Es noticia
Simeone tiene licencia para encerrarse mientras gane
  1. Deportes
  2. Tribuna
Jesús Garrido

Tribuna

Por
Jesús Garrido

Simeone tiene licencia para encerrarse mientras gane

Este año iba a ser teóricamente el de la evolución del Atlético hacia un fútbol más ofensivo, más digno de un grande, pero Simeone en vez de ello está radicalizando el estilo férreo y defensivo

Foto: Simeone no necesita jugar bien para ser feliz (Cordon Press).
Simeone no necesita jugar bien para ser feliz (Cordon Press).

El encuentro había entrado ya en su último cuarto, y no hablamos de baloncesto. El botín que tenía el Atlético era una valiosísima moneda de oro que había encontrado Griezmann en una expedición solitaria por tierras donostiarras. Se había topado con numerosos peligros, pero como bravo aventurero que es, los solventó con brillante presteza y habilidad. A partir de su regreso, la fuerza de sus compañeros se unió para crear una infranqueable falange defensiva que repelía cualquier ataque adversario. Pero a diferencia de las falanges romanas, la colchonera no iba avanzando metros hasta llegar hasta las primeras líneas zagueras contrarias, sino que permanecía fija en su ciudadela y solo mandó esporádicas escaramuzas suicidas, como esa cercana al final del partido.

Tres hombres marcharon más allá de su campo, de sus fronteras, con la confianza escasa y las posibilidades de victoria nulas, ante la poblada zaga ¡txuri-urdin', numerosa pero algo desorganizada. Y como era de esperar, no obtuvieron ningún rédito del viaje. Mientras volvían con las manos vacías, iban apareciendo a lo lejos las figuras de siete compañeros vestidos de rojiblanco, más otro al fondo del todo, vestido de amarillo. Ocho jugadores de los once se refugiaron tras las murallas sin intención de rematar a un enemigo herido, al que le dejaba seguir de pie.

A Simeone se le da bien sufrir. Tiene que tener un corazón grande, de esos que por mucho susto que se lleven y tensión que acumulen nunca les da un infarto. El Atlético de Madrid ha ido sumando triunfos en los últimos años y es incontable la cantidad de los mismos que se han producido por un gol o dos de diferencia. Pero no se ha hecho famoso por eso, ni siquiera por defenderse a partir de la mínima diferencia obtenida hasta el pitido final. Se ha ganado un puesto entre los grandes del fútbol europeo por ganar, porque eso es lo que cuenta al fin y al cabo.

Pero fijémonos por un instante en el vecino enemigo del alma. El Real Madrid es ahora mismo el líder de la Liga empatado con el Barça y el Celta, pero aparece primero en la tabla por la mejor diferencia de goles. Es también líder en su grupo de la Champions League, con seis goles a favor y ninguno en contra. Y, sin embargo, a Rafa Benítez no paran de lloverle flechas muy afiladas. ¿Por qué? Porque el Madrid no está jugando a absolutamente nada. No tiene una idea de juego, ni siquiera aparece por ningún lado el famoso equilibrio que supuestamente iba a traer Benítez, que iba a reducir las ocasiones contrarias. Keylor Navas es, partido tras partido, el mejor merengue, y eso no le gusta al común aficionado madridista.

Esto sucede en buena medida porque la exigencia del Real Madrid, además de ganar, es jugar bien, dar algo de espectáculo. Es evidente que si el Madrid ganase el triplete jugando como en este inicio de temporada, el merengue medio estaría contento, pero le quedaría el regusto amargo de cómo se ganó. El Madrid de Ancelotti no era el Brasil del 70, pero tuvo muchos encuentros de altas prestaciones, como el 0-4 al Bayern o el 3-0 al Borussia Dortmund, por poner algunos ejemplos. No fue perfecto, porque no trasladó ese gran nivel a la Liga. Benítez por ahora está ganando, pero sin convencer en absoluto.

Más o menos igual que el Cholo. Vale, el Atlético tiene un presupuesto cinco veces inferior al del Real Madrid y por tanto la exigencia es menor que la de su contrario. Pero la evolución del Atlético siempre ha sido al alza hasta la consecución del título de Liga y el subcampeonato de Europa. Y sin embargo, lo que no ha evolucionado es la forma de jugar, que, en vez de ir hacia un fútbol cada vez menos rígido, se está radicalizando en su propuesta defensiva. ¿Debe mejorar el Atleti? Es un siguiente paso en la escala evolutiva. No solo debe valer ganar casi todos los partidos. Se necesita dar ese salto cualitativo para colocarse definitivamente entre los grandes, sobre todo porque Simeone dispone de jugadores para hacerlo. Griezmann no es, en realidad, el único que sabe jugar, sino el único que quiere y puede hacerlo.

El encuentro había entrado ya en su último cuarto, y no hablamos de baloncesto. El botín que tenía el Atlético era una valiosísima moneda de oro que había encontrado Griezmann en una expedición solitaria por tierras donostiarras. Se había topado con numerosos peligros, pero como bravo aventurero que es, los solventó con brillante presteza y habilidad. A partir de su regreso, la fuerza de sus compañeros se unió para crear una infranqueable falange defensiva que repelía cualquier ataque adversario. Pero a diferencia de las falanges romanas, la colchonera no iba avanzando metros hasta llegar hasta las primeras líneas zagueras contrarias, sino que permanecía fija en su ciudadela y solo mandó esporádicas escaramuzas suicidas, como esa cercana al final del partido.

Diego Simeone Rafa Benítez