El 'coaching' en las carreras: cómo se fabrica un campeón de Fórmula 1

En nuestro país se escucha, cada vez más, un trend que proviene de EEUU: el coaching. Existen infinidad de modalidades del mismo, como por ejemplo el coaching empresarial, colectivo, estructural, ejecutivo, de vida… Se trata de una disciplina cada vez más demandada por deportistas de élite que aporta valores, principios, convicciones, metodologías de trabajo y que ayudan a lograr el éxito.

Y como no podía ser de otra manera, en las carreras también existen los coach y, en mi caso, soy uno de los pocos afortunados que puede trabajar junto a pilotos que aspiran a lo mismo que yo y compartir sus logros y derrotas como si de mis carreras se tratase. Por ello, me siento capacitado para contaros de primera mano en qué consiste un trabajo que ejerzo de forma paralela a mis carreras.

Llevo impartiendo cursos de conducción desde los 17 años, en escuelas de conducción y escuelas de pilotos y, aunque tengo la suerte de tener mi propia empresa a día de hoy, recuerdo que hace 6 años, en uno de los cursos que estaba impartiendo vino Luis Perez Sala como invitado estrella. Cuando terminé de explicar a los jóvenes pilotos ciertas teorías básicas de la conducción, Luis me abrió los ojos y, casi inconscientemente, me introdujo en el mundo del 'driver coaching', convenciéndome de que tenía una gran capacidad de transmisión y comunicación.

Desde entonces, he tenido el placer de trabajar con muchos pilotos, jóvenes promesas, talentos y algún otro que no había por donde cogerlo. Pero, con cada uno de ellos, he aprendido algo nuevo, y es que en las carreras aplicamos con asiduidad la frase de: nunca te acostarás sin saber algo más.

Lo importante es rodar, y el dinero

Muchos de vosotros seguro que disfrutáis con la Fórmula 1, pero desconozco si también  conocéis cómo se hace un piloto, cómo se fabrica un campeón. No puedo ofreceos la receta mágica porque obviamente la habría aplicado en mi propia piel. Pero como un entrenador de tenis con un jugador de gran proyección,  me dedico a ayudar a jóvenes pilotos a llegar a lo más alto. Da igual si  nace o se hace, porque hoy en día, la clave, lo importante es rodar, y si tienes el dinero para hacerlo terminarás siendo bueno. Si a ello le unes talento, podrás ser muy bueno, y si además eres trabajador y disciplinado, puedes llegar a ser el mejor.

Como coach trato de ayudar al piloto a avanzar en el tiempo. Es decir, prevengo que cometa errores no forzados que, si se dejase llevar por el proceso natural de aprendizaje, probablemente sí cometería. Como coach, intento advertir, prevenir y aunque no se hacen milagros, ayudas a que el piloto se desarrolle mas deprisa. Se trata de  hacer un trabajo técnico impoluto empezando por el reconocimiento de cada circuito, trayectorias, frenadas, referencias, telemetría o cámara 'on board'.

La psicología es algo fundamental

Dejando a un lado el apartado deportivo, existe un fundamento que muchas veces se posiciona por delante del ejercicio práctico: el aspecto psicológico. Estructurar su mente, ayudarle a saber que no hay nadie mejor que él, darle la confianza para salir a pista y convencerlo de que todo le va a salir bien. Al fin y al cabo, éste trabajo solo lo puede ejercer alguien que sirva como referencia que le inspire. Y es que el ego de un piloto, por defecto, rara vez se deja aconsejar. 

Cada piloto tiene sus manías, sus vicios y supersticiones. Mi trabajo no es cambiar sus hábitos, sino mejorarlos, aportarle aquello que puede necesitare, incluso, también aprender de sus virtudes. Ahora mismo estoy centrado en pilotos de las World Series by Renault, un campeonato que me encanta y del que guardo mucho cariño por las grandes satisfacciones que me dio en 2006, cuando estuve a punto de ganarlo.

Trato con pilotos que están en una de las antesalas de la F1 y que el día de mañana pueden llegar a lo más alto. Corredores que tienen entre sus manos máquinas de 500 caballos y no tienen ni carnet de conducir. Pilotos con acné en plena pubertad que se juegan el dinero de sus padres y también la vida a 300km/h, una locura que veo tan normal como ir a la oficina todos los días.

Cada día los 'clientes' son más jóvenes

Esto no es la Play Station, aquí no hay modo reinicio, es game over y punto. Los chavales están cada día mas preparados y a pesar de ser cada vez mas jóvenes aprenden a pasos agigantados. En muchos casos, los padres invierten dinero y tiempo en ellos para satisfacer sueños frustrados y también para disfrutar con ellos viendo reflejados en sí sus propios deseos. Como coach trato de separar la figura paterna del piloto ya que no es necesario contar con dos vías de consejo en paralelo. Esto supone un gran alivio para los pilotos, que se desentienden de sus padres y desarrollan una personalidad mas fuerte e independiente.

Un joven en la antesala de la F1 tiene que ser inteligente, saber poner un coche a punto, una tarea muy compleja que requiere un sistema de trabajo metódico, inteligencia, y una mente despejada. También se trata de enseñarle cómo se gestiona una carrera desde el principio hasta el final. El coach aporta en todo esto y, por el camino, ahorra una enorme cantidad de tiempo y errores que se cometen durante el proceso de aprendizaje en solitario. Pero también ayuda a desarrollar el trato humano con los diferentes miembros del equipo, con patrocinadores, con prensa... Digamos que nos convertirnos en su sombra desde que se levantan hasta que se acuestan.

Una de las tareas más importantes en el trabajo con un piloto joven es no restarle personalidad, dejarle ser el mismo con sus virtudes y defectos, intentando reducir su margen de error al mínimo. Soy de la opinión de que solo se puede llegar a ser el mejor trabajando como el que más, convirtiendo tus debilidades en fortalezas, siendo muy disciplinado y teniendo unos objetivos muy marcados que te lleven a la meta.

Por cierto, concluyo mi artículo dándome cuenta lo fácil que es aconsejar y lo difícil que es ponerlo en práctica.