Esperan su definitivo regreso, porque el futbolista no llega.

Cuando uno piensa en José Antonio Reyes, de forma  espontánea le asaltan los recuerdos de febrero de 2004, en el aeropuerto de Sevilla, cuando con lágrimas en los ojos le prometía a un grupo de biris que volvería al Sevilla. La joya de Nervión viajaba a Londres, donde le esperaban con los brazos abiertos: el Arsenal acababa de pagar por el de Utrera 24 millones de euros, más bonus, lo que le convertía en el fichaje más caro de la historia de los 'gunners'. Triunfó a medias en Inglaterra, donde consiguió títulos pero no terminó de adaptarse. Ocho inviernos más tarde, en 2012, Reyes regresó a Sevilla y cumplió su promesa. Meses después, la sensación dentro y fuera del club nervionense es otra: se quedó a medias.

José Antonio Reyes