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La rebelión de Lucas Hernández pone a prueba a Gil Marín y Cerezo en el Atlético
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Ulises Sánchez-Flor

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La rebelión de Lucas Hernández pone a prueba a Gil Marín y Cerezo en el Atlético

La postura de Lucas es la consecuencia de la megarenovación de Griezmann. Esos 23 millones de euros netos que concedieron al francés no sentaron bien en la plantilla

Foto: Lucas Hernández renovó el pasado verano con el Atlético de Madrid. (EFE)
Lucas Hernández renovó el pasado verano con el Atlético de Madrid. (EFE)

La estrategia de Lucas Hernández y Manuel García Quilón (su representante) es de manual. Primero se filtra la noticia del interés del Bayern de Múnich para pagar la cláusula de rescisión en enero, después aparece un comunicado 'light' del Atlético de Madrid para desmentir la información, en el que hacen partícipe al propio futbolista, y en todo el meollo asoma la cabeza de nuevo el Bayern para ni afirmar ni negar la noticia de 'Marca'. El lío que le están haciendo a los aficionados del Atlético de Madrid es morrocotudo. Lucas se ha declarado aparentemente en rebelión porque quiere ganar más dinero en un club de prestigio y con músculo financiero. Pasadas más de 48 horas del terremoto, Lucas no ha sido capaz de negar con contundencia la noticia. Tampoco su representante. Ni Simeone, el último que ha hablado de este asunto.

La rebelión de Lucas Hernández deja en evidencia a los dos que mandan en el Atlético de Madrid. El consejero delegado, Miguel Ángel Gil Marín, y el presidente, Enrique Cerezo, dan la callada por respuesta. En el caso del segundo es significativo porque Cerezo habla por los codos. Algo que deberían agradecer la prensa y los aficionados porque su vecino, Florentino Pérez, guarda el silencio hasta cuando cambia a Solari por Lopetegui. De Cerezo siempre se espera que dé la cara aunque sus declaraciones se enreden entre los tópicos y las superficialidades.

Gil Marín y Cerezo están ante la oportunidad de demostrar qué autoridad tienen en el terremoto Lucas para fijar esa raya roja que no deben permitir que traspase un futbolista cuando utiliza el chantaje en la negociación. En este punto anda el Atlético de Madrid. Tiene a un jugador que da esperanzas al Bayern de Múnich con su salida y que presiona al Atlético con un órdago: si no hay una subida de sueldo, llegan los alemanes y pagan los 80 millones de euros de la cláusula. La pelota está en el tejado de Gil Marín y Cerezo. Aceptar lo que exige Lucas agravaría el problema salarial en la plantilla; rechazarlo demostraría que con ellos no se juega. Es el momento de que pongan las cosas en su sitio. La rebelión de Lucas es la consecuencia de la megarenovación de Griezmann. Esos 23 millones de euros netos que concedieron al francés para que no se fuera al Barcelona han sido tomados en la plantilla como una ofensa por la brecha salarial que se ha abierto con el resto. Se quejan Oblak, Diego Costa, Godín…

placeholder Simeone junto a Lucas Hernández. (Efe)
Simeone junto a Lucas Hernández. (Efe)

Gil Marín y Cerezo actuaron de la mejor forma que podían hacerlo con Griezmann. Vender a su mejor futbolista por 100 millones de euros, de los que sólo recibirían 80 porque los otros 20 eran para la Real Sociedad, y reforzar a un rival directo como el Barcelona era un mal negocio. Ir al mercado con 80 millones de euros, tal y como está hoy de inflado y falto de estrellas, era meterse en un callejón sin salida. Por 80 millones de euros no fichabas otro Griezmann ni nada parecido. Se renovó al francés con una cláusula de 200 millones de euros y el día de mañana, si se le abre la puerta, se habrá doblado el ingreso.

Pero Lucas no es Griezmann. Por sus 80 millones puedes buscar otro jugador y, lo más importante, puedes oxigenar la masa salarial y los problemas que tensionan la tesorería del club rojiblanco. Da la sensación que hasta Simeone hace menos fuerza por retener a Lucas que a Griezmann. En el caso del francés fue a su casa junto a Godín, después de un partido en el que le silbaron en el Metropolitano, para casi rogarle que se quedara. Hacer lo mismo con Lucas sería engordar el problema en una plantilla que se le puede subir a las barbas a los dos dirigentes. Si finalmente le renuevan y acceden a sus peticiones será porque estarán buscando un plan alternativo para vender otro jugador y hacer caja.

La estrategia de Lucas Hernández y Manuel García Quilón (su representante) es de manual. Primero se filtra la noticia del interés del Bayern de Múnich para pagar la cláusula de rescisión en enero, después aparece un comunicado 'light' del Atlético de Madrid para desmentir la información, en el que hacen partícipe al propio futbolista, y en todo el meollo asoma la cabeza de nuevo el Bayern para ni afirmar ni negar la noticia de 'Marca'. El lío que le están haciendo a los aficionados del Atlético de Madrid es morrocotudo. Lucas se ha declarado aparentemente en rebelión porque quiere ganar más dinero en un club de prestigio y con músculo financiero. Pasadas más de 48 horas del terremoto, Lucas no ha sido capaz de negar con contundencia la noticia. Tampoco su representante. Ni Simeone, el último que ha hablado de este asunto.

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