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El tiovivo de Rafa Nadal: del oro de Río de Janeiro a las lesiones
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Álvaro Rama

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El tiovivo de Rafa Nadal: del oro de Río de Janeiro a las lesiones

La temporada 2016 de Rafael Nadal ha representado un curso con muchas etapas, con momentos de recuperación, pero también el sufrimiento físico y la dificultad para plasmar

Foto: Nadal ha tenido menos alegrías que otros años (Robert Deutsch/USA TODAY Sports).
Nadal ha tenido menos alegrías que otros años (Robert Deutsch/USA TODAY Sports).

La temporada 2016 de Rafael Nadal ha representado un curso con muchas etapas, con momentos de recuperación, pero también de sufrimiento físico y dificultad para plasmar y sostener un nivel regular con su juego. Ha sido un año donde las lesiones han frenado la actividad del español y en el que ha decidido apartar el tramo final de la temporada sin haber sacado el billete para la Copa de Maestros, algo inédito en la última década. El campeón de 14 grandes termina un curso que puede ser clave en su carrera. El regreso marcado en 2017, temporada en que cumplirá 31 años, como horizonte para observar la vigencia por la que pelea el español.

Mejor momento: Montecarlo y Barcelona

El tramo históricamente más noble en la carrera del balear le vio reencontrar la senda del resultado. En dos semanas de aceleración, Nadal volvió a mostrar autoridad sobre la tierra batida, llevando a su vitrina un Masters 1000 casi dos años después y recuperando un terreno especial como la arcilla de Barcelona. En la Ciudad Condal, además, sin ceder un set en todo el torneo, encontrando por momentos esa estabilidad y precisión en las decisiones que añoraba desde hacía tiempo. Un ritmo ascendente mantenido durante las dos primeras rondas del Mutua Madrid Open, hasta que la muñeca dio el primer aviso en los cuartos de final ante el portugués Joao Sousa.

Peor detalle: regreso de lesiones

Tras una temporada 2015 limpia en términos de salud, el mallorquín volvió a padecer uno de los traumas más implacables de su carrera: el golpe de las lesiones. En un cuerpo curtido de arriba a abajo, esta vez fue la muñeca derecha la que saltó por los aires. La articulación forzó en el español algo impensable como fue la necesidad de apartarse de la competición en pleno Roland Garros, el torneo en el que ha disparado su leyenda en el deporte profesional. Esa dolencia dejó al mallorquín al margen del circuito en el corazón de la temporada, le restó tres meses de ritmo y, tras el regreso por ilusión en unos ineludibles Juegos Olímpicos, marcó el tono competitivo del jugador en la fase final del año.

Ausencia de Grand Slams

Levantar una racha lleva implícita la notoriedad al no cumplirla, lo que hace todavía más meritorio lo logrado. Nadal conquistó Grand Slams durante diez temporadas consecutivas (2005-14), algo fuera del alcance de cualquier otro tenista a lo largo de la historia. La campaña 2016 fue la segunda consecutiva alejada de las grandes copas y la primera en la que la barrera de los cuartos de final ni siquiera fue tocada. La caída en la primera ronda del Abierto de Australia, cortando un buen momento de juego, la retirada en Roland Garros o la ausencia en Wimbledon marcaron un curso donde unos de los grandes protagonistas en los mayores escenarios no pudo replicar su grandeza.

Rivalidad ante Djokovic

La temporada también sirvió para inclinar en favor de su último gran adversario algunos elementos grandes de rivalidad. El de Belgrado superó el récord de Masters 1000 del español y, sobre todo, tomó ventaja en el cara a cara por primera vez. Djokovic ganó los tres duelos de 2016 ante el mallorquín, que plantó cara en pulsos apretados en Indian Wells y Roma, pero que fue incapaz de frenar la tendencia de dominio del serbio. Djokovic ha sumado 11 de los últimos 12 enfrentamientos ante el español, cuyo triunfo más reciente data ya de la temporada 2014 en la final de Roland Garros. El último Grand Slam del balear y una corona ya conquistada en este curso por el serbio. Con vistas a la temporada 2017, y con un Djokovic instalado en el número 1 pero sin marcar las diferencias de cursos previos, observar esta tendencia será una de las grandes cuestiones.

Detalle: US Open

En un tramo final de temporada de mayores altibajos de los deseados por el campeón de 14 grandes, la actuación en Nueva York destacó por encima de cualquier otra. Pese a caer en los octavos de final ante el francés Lucas Pouille, por entonces alejado de los 25 primeros puestos, el nivel de competición del balear pudo ser un síntoma de lo ofrecido en plenitud. Nadal sigue sabiendo rendir a gran nivel, quedó patente en Flushing Meadows. Le queda un peldaño superior: sostener la intensidad en el tiempo. Su primera semana en la Gran Manzana, con una profundidad de pelota, un juego sostenido desde el revés y una alegría de piernas no tan vista desde la primavera, dejó la sensación de un jugador en recuperación.

Desenlace: freno a final de temporada

La gira asiática fue sintomática de la carencia del mallorquín: en un juego donde el principal argumento (golpe de derecha) sigue pendiente de reinserción, con esa curva característica por recuperar, las opciones de los rivales se multiplican. Nadal despidió la temporada sin sumar un set ante dos jugadores que jamás habían logrado derrotarlo (Grigor Dimitrov en Pekín; Viktor Troicki, en Shanghái). En el deporte actual, con equipos completos alrededor de los jugadores, la importancia de una baja es doble: no solamente se frena el lesionado, sino que mejoran los demás. El escenario al concluir el curso fue una multiplicación de perfiles con capacidad de amenaza y, en adelante, con el recuerdo moral de una victoria ya lograda, de un terreno ya quemado. Un arañazo en ese aura ganada a pulso en el vestuario.

La temporada 2016 de Rafael Nadal ha representado un curso con muchas etapas, con momentos de recuperación, pero también de sufrimiento físico y dificultad para plasmar y sostener un nivel regular con su juego. Ha sido un año donde las lesiones han frenado la actividad del español y en el que ha decidido apartar el tramo final de la temporada sin haber sacado el billete para la Copa de Maestros, algo inédito en la última década. El campeón de 14 grandes termina un curso que puede ser clave en su carrera. El regreso marcado en 2017, temporada en que cumplirá 31 años, como horizonte para observar la vigencia por la que pelea el español.

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