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El Barça es una cuestión de confianza y aún no la ha recuperado
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Gemma Herrero

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El Barça es una cuestión de confianza y aún no la ha recuperado

Luis Enrique apareció tras el partido ante el Atlético por la sala de prensa y soltó: “Perdimos el otro día y parece que a algunos ya

Foto: Messi, tras el 0-1 del Atlético en el Camp Nou en los cuartos de final de la Champions. (Efe)
Messi, tras el 0-1 del Atlético en el Camp Nou en los cuartos de final de la Champions. (Efe)

Luis Enrique apareció tras el partido ante el Atlético por la sala de prensa y soltó: “Perdimos el otro día y parece que a algunos ya le temblaban las piernas”. El técnico aclaró que el tembleque era externo, nada que ver con su equipo, pero, sin embargo, todos los que presenciaron el partido respiraron aliviados con los dos goles de Luis Suárez y la reacción del Barça en la segunda mitad después de volver a ver un equipo irreconocible en la primera, incluso jugando contra diez tras la expulsión de Torres. El Barça recuperó la confianza en sí mismo que no tuvo durante la última media hora del clásico y la primera parte del choque de Champions, pero el problema no está en la grada, no les es ajeno: está en el césped.

[Leer aquí: Luis Suárez, que debió ser expulsado, remontó el 0-1 de Torres, que sí lo fue]

Entre los misteriosos mecanismos del fútbol está el instante en que un partido cambia de signo, en la que una jugada revuelve los estados de ánimo y es la señal inequívoca de lo que sucederá a continuación. En el Barça-Atlético ese momento fue la chilena de Leo Messi en el 48’. Ese fue el chispazo. A partir de ahí, el conjunto azulgrana se sacudió la modorra, recuperó el pulso y acogotó a los de Simeone, pero si el encuentro debía servir para despejar todas las dudas que surgieron tras la derrota en el Clásico, el objetivo no se cumplió. El barcelonismo todavía no sabía el martes si quedarse con la cara del Doctor Jekyll o con la de Míster Hyde y la inquietud persiste ante lo que se avecina.

La calma, solvencia y la superioridad con la que el equipo de Luis Enrique despachaba los partidos, incluso los que se le volvían en contra -ante el Atlético fue la décima vez en la temporada que remontan un marcador adverso- ha quedado en entredicho. Es una cuestión de sensaciones y hasta la visita del Real Madrid el Barça no se había descompuesto bajo ninguna circunstancia. Ahora ya van dos seguidas y la reacción en la segunda parte del encuentro de la Champions no logra tapar el tembleque anterior al que se refirió Luis Enrique como si no fuera con ellos, cuando lo es. El entrenador asturiano, señalado tras la derrota en el Clásico con estadísticas que apuntaban a su inacción desde el banquillo -el Barça es el equipo que menos cambios hace- decidió intervenir el martes y sustituyó a los tres centrocampistas. Quedó claro que es atrevido, pero ahora le toca volver a tomar decisiones peliagudas porque, tras perder cinco puntos en las últimas dos jornadas de Liga, fallar el sábado en Anoeta no es una opción.

El Barça lleva más tralla que nadie y ha disputado 12 partidos más que el Real Madrid esta temporada. La fatiga, por lo tanto, es un factor y no hay equipo en el mundo que se libre de sufrir un bache durante la temporada. Leo Messi no está fino y se desconoce si es una cuestión física o mental. Igual le pasa a Neymar. Del tridente al que vive entregado el equipo por razones obvias, solo Luis Suárez ha cumplido con lo que de él se espera en el último encuentro y el uruguayo será baja ante la Real Sociedad porque está sancionado, así que queda descartado que Messi o Neymar descansen pensando en la batalla del miércoles en el Vicente Calderón. Que la habrá.

El dilema es, que aunque el colchón de puntos sigue siendo mullido, un tropiezo en San Sebastián cuatro días antes de jugártela ante el Atleti y cuando el telele no se ha despachado del todo, sería lo mismo que arrojar un buen bidón de gasolina al fuego. Es una cuestión de confianza. Y el Barcelona aún no la ha recuperado.

Luis Enrique apareció tras el partido ante el Atlético por la sala de prensa y soltó: “Perdimos el otro día y parece que a algunos ya le temblaban las piernas”. El técnico aclaró que el tembleque era externo, nada que ver con su equipo, pero, sin embargo, todos los que presenciaron el partido respiraron aliviados con los dos goles de Luis Suárez y la reacción del Barça en la segunda mitad después de volver a ver un equipo irreconocible en la primera, incluso jugando contra diez tras la expulsión de Torres. El Barça recuperó la confianza en sí mismo que no tuvo durante la última media hora del clásico y la primera parte del choque de Champions, pero el problema no está en la grada, no les es ajeno: está en el césped.

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