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De Phelps, la leyenda del agua que se va, a Ledecky, la que aún está por venir
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Gemma Herrero

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De Phelps, la leyenda del agua que se va, a Ledecky, la que aún está por venir

En los Juegos de Río se vivió con emoción el ocaso -cinco oros de por medio- de Michael Phelps, el mejor nadador de todos los tiempos. Ledecky promete recoger el testigo de la excelencia

Foto: Reuters pictures of the year 2016
Reuters pictures of the year 2016

Oro / Michael Phelps

Habrá un antes y un después del 2016. Porque este año es en el que Michael Phelps ha decidido, definitivamente, que deja la natación. El mito, la leyenda, el mejor nadador de todos los tiempos, el deportista con más medallas de la historia de los Juegos Olímpicos, el voraz competidor capaz de resistir el paso de los años, el empuje de los más jóvenes y superar sus propios demonios personales, ha decidido que ya tiene suficiente. El que regresó en Río después de anunciar su retirada en Londres y ser detenido después por conducir borracho apuntándose a un centro de rehabilitación del que salió confesando que durante años su vida no había tenido sentido y que llegó a pensar en el suicidio ha dicho basta. Michael Phelps, señoras y señores: 28 medallas, 23 de ellas de oro. Resulta difícil imaginar que vuelva a haber alguien como él, con la fortaleza necesaria como para competir en cuatro Juegos Olímpicos de manera consecutiva, con su versatilidad y su feroz competitividad. Lo que ya pueden dar por seguro es que no ocurrirá en esta generación.

Phelps volvió para escribir un bellísimo epílogo en Río de Janeiro: Cinco medallas de oro y una de plata. El nadador sudafricano Chad Le Clos le había vencido en Londres en su prueba favorita, su fetiche; los 200 metros mariposa. En la final de Río la tensión se podía mascar y la imagen de Phelps, con la capucha puesta, los auriculares y la mirada furibunda que lanzó a Le Clos en la cámara de llamadas mientras éste ensayaba unos pasos de boxeo se convirtió inmediatamente en un icono mundial. La bestia, el ‘tiburón de Baltimore’, justo antes de atacar. Recuperó su trono en los 200, fue oro también en el relevo 4x100 y 4x200 con el equipo estadounidense y ganó los 200 estilos. Y, sin embargo, la visión más hermosa de su grandeza fue el día que perdió. Porque hay que ser un campeón de su talla para saber perder como él lo hizo: a lo grande.

Sucedió el día que competía en su última prueba individual: los 100 mariposa. Un joven de Singapur, Joseph Schooling, de 21 años, que cuando tenía 13, en el 2008, y Phelps ya era un gigante, se fotografió con él y tenía su habitación empapelada con pósters de su ídolo, dio la gran sorpresa y paró el crono en 50, 39’’ nuevo récord olímpico. Phelps, Le Clos y Cseh tocaron la pared en 51,14, algo inaudito. El mito acababa de perder la última prueba de su vida y, sin embargo, parecía más feliz que nunca. Sonrió, felicitó a Schooling y en la ceremonia de medallas recogió su presea de plata subido al podio agarrado de la mano con Le Clos y Cseh. “Volví para despedirme y he cumplido”, declaró, mientras en la grada su mujer Nicole y su hijo Boomer presenciaban la maravillosa escena. 2016 ya forma parte de la historia de la natación: El rey, el más grande, ha dicho adiós. La portada de Sports Ilustrated, con sus 28 medallas, ya es irrepetible

Plata / Katie Ledecky

Si hay una nadadora destinada a hacer historia esa es Katie Ledecky. Porque, por increíble que parezca, sólo tiene 19 años y ya es historia. En los Juegos de Londres asombró al mundo con 15 años en la final de los 800 metros ganando con el segundo mejor crono de todos los tiempos. Desde entonces, se ha dedicado a machacar todos los registros habidos y por haber. Los 13 mejores tiempos de la historia de la natación en 800 son suyos. En Río ganó cuatro medallas de oro, en 200 y 400 libres, en el relevo 4x200 y en 800, además de la plata en 4x100, logrando dos plusmarcas mundiales en 400 y 800. Hacía 48 años que una nadadora no conseguía ganar los 200, 400 y 800. Es, sencillamente, una extraterrestre. Es como si Usain Bolt ganara los 200 y los 800.

Nadie sabe dónde estará su techo, teniendo en cuenta su juventud y su asombrosa progresión. Los especialistas estudian sus movimientos para descubrir sus secretos, porque, aparentemente, no parece tener nada en especial, pero la eficacia y precisión de su técnica es fabulosa. Matriculada en Stanford, donde estudia política e historia de China, no tiene patrocinadores. Tampoco es que necesite el dinero, proviene de una familia acomodada. Fuera de la piscina es tímida, dentro es una bestia. Su superioridad es tan aplastante que la única duda cuando se lanza al agua es si podrá mejorar su propia marca, cuánto sacará a su rival y si es posible bajar de los ocho minutos en los 800 metros.

Bronce / Katinka Hosszu

En los próximos Mundiales que se disputarán este verano en Budapest Katinka Hoszzu está llamada a ser una de las grandes estrellas. En su país, entre su gente, la ‘Iron Lady’ promete emociones fuertes a sus 27 años. Tras hundirse en los Juegos de Londres resucitó gracias a un plan ideado por su marido y entrenador Shane Tusup: Nadarlo todo, siempre, sin descanso. Copas del mundo, piscina corta, larga; todo. Es un caso único en la natación, nadie compite tanto como ella y el plan está funcionando a la perfección. En los Juegos de Río destrozó el récord del mundo de los 400 estilos que poseía la china Shiwen Ye. Fue el primero de los tres oros que ganó (100 espalda y 200 estilos) además de la plata en los 200 espalda. En noviembre conquistó su quinta Copa del Mundo de forma consecutiva y en los recientes mundiales de piscina corta que se celebraron en Canadá arrasó con siete medallas de oro. En Budapest será su momento.

Mención especial / Mireia Belmonte

Mireia Belmonte es la mejor nadadora española de la historia. La primera que ha conseguido una medalla de oro en unos Juegos Olímpicos y la gran esperanza en los próximos Mundiales de Hungría, donde tiene centrada toda su preparación junto a su entrenador Fred Vergnoux. Los 200 mariposa siguen siendo su prueba favorita y donde volverá a luchar por conseguir algo que aún le falta: un oro en un Mundial. Los grandes campeones necesitan retos, motivaciones, nuevas metas y para la nadadora de Badalona, Budapest está ahora señalado en rojo en su agenda. En los últimos, en Kazán, no pudo acudir debido a la bursitis que sufría en ambos hombros. A sus 26 años es consciente de que no tendrá muchas más oportunidades aunque ni ella, ni Vergnoux descartan acudir a los Juegos de Tokio en el 2020.

Hojalata / Juliya Efimova

La nadadora rusa sufrió el desprecio del resto de sus colegas y del público durante los Juegos de Río. Fue inscrita en el último momento, el mismo día que empezaba la competición en Río, a pesar de haber dado positivo en dos ocasiones, sin que nadie diera ninguna explicación, ni el COI, ni la FINA, ni el Tribunal De Arbitraje del Deporte, pero nadie olvidó lo que había sucedido. Fue plata en 100 y 200 braza y el vacío del resto de nadadoras se hizo evidente, nadie la felicitó, ni se acercaron a ella. La estadounidense Lilly King, oro en 100, le llamó directamente tramposa ante las cámaras y cada vez que Efimova aparecía por la piscina y en las dos ocasiones que subió al podio fue abucheada. Efimova, que se entrenaba en Los Ángeles desde 2011 con el reputado técnico Dave Salo, acaba de revelar a la agencia TASS de su país que no encuentra entrenadores en Estados Unidos que quieran dirigirla, así que por el momento lo hará su padre. Es, sin duda, la apestada de la natación.

Vaticinios para 2017

ADAM PEATY, EL REY DE LA BRAZA. Una de las mayores hazañas de la natación en los Juegos de Río la protagonizó el británico Adam Peaty. Con solo 21 años rebajó el récord mundial de 100 metros braza en dos ocasiones: en la semifinal y en la final. Primero paró el cronómetro en 57,55 y en la final lo rebajó hasta un extraordinario 57,13. Se convirtió en el primer nadador británico en ganar un oro desde 1988 y, sobre todo, en la gran esperanza de la natación del futuro. La hazaña de bajar de los 57 segundos, algo que parecía imposible hasta que él apareció, ahora parece simplemente una cuestión de tiempo.

LA LUCHA POR LOS 100 METROS FEMENINA. En Río comenzó a hacerse evidente el relevo generacional en la natación, que en el Mundial de Hungría debe ya consolidarse. Una de las pruebas más esperadas serán los 100 metros libres, donde dos nadadoras compartieron oro en Río: la estadounidense de 20 años Simone Manuel y la canadiense de 16 Penny Oleksiak. El tiempo fue de 52.70, nueva plusmarca olímpica, así que el duelo entre ambas en Budapest promete.

LA VACANTE DEL TRONO DE PHELPS EN MARIPOSA. Thomas Kenderesi acaba de cumplir 20 años y en la final de los 200 mariposa, mientras el mundo estaba pendiente de la revancha entre Michael Phelps y Chad Le Clos, el japonés Masato Sakai y él se colaron en la fiesta y fueron medalla de plata y bronce respectivamente. En el reciente Mundial de piscina corta en Canadá, Le Clos fue el triunfador, pero después de la marcha de Michael Phelps el trono está vacante y no tiene un sucesor claro. Kenderesi, que ‘juega en casa’ en el Mundial de Hungría es uno de los candidatos. Schooling, que ya ganó al mismísimo Phelps en la final de 100 en Río, otro.

Oro / Michael Phelps

Habrá un antes y un después del 2016. Porque este año es en el que Michael Phelps ha decidido, definitivamente, que deja la natación. El mito, la leyenda, el mejor nadador de todos los tiempos, el deportista con más medallas de la historia de los Juegos Olímpicos, el voraz competidor capaz de resistir el paso de los años, el empuje de los más jóvenes y superar sus propios demonios personales, ha decidido que ya tiene suficiente. El que regresó en Río después de anunciar su retirada en Londres y ser detenido después por conducir borracho apuntándose a un centro de rehabilitación del que salió confesando que durante años su vida no había tenido sentido y que llegó a pensar en el suicidio ha dicho basta. Michael Phelps, señoras y señores: 28 medallas, 23 de ellas de oro. Resulta difícil imaginar que vuelva a haber alguien como él, con la fortaleza necesaria como para competir en cuatro Juegos Olímpicos de manera consecutiva, con su versatilidad y su feroz competitividad. Lo que ya pueden dar por seguro es que no ocurrirá en esta generación.

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