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Álvaro Rama

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La reacción de Nadal

Su participación en el Masters 1000 de Indian Wells subrayó una máxima del vestuario masculino: pocos aceptan la recuperación de nivel como el español

Foto: Rafa Nadal, en Indian Wells. (Efe)
Rafa Nadal, en Indian Wells. (Efe)

La mejora fue tan evidente que hasta Novak Djokovic se arrancó con un aplauso. Rafael Nadal completó en el Masters 1000 de Indian Wells su mejor papel de la temporada 2016, abriéndose paso hasta la semifinal, mostrando una recuperación notable de juego y llegando a plantear un encuentro cerrado ante el número 1, una obra de mérito tras un comienzo de temporada con ciertos claroscuros. El mallorquín cedió un encuentro con aroma a futuro, alimentando la confianza en choques ante la élite y probando una realidad que hacía tiempo no se acercaba a rozar: su capacidad para mirar directamente a los ojos al jugador de Belgrado.

Indian Wells puede marcar un punto y a parte en el rol jugado por Rafael Nadal en los últimos meses. Primero, por salir indemne en choques venenosos (cinco pelotas de set anuladas ante Fernando Verdasco o remontar, con match point incluido, partido durísimo ante Alexander Zverev), algo que se había atragantado una y otra vez en los últimos tiempos. Segundo, por plantar cara a jugadores de primera línea, derrotando al número 6 mundial, el japonés Kei Nishikori, cuando su temporada se encontraba virgen de triunfos ante los 40 primeros. Y tercero, por ser capaz de mantener una línea sólida de juego incluso ante el hombre que domina con mano de hierro el circuito en la actualidad, planteando ante Novak Djokovic un pulso que se apartó de los episodios más recientes de una rivalidad en la que ha cedido 10 de los últimos 11 partidos.

“Por momentos sentí que estaba compitiendo al nivel más alto posible”, espetó el balear ante la prensa nada más terminar su participación en el torneo. Una frase llamativa para un jugador que ha carecido de regularidad ante jugadores apartados de la primera fila. Un jugador que ha logrado conjugar su innegable actitud en los partidos con una base importante de nivel. Ésa es la mayor diferencia sobre el resto de temporada 2016. Sobre el desierto de Palm Springs se vio un Nadal convencido y convincente, cuya derecha tomó los metros que le faltaban en anteriores torneos, con unas piernas rápidas y una autoridad en pista más grande que en cualquier evento reciente.

En Indian Wells se vio, incluso, un Nadal capaz de bajar las revoluciones al propio Novak Djokovic, el indiscutible número 1. “Jugué de una manera más táctica, más en la línea que debo competir ante Novak y distinta al juego tan rápido y de golpeo tan duro de las dos últimas veces que nos enfrentamos”, reconoció el balear al cierre de la semifinal en el primer Masters 1000 del año, un choque que comenzó con un intercambio de 24 golpes como preludio de lo que sería el encuentro. Fue un juego más cercano a la arquitectura con intención que defiende Nadal al reflexionar sobre la evolución del juego y no tan orientada al ritmo de elegidos que puede llegar a imprimir el balcánico. Toda una reacción ante el dominio del serbio y, mirando al pasado reciente, una reacción con cara y ojos: pasando de disputar en Doha el choque más desequilibrado de la rivalidad a exigir dos meses después el partido a dos mangas sobre suelo duro más largo (1 hora y 58 minutos) jamás jugado entre ambos.

“Jugué bien durante la semana, he ganado partidos interesantes y llenos de lucha. Esta vez el margen ha sido más estrecho que en los últimos choques ante el mejor jugador del mundo”, insistió el balear, que llegó a disponer de una pelota de set ante el número 1, algo inédito desde la final de Roland Garros 2014, su último triunfo sobre el de Belgrado. “Ha sido una semana positiva para mí. Es la línea. Si soy capaz de mantener el nivel durante varias semanas consecutivas, uno empezará a pensar en las posibilidades que tiene de competir por todo” siguió, poniendo en el futuro la posibilidad de mirar a cielo abierto. “He perdido en las semifinales del primer Masters 1000 de la temporada contra el mejor. Me voy a Miami con la ilusión de seguir en la misma línea, me voy con muy buena sensación mental y tenística. Si mantengo el nivel en Miami sería muy bueno para encarar la temporada de tierra de manera positiva”.

Para Nadal, el único hombre en la historia del tenis capaz de recuperar en dos ocasiones el número 1 al final de la temporada, muestra de su inigualable persistencia ante los obstáculos, una nueva prueba de reacción: llegar a situar la duda sobre un campeón en apogeo.

La mejora fue tan evidente que hasta Novak Djokovic se arrancó con un aplauso. Rafael Nadal completó en el Masters 1000 de Indian Wells su mejor papel de la temporada 2016, abriéndose paso hasta la semifinal, mostrando una recuperación notable de juego y llegando a plantear un encuentro cerrado ante el número 1, una obra de mérito tras un comienzo de temporada con ciertos claroscuros. El mallorquín cedió un encuentro con aroma a futuro, alimentando la confianza en choques ante la élite y probando una realidad que hacía tiempo no se acercaba a rozar: su capacidad para mirar directamente a los ojos al jugador de Belgrado.

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