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Las canas de Luis Enrique o por qué no es un 'vende burras'
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Ulises Sánchez-Flor

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Las canas de Luis Enrique o por qué no es un 'vende burras'

Pasar del Barcelona de Messi a la España de quién sabe qué jugador es la estrella es un acto de valentía o un error histórico en la carrera de Luis Enrique

Foto: Luis Enrique, con gesto de concentración, en la sala de prensa. (EFE)
Luis Enrique, con gesto de concentración, en la sala de prensa. (EFE)

España tiene un entrenador de nivel ‘top’ y unos jugadores de clase media. Por eso se agradece la sinceridad con la que Luis Enrique habla cuando le preguntan por sus criterios para seleccionar futbolistas y el entusiasmo que pone a su labor de seleccionador. Sobre todo cuando se le ve subido en el andamio dando instrucciones tácticas. España no se merece al seleccionador que tiene. Luis Enrique podía estar en cualquier banquillo de uno de los mejores clubes del mundo, con fantásticos futbolistas, ganando más dinero y prestigio. Pero está en el de una Selección española en obras y con un largo 'casting' en el que ya va por 41 convocados. Qué habrá visto o le habrán dicho para comerse este ‘marrón’, porque los palos le van a caer más que los elogios hasta que no demuestre en la Eurocopa de 2020 que tiene un equipo para competir por el título.

La realidad es que Luis Enrique se fue desgastado de un ciclo ganador en el Barcelona porque se autoexigía en exceso y necesitaba respirar. Descansó, cogió fuerzas y le picaba el gusanillo de volver a los banquillos. Pasar del Barcelona de Messi a la España de quién sabe qué jugador es la estrella es un acto de valentía o un error histórico en la carrera de Luis Enrique. Con solo 48 años, tenía tiempo para que la Selección le esperara y haber continuado su carrera en el banquillo de un gran club —Paris Saint-Germain, Juventus, Bayern de Múnich, Chelsea, Manchester United…—. Cualquiera querría tener a un campeón de Europa y un valor seguro por sus conocimientos y jerarquía. Otros como Simeone o Mourinho dan largas a sus selecciones. Hay quien puede pensar que Luis Enrique vive más cómodo entrenando y jugando cada tres o cuatro meses. No lo dicen sus canas. Su estrés va a ser larguísimo en la búsqueda de un equipo o una base de jugadores que alcancen su nivel.

Foto: Zidane saluda a Bale durante la temporada pasada. (Reuters)

Se agradece que sea sincero y no engañe. Dice Luis Enrique que hay que crear una nueva Selección, y eso solo se consigue con tiempo y buenos resultados. Advierte de que España sigue en el noveno puesto del 'ranking' mundial y que confeccionar una lista no es nada sencillo porque ya le gustaría tener un once fijo y una convocatoria más cerrada de 23 futbolistas. Sus declaraciones y decisiones van en consonancia a lo que hay en el fútbol español. Ganar a Noruega con un gol de penalti de Sergio Ramos se empieza a celebrar, en el vestuario de la Selección española, como un éxito mayúsculo. Hasta el punto de que Luis Enrique se emociona no suele exteriorizar con facilidad sus sentimientos—. Proclama su admiración por la personalidad que tiene el defensa y capitán para coger la responsabilidad.

No es Luis Enrique un ‘vende burras’, pero está obligado a reinventarse como entrenador para crear una nueva Selección española que tiene peor materia prima. Con su juventud, puede que se haya precipitado cuando Luis Rubiales le propuso el cargo de seleccionador y ahora ya no pueda dar marcha atrás y tiene que tirar para delante. Superarse a sí mismo y volver a ser ese entrenador que buscaba y rebuscaba en su etapa en el banquillo del filial del Barcelona, la Roma y el Celta. Hacer más con menos.

Tiene una enorme responsabilidad en una etapa llena de incertidumbres con un proyecto que está verde e indefinido. Lo que le queda por delante es un trabajo duro de selección de jugadores que tiene más de jeroglífico que soluciones indiscutibles. Para arraigar su idea y estilo se afana en ser el primero en demostrar que está convencido de lo que tiene entre manos... y que no está arrepentido. Conseguir que los incrédulos valoren que esta España puede alcanzar un nivel fiable, ser más sólida en defensa y con mejor puntería en ataque es su desafío. Un día la solución al gol es Paco Alcácer como otro puede ser Morata, Jaime Mata, Iago Aspas, Rodrigo, Asensio... La España del optimista Luis Enrique no tiene futbolistas excelentes y se tiene que cimentar en la contundencia en las áreas. Así lo cree él. Canas le van a salir —con lo joven que es— hasta que veamos su obra en la Eurocopa de 2020.

Luis Enrique, según informa la Federación Española de Fútbol, no estará en el banquillo en el partido contra Malta –el segundo de la clasificación para la Eurocopa de 2020– por "motivos familiares de fuerza mayor". Roberto Moreno, segundo entrenador, dirigirá el encuentro.

España tiene un entrenador de nivel ‘top’ y unos jugadores de clase media. Por eso se agradece la sinceridad con la que Luis Enrique habla cuando le preguntan por sus criterios para seleccionar futbolistas y el entusiasmo que pone a su labor de seleccionador. Sobre todo cuando se le ve subido en el andamio dando instrucciones tácticas. España no se merece al seleccionador que tiene. Luis Enrique podía estar en cualquier banquillo de uno de los mejores clubes del mundo, con fantásticos futbolistas, ganando más dinero y prestigio. Pero está en el de una Selección española en obras y con un largo 'casting' en el que ya va por 41 convocados. Qué habrá visto o le habrán dicho para comerse este ‘marrón’, porque los palos le van a caer más que los elogios hasta que no demuestre en la Eurocopa de 2020 que tiene un equipo para competir por el título.

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