Tras la pista
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Lucas Eguibar, entre sucesor de Paquito y símbolo de los nuevos tiempos
Basta ver al donostiarra en las carreras para darse cuenta. Con el carácter, la firmeza, la determinación y la sencillez de los grandes. ¿Un nuevo Paco Fernández Ochoa? Puede
El donostiarra Lucas Eguibar es ya una figura (joven) del deporte invernal español. Este fin de semana, en la estación aranesa de Baqueira Beret, podría terminar entre los tres mejores del mundo, en las finales de la Copa del Mundo de SBX (Snow Board Cross). No se trata solo de que el año pasado ya ganó esa Copa, ni del tercer puesto de este año en Sunny Valley (Rusia) ni del primero en Veysonnaz (Suiza) Se trata de disfrutar de este nuevo tiempo, con uno de esos "pioneros" que surgen de vez en cuando, en nuestro deporte.
Basta verle en las carreras para darse cuenta. Con el carácter, la firmeza, la determinación y la sencillez de los grandes. ¿Un nuevo Paco Fernández Ochoa? Puede. Tiene el mismo gen competitivo, la misma genialidad y se divierte compitiendo. Igual que Paco tuvo a Aurelio García o a Conchita Puig,como base de su equipo, Lucas tiene a Regino Hernández y a Laro Herrero, en el de SBX. A la espera de si es o no, el nuevo 'Paquito' el deporte invernal español ha encontrado por fin el clavo ardiendo al que asirse para salir del agujero, tanto económico como deportivo, en el que está sumergido.
Los deportes de invierno son los hermanos pobres del deporte español. En la última década, España se ha convertido en una potencia deportiva, en cualquier especialidad, menos en los deportes invernales. La medalla de oro en eslalon de Paco Fernández Ochoa en Sapporo 72 sigue siendo la gran referencia de éxito. Es cierto que surgieron otros talentos como su hermana Blanca, bronce en eslalon en los Juegos de Albertville 92, como las granadinas María José Rienda, ganadora de seis pruebas de la Copa del Mundo y Carolina Ruiz, vencedora de un gigante y un descenso, también de la Copa del Mundo. Pero fueron talentos tardíos que acusaron la falta de recursos económicos y deportivos. Unas estrellas que se fueron apagando a medida que consumían su carrera deportiva. No se supo desarrollar en torno a ellos, unas estructuras que permitieran la aparición de nuevas figuras.
Sin embargo, desde los Juegos Olímpicos de Vancouver 2010, esta tendencia está cambiando. Hay luz al final del túnel invernal. En Vancouver hizo su aparición ante el gran público, la rider catalana Queralt Castellet. Una de las mejores del mundo en su especialidad: ejercicios de estilo libre en un medio tubo o según la jerga de los snowboarders, Snowboard, free style half pipe. No era el esquí alpino, el que tiraba del carro, sino una rider que 'ripaba' sobre un tubo helado.Su entendimiento con la federación fue nulo y el efecto Queralt se diluyó con el accidente de la snowboarder de Sabadell en las tandas de entrenamiento.
El gran paso se dio en Sochi 2014, aunque no a través de la nieve, sino del hielo. Con la brillante aparición del patinador madrileño Javier Fernández, que se quedó a las puertas de la medalla, con la pareja de patinadores Sara Hurtado y Adriá Díaz y con el papel de Ander Mirambell en Skeleton. El hielo miraba por encima del hombre a los deportes de invierno, con esa joven generación de deportistas que sacaban del anonimato a una Federación separada de la invernal en 2006. La nieve solo podía confiarse a sus pocas bazas. La clásica de Carolina Ruiz en alpino; la moderna de Queralt Castellet en el medio tubo y la extrema del border cross con Lucas Eguibar. No salió ninguna, pero entre allí, en las pistas del Snow Park Rosa Khutor de Sochi, se percibió ya un nuevo tiempo.
El paso definitivo fue el de septiembre de 2014, cuando la Asamblea de la RFEDI eligió al aranés May Peus como nuevo presidente en detrimento de Eduardo Roldán, una institución en el deporte invernal español que pese a su gran trabajo durante años tuvo que dar paso a una nueva etapa. La llegada del nuevo presidente y su equipo, (entrenadores, técnicos, gestores con alta experiencia organizativa y con ideas modernas) ha permitido que un año y medio después de ese relevo, se haya sido el paso necesario y definitivo que el deporte invernal español necesitaba. Ahora sí, hielo y nieve avanzan. Cada uno por su lado y lentamente, pero caminan.
Y eso que May Peus chocó nada más llegar contra un muro helado más grande que el de Juego de Tronos: la deuda de la Real Federación Española de Derpotes de Invierno (RFEDI), que ascendía a un millón de euros. Un millón de razones como para tirar la toalla y volverse a la comodidad del Valle de Arán. Si para organizar unas nuevas estructuras de tecnificación deportiva, en unos deportes caros y complejos, hace falta mucho dinero, deber un millón de euros y estar intervenido en sus cuentas por el CSD, no supone la mejor perspectiva posible. Pero, sin miedo a la tarea, se tomaron muchas decisiones importantes. Una de las principales, el acuerdo con ATUDEM (Asociación Turística de Estaciones de Esquí y de Montaña) de finales de 2014. Según ese acuerdo, las estaciones españolas darían facilidades de entrenamientos a los atletas de la RFEDI. Era un acuerdo necesario que ya Eduardo Roldán había intentado más o menos en su época, pero que se fraguó con la llegada de May Peus. Los deportistas RFEDI podían entrenarse en casa, con el consiguiente ahorro.
Además de este acuerdo, había otros planes más ambiciosos. Un deseo de que la candidatura de Barcelona-Pirineos saliera adelante. Bisbe y Peus pensaron que unos Juegos de invierno en Barcelona serían el impulso definitivo del deporte invernal, como lo fue Barcelona 92 para los otros deportes. Cuando la crisis se llevó por delante la candidatura de Barcelona-Pirineos, el modelo de desarrollo se enfocó hacia objetivos más concretos. Se buscó "el día a día, temporada a temporada" en el ciclo que va de Sochi a Pyeongchang (Corea del Sur 9 a 25 de Febrero de 2018).
En setiembre de este año, la RFEDI presentó a la prensa otra iniciativa importante. Un modelo calcado de otras federaciones europeas de gran tradición en el mundo de la nieve. La federación alquiló un hotel en la localidad suiza de Saas Fee para que sirviera de punto de concentración permanente de los atletas españoles. En Saas Fee se puede entrenar y esquiar casi todo el año en su glaciar situado a unos 3800 metros de altitud. Los atletas RFEDI podrían así alternar periodos de entrenamiento y de descanso, eliminar viajes innecesarios por Europa y ahorrar mucho dinero del presupuesto de la federación. Y el modelo ha funcionado durante este año. Y han ido llegando resultados en alpino y en SBX, como los obtenidos por Eguibar este año en la Copa del Mundo.
Lucas es la figura símbolo de los nuevos tiempos. El modelo de referencia. Si es el nuevo Paco Fernández Ochoa o no lo sabremos muy pronto. Cuando le veamos en esta carrera de Baqueira, cuando lleguen los mundiales de Free Style de Sierra Nevada 2017, cuando lleguen los Juegos de Invierno de 2018. Esas etapas deben llevar a España a crecer dentro del deporte invernal. Entre todos, están consiguiendo que se abandone el lado oscuro. Sus jóvenes deportistas empiezan a moverse, por fin, bajo unas estructuras que llevan camino de ser firmes y sólidas. Hay mucho trabajo por hacer, pero la oficina ya no está montada sobre un terreno pantanoso.
El donostiarra Lucas Eguibar es ya una figura (joven) del deporte invernal español. Este fin de semana, en la estación aranesa de Baqueira Beret, podría terminar entre los tres mejores del mundo, en las finales de la Copa del Mundo de SBX (Snow Board Cross). No se trata solo de que el año pasado ya ganó esa Copa, ni del tercer puesto de este año en Sunny Valley (Rusia) ni del primero en Veysonnaz (Suiza) Se trata de disfrutar de este nuevo tiempo, con uno de esos "pioneros" que surgen de vez en cuando, en nuestro deporte.